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Media Luna y Baluarte de San Bartolomé, 1918

Media Luna y Baluarte de San Bartolomé, 1918Foto: j.j. Arazuri, 'Pamplona, calles y barrios'

En 1918, mientras Europa restañaba las heridas de la recién terminada Primera Guerra Mundial y conocía los pormenores de las nuevas y mortíferas armas empleadas, Pamplona enseñaba aún por su frente nororiental sus viejas y obsoletas fortificaciones renacentistas, que no habrían soportado una sola andanada del célebre Grosse Bertha (literalmente, Berta la Gorda), el gigantesco cañón con el que los alemanes bombardearon en el año 1914 las posiciones aliadas de Lieja, Amberes y Verdún.

La fotografía muestra, a la izquierda, parte del Baluarte de San Bartolomé, y detrás, en el centro de la imagen, el baluarte de Labrit. Se ve asimismo el paredón blanco del desaparecido convento de la Merced, que ocupaba buena parte de la actual Bajada de Labrit, y debajo un trozo de la muralla de Tejería, que cerraba Pamplona por este lado. Por último, asomando por encima de las fortificaciones, podemos ver, de izquierda a derecha, la linterna de la iglesia de San Cernin, las dos torres barrocas de la catedral y la chimenea de la cocina gótica de la catedral. Ya a la derecha de la foto se ve el perfil de la capilla Barbazana, parte de las casas que se asoman a este frente sobre el río Arga y la falda del monte Ezkaba-San Cristóbal. Una fotografía preciosa, en definitiva.

HOY EN DÍA el arbolado impide la obtención de la imagen desde el lugar exacto de 1918, a pesar de que los elementos más reseñables de su paisaje permanecen en su sitio. La Media Luna era una zona conocida al menos desde el siglo XIII como La Millera, que estuvo ocupada por cultivos hasta 1608, momento en el que se convirtió en un paseo que bordeaba las fortificaciones sobre la terraza del río Arga. En 1933 toda esta zona fue convertida en parque, y para ello se rellenaron fosos y se allanaron los terraplenes, configurando el espacio tal y como hoy en día lo conocemos.

La fotografía muestra el final de la Media Luna en primer término, y la barandilla que se asoma al foso del Baluarte de San Bartolomé. Este, convenientemente restaurado, forma parte del propio parque. Desaparecido el convento de la Merced y la muralla de Tejería, adivinamos semioculto entre los árboles parte del baluarte de Labrit, así como las dos torres de la catedral, aunque el resto de elementos supervivientes de 1918, es decir la linterna de San Cernin, la cocina gótica catedralicia y la capilla Barbazana quedan ocultos. Sí que podemos ver, en cambio, el ascensor que se instaló recientemente en este lugar para salvar el desnivel existente entre la Media Luna y la Bajada de Labrit.