Entre Uruña, Uriña, Iruñia y, sobre todo, Iruñea e Iruña han sido muchas las formas utilizadas por los propios pamploneses o por los euskaldunes de otras zonas para denominar a la capital navarra a lo largo de la historia. Teniendo en cuenta la variedad dialectal del euskera y lo tardío de su unificación, no es de extrañar esta circunstancia, que por otra parte se ha dado con infinidad de términos y topónimos en euskera. Lo curioso es, sin embargo, que este debate persista casi un siglo después del nacimiento de Euskaltzaindia, que ya recomendó que "la forma vasca del nombre de la capital de Navarra es Iruñea" en un informe elaborado a petición del Gobierno de Navarra. Al obviar el Ejecutivo foral esta decisión hoy sigue existiendo un nombre euskaldun cooficial (Iruña, junto a Pamplona) y otro, recomendado como lingüísticamente correcto por el órgano consultivo oficial (Iruñea), utilizado mayoritariamente en medios de comunicación, libros en euskera o escritos oficiales en esta lengua.
Aunque existen diferentes opiniones sobre el origen del término Iruñea/Iruña (la mayoría apuntan al nombre de la aldea vascona existente antes de la fundación de Pompaelo), lo que está claro es que se ha recogido una muy amplia utilización del mismo a lo largo de la historia. El profesor y académico ujuetarra Patxi Salaberri recopiló en el número 38 de la revista Euskera buena parte de los mismos en un exhaustivo estudio. Así, se recoge como en un texto de 1626 en Leitza se referían a la vieja capital navarra como Yruñea, como el vizcaíno Juan Ignacio Iztueta hablaba de Iruñea en 1767 o, por citar otro testimonio escrito, el escritor luzaidetarra Enrike Zubiri Manezaundi se refería a Iruñe.
ORIXE O LIZARDI De la misma manera, personas tan relevantes en la cultura euskaldun como Aita Donostia, Orixe, Txomin Agirre, Lizardi o Larreko utilizaron preferiblemente la forma Iruña. Finalmente, sobre todo en los dialectos más orientales, se han registrado históricamente formas como Iruñe (Orbatitzeta), Uriña (Isaba) o Uruña (Uztarroz). Pese a toda esta variedad, se considera que la forma más antigua es la de Iruñea, como señaló en su día Koldo Mitxelena. Ésta parece además la forma utilizada en la propia zona como se puede deducir de escritores euskaldunes de la Comarca como Joaquín Lizarraga o, en menor medida, José Moret (este último también utilizó las formas Iruña o Irunia).
Por otro lado, como recuerda el delegado de Euskaltzaindia en Navarra y presidente de la comisión de Onomástica, Andres Iñigo, el término Iruña ofrece algunos problemas para ser declinado en euskera, algo que no sucede con Iruñea. "No hay dificultad al referirse al nombre de la ciudad en castellano. Sin embargo, al hablar en euskera crea un serio problema pues, como es sabido, la declinación en esta lengua se rige por sufijación (no mediante preposiciones como en castellano)", explica. Es decir, la forma adecuada para declinar esta palabra es Iruñean (en Pamplona), Iruñeko (de Pamplona), Iruñetik (de Pamplona) y así sucesivamente.
competencia foral Curiosamente aunque el Gobierno de Navarra no haya seguido la recomendación de Euskaltzaindia/Real Academia de la Lengua Vasca, la forma en la que se declina en escritos de la administración o en la clásica mancheta que, junto al escudo de la ciudad, reza Ayuntamiento de Pamplona/Iruñeko Udala sigue el criterio para declinar fijado por Euskaltzaindia (no se escribe Iruñako Udala). En cualquier caso, como ocurre con todos los gobiernos de las comunidades autónomas, es competencia del Gobierno de Navarra establecer las denominaciones oficiales de las localidades.
En lo relativo a la capital navarra, como recuerda Andres Iñigo, sus dos nombres oficiales fueron fijados en el Decreto Foral 338/1990 de 20 de diciembre (BON nº 4 de 9-01-1991). El único artículo de este decreto establece que "las denominaciones oficiales de la capital de la Comunidad Foral de Navarra son Pamplona e Iruña. Dichas denominaciones serán las legales a todos los efectos". De ahí que la mayoría de los habitantes de la Vieja Iruñea, sobre todo los no euskaldunes, sigan sin tener muy claro cuál es el nombre de la ciudad en una de sus dos lenguas (o al menos cuál es la forma correcta). Y eso que Imanol Larzabal ya dio la respuesta "a los cuatro vientos" ("lau haizetara") desde Iruñea (Iruñetikan) en una de las canciones más célebres de la música euskaldun.