La Tarasca y la Doncella volverán a salir en la procesión del Corpus de Tudela tras dos siglos ausentes
representan a "un monstruo maligno" y a su dominadora, una "dama virtuosa" Los personajes serán interpretados por los niños Alejandro Fernández Mesa, de 11 años y Lorena Luzán Ruiz, de 7
tudela. El centro cultural Miguel Sánchez Montes recuperará las figuras de la Tarasca y de la Doncella, perdidas desde hace dos siglos, para la procesión del Corpus Christi de Tudela, que se celebrará el próximo domingo 6 de junio. En esencia, y según definió el presidente de esta entidad, Pedro Miguel Sánchez Eguialde, estas figuras representan "cómo la virtud puede dominar sobre el mal". En concreto, la figura de la Tarasca es un monstruo verde y marrón de cuatro metros de largo, que se desplaza con la ayuda de cinco tarasqueros a través de unos mecanismos de poleas y siergas, "similares a los que se utilizaban en la época barroca", detalló Sánchez Eguialde. En el interior de la tarasca el pequeño Alejandro Fernández Mesa, de 11 años, moverá la mandíbula, las alas y la cola del artilugio que ha sido construido por Aitor Calleja Unzu. Por su parte, la Doncella será interpretada por la niña Lorena Luzán Ruiz, de 7 años, y representará "que puede dominar el mal sujetando a la bestia con una cinta". Para esta ocasión, la pequeña irá vestida de blanco con una "pieza artesanal realizada por la pamplonesa Carmen Izco, que reproduce el atuendo del niño que hizo de ángel en alguna procesión a principios de 1900". Ella irá acompañada de otros cinco tarasqueros. Además, se unirán a este desfile los zaldikos y gigantes de la Comparsa Perrinche, la Agrupación Histórica de Banderas y Músicos Ciudad de Tudela. En total, desde el centro cultural estiman que en este espectáculo participarán un centenar de personas. Por su parte, los diez tarasqueros son miembros de la peña Ciudad Deportiva de Tudela. Para poder realizar estas mejoras han contado con 13.000 euros procedentes del programa Tú eliges, tú decides de Caja Navarra.
la historia La figura de la tarasca era exclusiva en lugares con catedral y suele adoptar la forma de monstruo (en el caso de Tudela más parecida a un dragón) pero en otras ocasiones también puede ser similar a una serpiente o a otros animales temibles. Aunque su significado no es claro podría simbolizar la figura de defensor de la eucaristía contra sus enemigos y por eso se enfrenta, de forma simulada, con el público.
Esta figura, según explicó Sánchez Eguialde "dejó de salir en Tudela en el año 1781 porque los gigantes y las danzas fueron prohibidos por el rey Carlos III mediante una Real Cédula justificando que servía para distraer la devoción". Curiosamente, a día de hoy esta disposición "no ha sido derogada", pero en Tudela se encontró la solución "para no prohibir del todo los gigantones y demás folklore exigiéndoles ir delante de la cruz procesional y siempre que un agente de la autoridad fuera separando lo profano de lo religioso para que no interfiriera". Una tradición que desde este colectivo aseguran seguir conservando.
Como novedad también anunciaron el nombramiento de dos nuevos cargos: el de conservador oficial del patrimonio, que será asumido por Aitor Calleja Unzu y el de tarasquero mayor, que este año es tarea de Chema de la Osa.
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