no me extraña que la gente salga a la calle a cantar las verdades del barquero porque lo que veo cada mediodía entre mi garra de pollo y mi media pera es para tirarse de los pelos y no dejarse ni uno. Andan los del PP tratando de colocar en un puto ideológico a los que se dedican a hacer escraches. Un día son nazis, al otro terroristas, a la semana les llaman comunistas, acosadores e incluso aprovechados "que con el dinero que se ahorrar de la dación en pago quieren comprarse una segunda vivienda". No hace falta ni comentario; muchas veces cuando la ignorancia se enfrenta a algo nuevo y desconocido que surge de la desesperación trata de etiquetarlo, porque al poder desconcierta no poder colocar cada cosa en un sitio. Algo parecido pasó con el 15-M que para ellos era un contubernio judeomasónico. Vaya por delante que eso de apostarse en la puerta de un diputado no me parecen formas, pero ¿alguien se ha dado cuenta que en una semana el Gobierno ya ha tomado medidas para que no se produzcan y llevamos años sin que se solucionen problemas mucho más graves? La clave es clara: Cuando los afectados son los políticos, los que tienen la sartén por el mango enlanzan los colores del cubo de Rubik a la perfección. Pero si algo no les atañe o les puede perjudicar (ley de transparencia, políticos en puestos judiciales, dietas de cajas de ahorros, preferentes, quiebras...) la búsqueda de una solución dura más que un chicle de Boomer. Es muy fácil eso de predicar, si no que se lo digan a la Dama de Hierro a quien después de dos semanas muerta se decidieron a enterrarla con una ceremonia digna de un faraón. Resulta llamativo que la persona que sentó las bases de la desestructuración de las ayudas del Estado, sembró de paro su país y aplicó el liberalismo absoluto se vaya a la tumba con una ceremonia que ha costado 12 millones de euros y que ha pagado el Gobierno británico. ¡¡¡¡Manda huevos!!!, que dijo aquel.