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Cae el ocio en Elizondo

Las calles de los pueblos de baztan, desiertas incluso en días festivos, y el ocio se queda reducido a los sábados

Cae el ocio en Elizondo

un domingo cualquiera de mediados de marzo en Elizondo, a las seis de la tarde, tiempo seco, temperatura aceptable y sin lluvia, pero también absolutamente sin nadie, ni una sola persona en un tramo de más de 300 metros en la calle Santiago, la mayor y más importante de la localidad. Es consecuencia, en opinión de muchos, de la crisis económica y de las costumbres que se importan de Europa y están originando entre nosotros un cambio radical de costumbres desde hace una década, también en Baztan.

"La gente apenas sale y el ocio ha quedado limitado al sábado, que es para los jóvenes y al mínimo para los mayores de 50 años", comentan en una de las cafeterías habitualmente más concurridas de Elizondo, que confirman el fenómeno y lo lamentan por la "tremenda caída" del negocio. "Y eso que en un cuarto de siglo han desaparecido en Elizondo un montón de bares", recuerdan.

La bromista afirmación de que en Elizondo, en un día laborable, "puedes dar la vuelta al pueblo en pelotas y no te ve nadie", parece que se ratifica con fuerza. "Las cuadrillas del típico poteo han desaparecido prácticamente del diario paisaje urbano, quedamos dos o tres como mucho", asegura un vecino al que le gusta y sigue practicando la costumbre del encuentro con amigos y amigas y el chateo vinícola o cervecero al atardecer.

Esto es lo que los fronterizos estaban acostumbrados a ver en localidades próximas de Lapurdi y Baja Navarra, donde imperan costumbres francesas y viven dos horas antes que aquí, comen al mediodía, terminan su trabajo a las cinco de la tarde, vuelven a casa y para las nueve de la noche están durmiendo. "Y no ves un alma en un bar, por sus horarios y por los precios", cosas ambas que se imponen aquí con fuerza, "pero no ocurre igual con los sueldos".

Sea lo que sea, es lo que hay, lo que se advierte que ocurre más cada vez y que "la gente se queda en casa a ver la tele, tortilla de patata, cerveza de litro y zapatillas, los tiempos no están para echar cohetes", afirman otros. Y en el tráfico ocurre lo mismo, pasa una riada de coches a las seis, siete y ocho de la mañana y a las mismas horas de la tarde, "cuando van a trabajar o vienen, los que tienen trabajo". Que esa es otra cuestión.