La caída de Bachar al Asad tras 13 años de guerra añade presión a Oriente Medio
La coalición de rebeldes y yihadistas toma Damasco y el tirano, huído a Moscú, manda un traspaso “pacífico” del poder
Las fuerzas rebeldes de Siria, encabezadas por el grupo yihadista Hayat Tahrir al Sham (HTS) y sus facciones aliadas, anunciaron ayer la caída de la capital del país, Damasco, tras una ofensiva relámpago de apenas doce días que provocó el colapso del régimen de Bachar al Asad.
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Rusia, uno de los aliados del presidente sirio -su intervención militar en 2015 permitió a las fuerzas gubernamentales repeler los avances rebeldes y estabilizar los frentes- anunció a través de su Ministerio de Exteriores que Bachar al Asad, recibió asilo en Rusia y ordenó una transferencia “pacífica” del poder tras la caída de la capital.
“Como resultado de las negociaciones entre Bachar al Asad y varios participantes en el conflicto armado en el territorio de la República Árabe Siria, ha decidido dejar el cargo presidencial y abandonar el país, dando instrucciones para llevar a cabo la transferencia de poder pacíficamente”, señaló en un comunicado.
El Kremlin, no obstante, afirmó que no había participado en estas conversaciones. De igual forma, señaló que estaba en contacto “con todos los grupos de la oposición siria”. “Apoyamos los esfuerzos para establecer un proceso político inclusivo basado en la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad adoptada de forma unánime”, agregó.
Moscú también comunicó que las bases militares rusas en Siria -la aérea en Hmeimim y la naval en Tartus- se encontraban “en alerta máxima”.
Tras 24 años aferrado al poder en la Siria que heredó de su padre, Hafez, quien a su vez lo tomó en 1971, Bachar al Asad cayó ayer tras 12 días de una vertiginosa ofensiva insurgente.
Primer día de Damasco sin Al Asad: celebraciones hasta el toque de queda
Al Asad (Damasco, 1965) estudió Medicina y se especializó en oftalmología en la capital siria, donde al acabar sus estudios ejerció como médico militar por un tiempo. El joven, al que no se le atribuían aspiraciones políticas, se marchó luego a Londres para continuar con su formación profesional.
Sin embargo, dos años más tarde, en 1994, una fortuita tragedia familiar cambiaría el curso de su vida para siempre: el accidente de tráfico que acabó con la vida de su hermano Basel, el hijo mayor y presumible heredero de Hafez al Asad.
Bachar fue llamado a Siria por su padre y se embarcó en un lustro de preparación para eventualmente tomar la batuta del país, al igual que había hecho el primogénito los años previos a su muerte, ganando experiencia en las filas castrenses y peso en la vida pública.
Al Jolani, el líder islamista que ha ganado la batalla a Bachar al Asad
El momento llegó en 2000 cuando Hafez al Asad falleció tras casi tres décadas en el poder, al que había accedido por un golpe de Estado.
Resistió la presión de las calles en la Primavera Árabe y fue uno de los pocos dirigentes que continuaron en el poder desde las revueltas que estallaron en 2011 y tumbaron a los gobiernos de varios países de Oriente Medio y el Norte de África, si bien a costa de una guerra civil y la liquidación en la práctica de la unidad siria.
Su supervivencia desde 2016 quedó en manos de sus aliados rusos y de las milicias chiíes iraníes, libanesas e iraquíes que le permitieron recuperar territorio de los insurgentes, a costa de una devastación brutal de las ciudades y territorios que se habían rebelado. Además, se enfrentó a un creciente descontento popular por la grave crisis económica y la escasez de productos básicos
Líder insurgente Abu Mohamed Al Jolani ha sido la figura que ha logrado derrocar a Al Asad. Nacido en Riad en 1982 pero de origen sirio, dado que su padre trabajaba como ingeniero de petróleo en Arabia Saudí, regresó a Siria en 1989, y creció en el acomodado barrio de Mezzeh, un ambiente en el que el mismo aseguró que no le “empujaba” al islamismo.
Al Jolani visitó ayer la Mezquita de los Omeyas en Damasco, donde dijo que el derrocamiento de Al Asad, es “una nueva historia para toda la región”. “Esta victoria es una nueva historia para toda la umma (nación) islámica y para toda la región. Al Asad ha dejado a Siria como una finca para las ambiciones iraníes, y propagó el sectarismo y la corrupción”, dijo.
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