CON la misma ilusión que quienes ven por primera vez a los Reyes Magos, cientos de niños siguieron ayer con la boca abierta las evoluciones de caballeros, cetreros y malabaristas que saltaron al albero de la plaza de toros de Tudela para hacer las delicias de los más pequeños. Junto a ellos, padres y madres acudieron a la cita con la Hípica Medieval Edelweis y, pese al frío inicial, en el que ni el clima y ni el fuerte viento ayudaron, fueron entrando en calor y siguieron con aplausos a damas, caballeros y animales. Quizás el escenario elegido no era el más adecuado porque las cerca de 500 personas que asistieron al espectáculo hubieran parecido muchas más en cualquier recinto menor, aunque no exista otro en Tudela.

Como si se tratara de un parque temático ambulante que llega a las puertas de tu casa, ésa fue un poco la filosofía de la jornada de ayer, caballos, rapaces, caballeros y escuderos actuaron durante una hora y media contando siempre con la presencia de voluntarios.

luchas El torneo medieval comenzó con un desfile para presentar a los caballeros que se iban a enfrentar en el ruedo en justas. Cada miembro del público buscó el suyo y, a su vez, cada caballero eligió a su dama, tal y como se hacía en los torneos festivos medievales.

La dinámica fue muy sencilla, luchar en una semifinal para que, de esa manera, los dos ganadores se enfrentasen en la final. Todo ello tuvo el elemento principal de la participación del público, algo que el maestro de ceremonias reclamó en todo momento.

Pese a que el torneo fue el atractivo principal, los protagonistas realizaron antes toda serie de calentamientos: recogida de anillas en carrera o lanzamiento de lanzas. Como explicó en la presentación Víctor Betés, "todo es de verdad y tiene riesgo, como el juego con las jabalinas con las que hay que hacer un tiro corto porque tienen punta de chapa".

Junto a los caballeros también se encontraban malabaristas y cetreros (Alberto Beltrán y Jesús Plaza) que, situados entre el graderío, hicieron las delicias de los niños que pudieron ver de cerca cómo búhos, águilas y halcones volaban sobre sus cabezas e incluso pudieron acercarse a tocarlos.

la empresa Hípica Medieval Edelweis procede de Santacilia de Jaca y lleva casi diez años realizando este espectáculo por distintas partes de España.

Lo que empezó como algo que organizaban para disfrutar ellos con sus caballos, su auténtica pasión, se convirtió después en una empresa que organiza este tipo de eventos. Según explicó uno de sus integrantes, Antonio Tena, "empezamos porque nos gustan mucho los caballos y debió de gustar porque luego nos fueron llamando de distintos sitios. Yo creo que fue el boca a boca".

En la realización del evento trabajan cerca de 20 personas y a lo largo del tiempo han debido aprender a luchar con las diferentes armas medievales. "En realidad más que torneos lo que hacemos son los entrenamientos que hacían antes de los torneos". Junto a ellos viajan alrededor de 12 caballos y unas 6 aves, entre búhos, águilas y halcones.