Felipe Sota acusa al Gobierno de Navarra de poner "fin" a su ganadería
Denuncia que el ejecutivo no le concede la indemnización por haber sacrificado todas sus reses
tafalla. El empresario taurino Felipe Sota anuncia el fin de la ganadería Toros del Reyno, de la que es propietario desde agosto de 2011, si el Gobierno de Navarra no da su brazo a torcer y le concede finalmente la indemnización que le corresponde, y que estipula el BON, por haber tenido que sacrificar todo el ganado de su explotación, acto que se conoce como "vacío sanitario", a causa de la tuberculosis.
El departamento que lidera el consejero José Javier Esparza (Desarrollo Rural del Gobierno Foral), sin embargo, considera, tal y como explica Sota, que el espoliotipo que ha generado la enfermedad puede proceder de Constantina (Sevilla) o "de otros lugares", motivo por el cual se le ha denegado esta ayuda al empresario tafallés.
Sota, por su parte, niega que las reses estuviesen enfermas antes de viajar a Navarra, en concreto, a la finca de 30 hectáreas que tiene en Rada. "Tras haber soportado cinco saneamientos en Navarra, tras haberlo soportado en origen, tras haber aceptado el Gobierno de Navarra el traslado de la ganadería y tras haber alimentado y cuidado del ganado durante un año y medio, resulta que todas las vacas venían enfermas de Andalucía porque el bichito en cuestión, además de en otros lugares, veraneó en Constantina" ironiza. Contradice que "las vacas que han estado en los corrales de la plaza de toros de Tafalla o Cintruénigo" se hayan contagiado en Sevilla, "zona donde curiosamente hace muchos años que no aparece ningún positivo, cosa que en Navarra sí ha ocurrido en varias ganaderías de bravo".
El primer positivo por tuberculosis salió el 12 de septiembre de 2012 y en ese preciso instante se aislaron y posteriormente se sacrificaron tres vacas (una positiva y dos dudosas) que presentaban lesiones compatibles con la enfermedad. Automáticamente se cerró la explotación y en noviembre se aplicó Interferón a toda la ganadería, siendo el resultado devastador, con 26 animales positivos. Así pues se sacrificaron tres reses positivas del primer lote enviado a Navarra, tras pasar cuatro saneamientos en la Comunidad Foral, y 26 totalmente sanas.
Tras los dos meses que exige la ley, el ganadero volvió a suministrar Interferón a las reses. Es entonces cuando "se supone que salen doce animales positivos, que no se identifican, y que curiosamente no salieron en el anterior saneamiento con el mismo reactivo, y se ordena el vacío sanitario eliminando los 42 animales que restan en la explotación".
Sota, que invirtió 50.000 euros en crear esta ganadería, y por tanto en "sacar adelante un negocio en estos tiempos en los que pocos se atreven a hacerlo", insiste en que "el primer lote jamás tuvo contacto con el segundo, luego difícilmente se pudieron contagiar de este". Reitera que el "Gobierno de Navarra aceptó el traslado porque el de Andalucía cumplió a rajatabla con el protocolo establecido y así lo ha demostrado, que saneó por cinco veces los animales", por lo que concluye que es el Ejecutivo foral el que debe asumir el pago de una indemnización, que supone solo "una ínfima parte del valor del patrimonio genético sacrificado", para que pueda "intentar salvar la inversión".