La revisión y el espionaje en los archivos y hemerotecas, además de trasladarle a uno a tiempos en los que ya tenía conocimiento (¿?) y se daba cuenta de las cosas que ocurrían en torno a su pequeño mundo, conduce a otras muchas que dan idea de las formas de vida al uso, de los sucesos, alegrías y miserias de la época, y de alguna anécdota que provoca la sonrisa y vale la pena recordar. Contra lo que ocurre ahora, cuando en el Valle de Baztan se elaboran aproximadamente unos 40.000 kilos de queso de oveja, el intento de unos técnicos de la entonces Diputación Foral de Navarra de enseñar a fabricar más y mejor, dio en polémica que la pena es que no consta cómo acabo.

"Desde los primeros días del pasado mes de abril, se halla abierta en Elizondo una quesería a modo de escuela, en la que a pretexto de instruir a los casheros (sic) baztaneses, explotan "tranquilamente" el negocio, unos empleados de la Excma. Diputación (no dice Foral) de Navarra". Según el enojado denunciante, unos empleados provinciales "con sueldo fijo" dedican casi todo el día a la "elevación" (¿habría querido decir elaboración?) y venta de queso, según ellos debidamente autorizado, o mejor dicho, por orden de sus superiores "para enseñar a los ganaderos y pastores de Baztan la mejor manera de hacer queso".

El infrascrito (dice) no duda de la autorización u orden, ni de la utilidad de la enseñanza, pero protesta enérgicamente por el hecho de que unos señores empleados "exploten directamente una industria, desatendiendo sus obligaciones o limitándose a salir del paso". Aseguraba el indignado ciudadano, que "estando como están todo el día entretenidos en la elaboración de quesos" no podían cumplir con sus funciones forales encima de "no trabajar más de cuatro o cinco días por semana". "No. No hay derecho a esto", exclama, y apunta que si quieren enseñar a hacer queso "lo mismo pueden hacerlo trabajando diez o quince litros de leche en lugar de los cien o más que trabajan", lo que, según él, perjudicaba a quienes se dedican a esta industria y "no tienen la suerte de cobrar un sueldo".

(De ser funcionarios, o sea). Abunda en que esa escuela no es necesaria, que para eso está la del Colegio de Lecároz mejor montada y con mejores profesores. Para colmo, denuncia que este "maestro quesero", a la vez que empleado provincial, "es peluquero y tiene una peluquería en Santesteban donde trabaja casi todos los sábados y domingos del año, aparte de otros muchos días". La respuesta llegó unos días después, cuando otro baztandarra rebate las acusaciones del anterior y le hace saber que no es lo mismo hacer queso que hacerlo bueno, ya que la "inseguridad de su bondad no puede causar otra cosa que mala venta".

La prueba, indica el replicante, "la tenemos en casa con el queso que hacemos, que hoy nos sale bueno y mañana mediano o malo". Este otro opinante asegura que hacía falta pues una fórmula "todo lo más exacta posible" para la fabricación de un queso "al cual pudiera llamarse con toda propiedad Del Baztan por ser idénticos los fabricados en Errazu y en Almandoz o los de Lecároz". Aclara que la fórmula del "maestro quesero" es la inventada por "algún padre o lego del popular (sic) Colegio de Lecároz" y que solo bondades y beneficios hay que esperar la feliz salida al mercado del "sabroso comestible con el nombre de Queso del Baztan". Y amén.