san adrián. El gerente de la sociedad pública NILSA, Andrés Sola, señaló ayer durante una visita que realizó a la depuradora de San Adrián en compañía del consejero de Administraciones Públicas, Roberto Jiménez, que en 2012 se espera instalar en el frente que da al casco urbano una barrera vegetal que ayudará a mitigar todavía más los olores.
En cualquier caso, Sola explicó que desde que hace ya meses empezaron a tratarse los fangos en otras depuradoras cercanas, en Funes y Tudela, "se ha reducido notablemente el nivel de emisiones. Ahora son olores que llegan de forma puntual y que duran minutos u horas, ya no es un problema estructural como el que teníamos en 2001, cuando la afección era continua. El municipio, además, fue creciendo hacia la depuradora y se agravó el problema".
Con esta barrera vegetal, cuyo coste rondará los 200.000 euros, se "evita el impacto visual y paliar un poco más esos olores que ya son sólo muy puntuales. Sería una actuación muy sencilla, se haría una mota grande en la que instalaríamos una red de riego y especies arbóreas de corte mediano y alto buscando una recirculación de los vientos. Eso favorecería aún más que los gases permaneciesen dentro de la planta".
Esta medida, que se pretendía haber ejecutado este año, se ha ido retrasando por falta de acuerdo económico con los propietarios de los terrenos, ya que no se quiere iniciar un expediente de expropiación, aunque si no hay otra solución, se hará. De momento ya se ha presentado una oferta económica.
Esta depuradora, que da servicio a las aguas residuales de San Adrián, Cárcar y Lodosa, es decir, 10.000 habitantes, tiene en cambio un componente de contaminación equivalente a 40.000 personas debido al gran número de industrias que hay en la zona. Ahora, los fangos se trasladan en camiones a otras plantas, lo que ha reducido mucho los olores, incrementando, eso sí, el coste del tratamiento. "Pero no queda otro remedio, porque la población está prácticamente al otro lado de la acera", agregó Sola, quien comentó que de momento se ha desechado la opción barajada de hacer una nueva planta, aunque en el futuro no se descarta si lo exige el desarrollo urbanístico y se acuerda con el Ayuntamiento.
Así pues, el coste del mantenimiento de esta planta es de 350.000 euros al año, 17 céntimos de euro por cada metro cúbico tratado. "Podría ser más rentable, pero eso no prima aquí, lo que importa es que no generen molestias". De hecho, lo normal es que salga a 10 céntimos, pero el transporte de los fangos y la especial vigilancia de la planta incrementan el coste.
Lo que sí aseveró Sola es que desde que ya no se tratan los fangos en esta estación, las quejas de los vecinos han disminuido notablemente. "La impresión que tenemos tras hablar con el Ayuntamiento, el que había y el que ha entrado, es favorable. De hecho, hay un informe realizado en agosto por el departamento de Medio Ambiente que dice que esta planta ya huele bastante menos que otras de sus dimensiones. El problema aquí es que las viviendas están al otro lado de la calle, por eso hay que extremar las medidas, aunque en este caso ya prácticamente se han agotado todas", finalizó el gerente de NILSA, quien reconoció que esta es, de largo, la depuradora de Navarra que más quebraderos de cabeza ha creado a la sociedad pública a la hora de paliar el problema de olores.