Jaime Gómez, 25 años de auroro

"Desde crío cantaba con mis padres. Luego de joven lo dejé pero me volvió la morriña y ya llevo 25 años de auroro", afirma Jaime. Un auroro es "un cantamañanas que canta a la virgen y a los santos" y para él, de San Adrián, "es un placer".

Miguel Oviedo, 4 años de auroro

Natural de Fustiñana, estaba viviendo ayer un buen día. "Nos han recibido muy bien, hemos desayunado juntos y luego hemos ido a cantar por ahí". A Miguel le "encanta cantar. De pequeño cantaba en la iglesia y ahora lo hago de auroro", concluye.

Ángel Sangüesa, 1 año de auroro

José Ángel empezó el día regular. El autobús que tenía que ir a buscar a los auroros de Fontellas no apareció. Pero al menos llegaron a lo importante: el canto. "Me gusta cantar, el ambiente, la unión y la armonía que hay entre los auroros".

José Morales, 25 años de auroro

"La música es el único idioma universal de la tierra", afirma José. Subió a Larraga con otros 50 compañeros de Milagro y afirma que ser auroro supone un "sentimiento de amor, cariño y altruismo a la música. Das sin recibir nada a cambio".

pamplona. "Con el pipiribipipí, con el paparabapapá..." y ya se sabe cómo sigue la canción. Melodía, que por cierto, sonaba y alegraba ayer las calles de Larraga, que recibió a más de 4.000 auroros venidos de toda Navarra, Zaragoza, Barcelona, La Rioja y la CAV a la 34ª concentración de auroros de Navarra. En total, 84 grupos de "cantamañanas cantarines", como se auto definió Jaime Gómez, un auroro de San Adrián.

La nota predominante de la jornada fue la alegría. Los más de 4.000 auroros que acudieron a Larraga se mezclaron con los nativos del pueblo que se unieron a la fiesta sin pensárselo dos veces. Tanto es así que a las 12 del mediodía, salía a hacer compañía a los "cantamañanas cantarines" la Comparsa de gigantes de Larraga con los gaiteros de Puente la Reina. Y un kiliki, no hay que olvidarse de él, que por ser uno no es menos importante. De hecho, él solito se bastó para atizar a todos los chavalines que correteaban a su alrededor entre risas.

Algo antes, en realidad bastante, comenzó la jornada para los auroros. Haciendo honor a su nombre, optaron por madrugar y Larraga les recibió entre las 7 y 8 de la mañana. Un poco más tarde llegaron los de Fontellas, pues su autobús no apareció y tuvieron que llamar a otro para que les llevara. Consiguieron llegar, pero se perdieron el almuerzo que el pueblo ofreció a los más de 4.000 auroros.

"Muy emotivo fue", afirmaron Jaime Aranguren y Javier Pérez, dos auroros del Valle de Etxauri, el canto de la aurora dedicada a esta 34ª concentración, con letra de Francisco López y música del Padre Muneta.

Pero la música no terminó ahí, ni muchos menos. Tan sólo eran las 8.15 horas, quedaba todavía horas y horas de música. Los 84 grupos de auroros se reunieron con los 84 guías que el Ayuntamiento les había puesto a su disposición, que les fueron llevando por el pueblo. Cada grupo tenía asignado diez puntos en los que realizaban una parada para cantar y alegrar a los viandantes. Y por si el trayecto fuera muy duro, la organización instaló tres puntos extra con mesas repletas de comida y bebida. Había que recuperar fuerzas.

A las 12 horas tocaba misa. No todos fueron (no todos caben), y la marcha siguió por las calles de Larraga. Porque lo que nunca cesó fue la música. A todas horas, en todo momento y en todo lugar; alguien cantaba,bailaba o disfrutaba. Al cobijo de unos árboles que daban sombra, allí se podía encontrar unos auroros cantando. En medio de la carretera, cortando el tráfico, da igual, cuatro auroros con una guitarra hacían lo propio.

También dentro de un bar, con un vino o un caña, no hacía falta música. Fuera el cd de éxitos del verano. Ayer tocaba música tradicional navarra a capela. Unos bares que debieron hacer el agosto. Los ánimos se caldeaban con el paso de las horas. Por el efecto de la música o del vino, los más juerguistas, a eso de las 13 horas, ya se atrevían a bailar con unos movimientos de cintura que ya le gustaría a Shakira.

La fiesta, porque aquello lo era, se prolongó durante todo el día. Tras la misa había comida, y tras la comida la charanga Burrumba de Larraga acompañó a los auroros en su despedida.

Larraga, al fin, se quedó sola. Los auroros se marcharon a recuperar fuerzas. Pocas les quedarían. Pero todavía tienen un año para la próxima concentración de Mendavia.

Marcelo Polo, 35 años de auroro

Marcelo Polo nació en Zamora pero vive en Barañáin. "Soy cristiano y me gustar cantar canciones religiosas". El día para Marcelo fue "extraordinario". "Desayunamos y luego cantamos por el pueblo. Ojalá hubiera muchos más días como este", rezaba el de Barañáin.

Antonio Pueyo, 25 años de auroro

"Está siendo un día muy bueno", dijo sobre el día. Antonio, que fue a Larraga junto a 26 auroros más de Dicastillo, dico que "adora cantar pero lo que más me gusta es desprender alegría y ver que la gente está disfrutando".

José Rodriguez, 5 años de auroro

José es un auroro de Torralva del Río que fue a Larraga con 30, 35 compañeros más.Del día le gusta que "cantas, te tropiezas con otros coros, conoces gente...". Además, destacó "el buen papel de la organización. Todo estaba perfecto".

Miguel Elcuaz, 55 años de auroro

Desde que tenía 12 años iba con su padre a cantar a misa, esa fue su herencia. Ser auroro para él supone un sentimiento de "gran satisfacción". "Vivo fuera de Villafranca y cuando bajo a cantar lo siento mucho", concluye.