Irán y Arabia Saudí han ratificado este viernes la reanudación de sus relaciones diplomáticas con el anuncio de un acuerdo para reabrir sus respectivas embajadas en un plazo máximo de dos meses, según un comunicado recogido por la agencia semioficial de noticias iraní Tasnim, en un nuevo avance en el proceso de normalización bilateral entre los dos grandes enemigos de la región.

Teherán y Riad rompieron sus relaciones diplomáticas en 2016 tras un ataque contra misiones saudíes en Irán a manos de manifestantes que pedían detener la ejecución del clérigo chií Nimr al Nimr y ahora mismo están enzarzados indirectamente a través de la guerra de Yemen, donde Riad respalda al Gobierno yemení mientras que Teherán hace lo propio con la insurgencia huthi.

El anuncio ha sido realizado en forma de una declaración tripartita a nivel de Exteriores por los gobierno iraní, saudí y chino, que ha actuado como mediador en las conversaciones de acercamiento, llevadas también a cabo en Bagdad (Irak), durante el año pasado.

El empujón final ha llegado tras cinco días de conversaciones en Pekín entre los de los máximos responsables de seguridad de sus respectivos países, el asesor de Seguridad Nacional saudí Musad bin Mohamed al Aiban y el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de la República Islámica de Irán, el almirante Alí Shamjani.

El mismo comunicado también agradece a un cuarto país, Omán, las labores de mediación realizadas durante los últimos meses para certificar un acuerdo que "reafirma el respeto por la soberanía de los estados y la no injerencia en los asuntos internos de otros", reza la nota.

"Los ministros de Exteriores se reunirán en próximas fechas para poner en práctica esta decisión y hacer los arreglos necesarios para el intercambio de embajadores", concluye el comunicado, "partiendo de su deseo compartido de resolver los desacuerdos entre ambos países a través del diálogo y la diplomacia, y a la luz de sus lazos fraternales".   

Estabilidad regional

La firma del acuerdo culmina de momento dos años de negociaciones marcadas, a tenor de lo visto este viernes, por un papel preponderante de China como mediador internacional en conflictos como éste, un constante quebradero de cabeza para la industria del petróleo.

Cabe recordar, por ejemplo, que un ataque huthi ocurrido en 2019 en Arabia Saudí cortó temporalmente la mitad de la capacidad de producción en el mayor exportador de petróleo del mundo, con el consiguiente aumento de precios.

En este sentido, el jefe de la diplomacia china, Wang Yi, ha subrayado este viernes que la mediación china ha sido esencial para el "importante resultado" de las conversaciones en Pekín. "Es una victoria del diálogo y la paz, consecuencia de la práctica exitosa de la Iniciativa de Seguridad Global propuesta por China", ha asegurado.

"La crisis de Ucrania no es el único problema en el mundo y que hay muchos temas relacionados con la paz y el sustento de las personas, que deberían atraer la atención mundial y ser gestionados de la forma correcta", ha añadido, en declaraciones recogidas por el diario estatal chino 'Global Times'.

Este anuncio tiene lugar además el mismo día que el diario estadounidense 'The New York Times' publica las condiciones que ha pedido Arabia Saudí para normalizar relaciones con otra superpotencia regional como es Israel: garantías de seguridad, ayuda para desarrollar un programa nuclear civil y la eliminación de restricciones a la venta de armas a Washington.

Según fuentes próximas a las conversaciones, Estados Unidos todavía no se ha pronunciado sobre estas demandas, dada la "gélida relación", apuntan responsables oficiales, entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el príncipe heredero y líder 'de facto' saudí, Mohamed bin Salmán, acusado en su momento por las agencias de inteligencia estadounidenses de orquestar el asesinato del periodista Yamal Jashogi.

Los expertos consultados por el medio apuntan sin embargo que un acuerdo de normalización entre Riad y Tel Aviv podría proporcionar a Biden una victoria en política exterior, y satisfaría las peticiones de seguridad del primer ministro israelí, Benjamnin Netanyahu. Añaden, eso sí, que la población palestina volvería a ser una de las principales perjudicadas por el restablecimiento de estas relaciones al ver como su larga crisis pasaría a ocupar de nuevo un segundo plano.