Otro de los muchos hitos que salpican la geografía de nuestro antiguo reino, y que es de obligada visita por su belleza y por lo que representa, es el pueblo de Laquidáin/Lakidain. Lakidain es uno de los ocho pueblos del municipio compuesto del Valle de Aranguren. Aunque es una de las atalayas históricas de vigilancia y defensa de la capital del Reino de Navarra por su posición altiva y estratégica en el límite este de la Cuenca de Pamplona, pertenece hoy en la ordenación territorial y judicial a la Merindad de Sangüesa y a Aoiz, respectivamente.

El pueblo de Lakidain se sitúa en la suave ladera de las primeras estribaciones del monte del mismo nombre. El escaso caserío de noble sillar y sillarejo levantado en el siglo XVII está junto a la parroquia de San Martín, sencilla iglesia rural del medievo, cuya torre, puertas y pórtico fue modificada en el siglo XVII, y que actualmente presenta un buen estado por contemporáneos arreglos. No nos detendremos mucho en esta bonita iglesia, que depende del párroco de Tajonar y que solo abre para celebraciones el 11 de noviembre, con motivo de las fiestas de San Martín. Solo señalar que el edificio tiene una sola nave con cabecera recta y alberga un equilibrado y notable retablo, dedicado al patrono San Martín, de estilo romanista temprano (renacimiento expresivista). Dejando atrás San Martín, alguna casa muy bien restaurada y, más abajo, algunas casetas de huerta, podemos coger el camino ascendente que, muy bien señalado por el ayuntamiento del valle, nos conduce a la cima del monte .

Se trata de un ascenso de gran biodiversidad: encontraremos campos de cultivo, bosques de pinos silvestres, pino laricio, hayas, robles y algún pasto de montaña. La hayas de Lakidain presumen de ser las más cercanas a Pamplona. Durante el recorrido, y según vamos tomando altura, podemos disfrutar de bellísimas vistas del Valle de Aranguren y de la Cuenca de Pamplona y, al final, del valle de Izagaondoa y las principales cumbres del Pirineo navarro. En el último tramo del recorrido también se cruza la Cañada Real que une Milagro con Aezkoa, en el punto denominado El Potxe.

Ya en la cima del monte, a 893 metros sobre el nivel del mar, encontramos los restos del Castillo de Irulegi (tres cimas, en euskera, en relación con las tres peñas o picos de esa parte de la sierra de Aranguren). Castillo muy bien distinguido por un recio y significativo mojón que, hace justo un año, se colocó por la iniciativa de 1512-2012 Nafarroa Bizirik y colaboración de la Sociedad de Estudios Aranzadi y el Ayuntamiento del Valle de Aranguren. Entre los restos se distingue muy bien el lugar del torreón del castillo, donde también está un buzón de montañeros y un punto geodésico.

De la historia de Irulegi ya se conocen datos del siglo X, en los albores del Reino de Pamplona. Se cree que fue destruido en una campaña por Abd Al Rhaman III hacia el año 924. Después de más de 500 años de existencia, fue demolido hacia 1494. Desde 2007 se ha tomado conciencia de la importancia de este lugar. El ayuntamiento del valle y distintas instituciones y asociaciones están afrontando su excavación, trabajos arqueológicos y recuperación. La buena conservación de algunos basamentos y estructuras (torre pentagonal, aljibe y capilla) hacen posible una reconstrucción bastante fidedigna del castillo, que dispuso de cuatro torres en sus vértices, foso y larga barbacana defensiva. Sin duda, la mejor recomendación para saber más del Castillo de Irulegi son los estudios escritos por Iñaki Sagredo: Castillo de Irulegui (Monografías del valle de Aranguren); y el tomo I de De Laguardia a Foix, y del Moncayo al Goierri, de la frondosa obra Castillos que defendieron un reino.

La visita invernal de ayer a Lakidain e Irulegi, larga y dura por el profundísimo hollar en la nieve, también dejó hueco a disfrutar de la naturaleza y a sentir Navarra. Pensé que el saber lo que Navarra fue, nos hace más sabios y libres. Y pensé en la jota Siento el calor de mi patria... los acentos de mi madre. Y cuando pensaba que esas tildes maternas eran castillos navarros ahora desmochados... va y una inspiradora bandera de navarra apuñala al blanco invasor.