Rafael Moneo elogia la verdura y la cocina de Tudela, que "honran nuestro pasado"
el arquitecto, pregonero de las Jornadas de la verdura, recordó sus sabores de infanciaCiudad Agroalimentaria, Cervezas Ámbar y el Queso de Cantabria recibieron homenaje en los actos de clausura
tudela. "Estas jornadas muestran a los cuatro vientos que lo que ofrecen no es fruto de la improvisación, y reflejan el modo de entender la verdura de unas gentes que la habían incorporado a sus vidas hasta el extremo de no entender Tudela sin tener conciencia de lo que para ella ha sido su huerta. Ofreciendo las verduras y enseñando cómo las cocinamos honramos nuestro pasado y ponemos a disposición de la gente lo mejor de nosotros mismos". Con estas palabras concluyó el arquitecto tudelano Rafael Moneo el pregón de las XVI Jornadas de la Verdura que concluyeron ayer con la entrega también de otros reconocimientos a la Ciudad Agroalimentaria, que recogió su gerente Iñaki Goñi, a Cervezas Ambas, que recibió uno de sus responsables comerciales Javier Pomar, y a la Cofradía del Queso de Cantabria, que se entregó a Zacarías Puente.
discursos El alcalde de Tudela abrió el acto rindiendo recuerdo al tudelano asesinado el pasado 11 de abril, Javier Martínez Llort, y haciendo referencia al orgullo que sentía del comportamiento que tuvo la familia y los vecinos de Tudela. "La sensación de unión, de compromiso con una familia y de valorar las acciones, esa sensación me hace sentirme muy orgulloso de Tudela y de todos los tudelanos. No podemos olvidarnos de Javier y lo que significó ese hecho, la demanda de que se haga justicia y defender una forma de vivir en democracia respetándonos los unos a los otros". En lo que respecta a las verduras añadió que en la actualidad significaban un "exponente para crecer en investigación, en turismo, y en el desarrollo como ciudad". Por último ensalzó la figura de Moneo de quien destacó que el día que le hicieron hijo predilecto de Tudela (4 de julio de 1993) le impresionó su "humanidad, humildad y sencillez".
Moneo, por su parte, pronunció un emocionado y sentido discurso en el que glosó no sólo los recuerdos de su infancia en una Tudela agrícola, sino las propiedades de las infinitas verduras que ofrece la huerta tudelana, cuyo máximo exponente se centra, a su juicio, en los espárragos, las alcachofas ("el rey y la reina de las verduras tudelanas") y la menestra. De los primeros destacó que "ofrecen una experiencia táctil que nos remite a la succión, pulsión primitiva que acompaña al hombre desde su nacimiento, por eso limpiarlos bien es obligado. Si son tiernos hay que comerlos con un poco de aceite, que es el modo de honrarlos, pero están dispuestos a admitir salsas". Con respecto a las alcachofas se preguntó si su secreto "es el agua de Tudela" o la forma de cocinarlas aquí", si bien añadió que "las alcachofas a la tudelana son la expresión más genuina de lo que es la verdura y disfrutar de ellas sin aditamentos es lo que más valoro, el más delicado de los manjares". Por último, describió la menestra como la mejor forma de romper la jerarquía de sus componentes, y la definió como "la expresión más completa de lo que es el modo de entender la vida de esta tierra". En este sentido aseguró que este plato "democratiza a sus ingredientes pero habría que destacar que no se somete a la dictadura de la receta, ya que no hay norma que garantice el resultado. El instinto de quien cocina decide qué será la menestra".
En una emocionada descripción de aquella Tudela de los años 40 recordó que una huerta era una "despensa viva" por lo que "un robo de tierra daba pie a que una familia dispusiera de buena parte de los que iba a ser su dieta, patatas, cebollas, ajos, pimientos, tomates y guindillas, escarolas y lechugas, zanahorias, puerros, calabaza y calabacines, pepinos, tomates, remolachas y rabanetas, col, coliflor, cardo, achicoria, borraja, alcachofa y espárragos, habas, guisantes, pochas o incluso cerezas, albaricoques o membrillos. Los huertos contribuyeron a sostener las débiles economías familiares".