La cita era el sábado, a las 12.30 en el puerto de la carretera que une Igal y Vidángoz, en la que trabajaron más de 2.400 prisioneros antifascistas entre 1939 y 1941. Allí, en el Alto de Igal y después en el pueblo de Vidángoz, se celebra desde el año 2004 un día para compartir y visibilizar. Se comparte el homenaje a los y las esclavas del franquismo, así como a sus familiares y se denuncia la represión y vulneración de los derechos del pasado al tiempo que se conjuga con la del presente.

En este 2025, se ha llevado al espacio memorialista la esclavitud del siglo XXI en las obras del Tren de Alta Velocidad, denunciadas por diversas asociaciones y sindicatos y la repulsa al genocidio israelí contra la población palestina en Gaza.

Como cada año, todo comienza en el Alto con los abrazos del reencuentro. Volverse a ver tras responder a la llamada de Memoriaren Bideak, organizadora de la jornada, familiares de prisioneros que realizaron trabajos forzados en esa carretera, esclavos del franquismo por defender la justicia y la libertad. Doce de ellos estuvieron presentes en aquel primer homenaje y el brillo de sus ojos sigue en la memoria de quienes les recibieron, recordaba Juan Kruz Lacasta el pasado 2024, en la celebración de los 20 años. En la de este sábado no pudo estar, y el primer recuerdo fue para él, comprometido desde el inicio, “voz y alma de este acto”, subrayó la joven Olaia Beaumont Miqueleiz, que tomó el relevo. “Igualmente comprometida con la Memoria democrática, con ganas de aportar porque la Memoria Histórica no es solo un acto del pasado, si no también una responsabilidad del presente, del futuro y de las nuevas generaciones”, declaró.

Para entonces, familiares allegados de Extremadura, Sevilla, Lezo, Bakio, Bilbao, Sitges, Barcelona...buscaban la sombra dadas las altas temperaturas, así como el público, miembros de asociaciones memorialistas, representantes municipales y del Gobierno, del Instituto Navarro de la Memoria, Josemi Gastón y César Layana.

Los asistentes, en un momento del acto. Marian Zozaya

Las voces

Por las asociaciones memorialistas, abrió brevemente las intervenciones Alberto Rubio, miembro de lo que fue en Extremadura la Asamblea de Jóvenes del Jerte, para continuar y transmitir el ánimo de la lucha por la Memoria y el recuerdo.

Miguel Barnecilla, de la asociación Etxeko Memoria Elkartea, de Lezo, explicó las actividades que llevan a cabo para conservar la estructura de un campo de trabajo esclavo, al que vinculó con los barracones de Igal, ya que de uno a otro fueron dos históricos militantes : Luís Ortíz y Félix Padin. “Conservarlo, dar visibilidad para que aquello nunca se repita”, dijo.

Paqui Maqueda, de la asociación andaluza Nuestra Memoria, impuslora de iniciativas en torno al Canal de los Presos en Sevilla, puso de relieve la fuerza que emana de la unión de los lugares de resistencia y abogó por el protagonismo femenino para “salvarnos, salvar la Memoria, a este país y salvar nuestras causas”, expresó.

Por su parte, Bea Arana y Enea Andueza dieron voz a la causa de anclaje en este 2025: a la esclavitud laboral denunciada por diferentes sindicatos y e l colectivo AHT Gelditu en las obras del Tren de Alta Velocidad. En euskera y castellano relataron el infierno de la vida dentro del túnel, las jornadas exhaustas, la oscuridad y prácticas eléctricas peligrosas.

“Las obras del TAV esconden una verdadera vulneración de los derechos humanos; con 13 muertos en una infraestructura megalomana. El progreso cruel oculta esta realidad. Son los esclavos del siglo XXI”, denunciaron.

Y de una emoción a otra. El turno de palabra de las familias de prisioneros de la carretera lo abrió María Guilera (Avinyonet del Penedés, Barcelona) hija de José Guilera que trabajó en esta carretera. Llegó con flores, y con orgullo de estar acompañada de su hijo Frederik. visiblemente emocionado. Ambos agradecieron la labor de Memoriaren Bideak “para que el olvido de tanto dolor no se adueñe de nuesra sociedad a veces tan superficial”, apuntó María.

Notas dolorosas y agradecimiento a la organización “en este país de la desmemoria”, suscribieron por igual familiares de Anselmo Córcoles, también prisionero en Igal, llegados de Sitges. Cerraron su intervención con el recuerdo de Palestina y un ¡Viva la República!.

A las voces de denuncia se unió la de Emilio Elizondo, uno de los familiares impulsores dela querella por trabajo esclavo, que explicó el largo camino de audiencias y juzgados y apuntó la posibilidad de recurrir a la OIT (Organización Internacional del Trabajo) o a un relator de Naciones Unidas.

Un clásico en el puerto, El Tango del Prisionero de la familia de Txomin Uriarte, de Bakio, que relata sus sentimientos en los días de trabajo forzado en Roncal,cerró las intervenciones intercaladas con las interpretaciones musicales.

Este año acompañaron en el Alto: el grupo Carpeta Negra, de Iruña, la poesía de Izaskun Mata Coloma, que se estrenó en el puerto; los txistularis incondicionales: Kepa Vales, Xanti Begiristain y Andoni Uzkeda, el Aurresku de otro imprescindible, el dantzari Gorka Mediavilla y la fuerza de las y los Danzantes de Otsagabia, uno de sus gaiteros y con los de Lumbier hicieron vibrar la calurosa mañana. Finalmente, para celebrarlo, bajaron al acogedor Vidángoz. Allí comieron, bebieron y bailaron con Bixen Aldaz, otro fiel colaborado de este homenaje. l