PAMPLONA. El Ayuntamiento de Pamplona ha decidido vallar el monumento al encierro para evitar el deterioro en las esculturas y prevenir posibles accidentes. Por el momento, se ha colocado una barrera provisional a la espera de que el área de proyectos estratégicos proponga una solución definitiva.
La polémica sobre lo seguro o no de la obra de Rafael Huerta se avivó el pasado mes de agosto, después de que un joven francés, peregrino de la JMJ, recibiera un puntazo de uno de los toros de la escultura al resbalar en el monumento y tuviera que ser traslado al hospital junto a su acompañante, quien se mareó al ver la sangre.
En aquel momento el Consistorio no consideró necesario tomar medidas, pero según señalan fuentes municipales, al parecer una de las esculturas se ha deteriorado por subirse a ella y finalmente se ha decidido restringir el acceso.
La semana pasada la Policía Municipal de Pamplona colocó una valla provisional para impedir el paso, a la espera de una instalación definitiva que soluciones el problema. Según señalan desde el Consistorio, el área de proyectos trabaja en crear una barrera, como podría ser una zona ajardinada, que sea estética y se integre en el conjunto a la vez que impida subirse al monumento.
¿Para mirar o jugar? Hasta ahora, ha sido muy habitual ver turistas fotografiándose subidos a la plataforma o niños jugando entre los corredores caídos. Esta imagen parece que va a dejar de repetirse, y las opiniones se dividen entre quienes consideran un acierto la medida y quienes opinan que con un poco de responsabilidad personal podrían evitarse accidentes y deterioros.
"Creo que no debería vallarse. Los padres deberían tener cuidado con los niños que suben y los adultos, hacer uso del sentido común", comentaban ayer Eduardo Seco y Begoña Regueda, que miraban sorprendidos el precinto del monumento.
Miren Navarcorena, vecina del barrio de La Milagrosa, opinaba, en cambio, que no se trata de un lugar adecuado para "jugar". "Me parece bien que lo cierren. Si no son capaces de evitar que la gente suba, es mejor poner medios porque parece que solo se toman medidas cuando pasa algo", apuntaba. "Podrían rodearlo de jardín, pero que no dejen una valla como esta, queda muy mal", sugería.
Esta misma idea la compartía Ana Carricas, vecina del valle de Egüés, quien apostaba por poner "verde alrededor o una valla más estética" y quien consideraba positivo restringirlo sobre todo para evitar el peligro para los menores.
"Si el cierre es una medida para evitar accidentes con los niños me parece bien, aunque no creo que las esculturas se vayan a estropear porque se suban", apuntaba ayer Azucena, una vecina de Pamplona quien acompañaba a Sara, una niña de 4 años a quien le "encanta subirse a los toros". "Da un poco de pena porque es una escultura a la que se le daba un uso distinto, era casi como un columpio", aseguraba.