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El rincón de las bromas cierra: adiós al Bazar J

Situada en el número 21 de la calle Bergamín, Bazar J cumple 50 años de existencia vendiendo bromas y disfraces a distintas generaciones. El 3 de octubre de 2010 cerrará para siempre.

El rincón de las bromas cierra: adiós al Bazar JJavier Bergasa

"CUANDO son pequeños me llaman Paco. A los 14 años dejan de verme porque están con el novio o la novia, a los 22 me saludan con cariño y luego vienen con sus hijos y recuerdan las bromas que compraban", explica Paco Carril Silva, quien durante 14 años ha estado atendiendo a todas las generaciones que venían a por bromas y disfraces. "Es la hora de jubilarme", afirma. Se cierra una tienda de 50 años de existencia situada en el 21 de la calle Bergamín: El Bazar J.

"Me dicen que lo que no hay aquí no lo encuentran en ningún sitio", afirma sonriente. Puzzles de 10.000 piezas, pelucas, narices, pestañas, máscaras de Mortadelo y Filemón, orejas de burro o gafas de Elton John son algunos de los miles de productos que durante años se han encontrado en sus baldas. Sin embargo, aunque el tiempo pasa, Paco asegura que algunos juguetes son universales, como el parchís o la oca mientras otros han dejado de venderse, como los puzzles. Explica que los juguetes han evolucionado en los 50 años que cumple la tienda y que cada década supone un cambio. Algunos de los booms fueron el yoyó, el diábolo (que ahora está volviendo), el cubo de rubik y el pitufo. "Fue el último muñeco que se vendió masivamente", recuerda. Aunque cambien los juguetes, los niños siguen igual, afirma.

Prueba de ello es cómo, durante la tarde, varios niños se acercan a saludar a sus dos perros: Gandhi y Lucas. "Los niños prefieren a Lucas, aunque alguno no sabe decir papá y mamá y sí Gandhi", explica. Sus perros le acompañan durante toda la jornada, de 10.00 a 13.30 horas y de 16.30 a 20.00 horas. También en las épocas del año que más demanda existe: Navidad, Carnaval y en verano. En Navidad la cola de personas esperando su turno daba la vuelta a la esquina. "Lo que más me impresionaba es que cada uno guardaba su puesto en fila, uno detrás de otro. Sin discutir. Podían llegar a estar una hora esperando", indica. El día más señalado era Nochevieja fecha en la que, lo más habitual, era comprar juguetes. Ahora afirma que se venden sobre todo disfraces, complementos y bromas. En Carnaval los disfraces volvían a ser los más demandados junto con los complementos y, finalmente, en verano, los cubos de rastrillo, las colchonetas y los flotadores.

Las bromas Aunque en su tienda se pueden encontrar muchísimas bromas, algunas son ya un clásico: "Sobre todo se venden los matasuegras, placas de metal que al tirarlos simulan el ruido de un plato roto, el azucarillo, la mosca, la bomba fétida o el levantaplatos", afirma. En los último años ha tenido éxito el móvil que da calambre o el chicle que pilla la mano, entre otras. A media tarde entra Fernando, de 6 años. "Paco, ¿me hinchas el balón?", pregunta. "¡No faltaba más!", responde. Y se dirige hacia el almacén a por un hinchador.