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Avenida de Roncesvalles desde la torre de la Vasco-Navarra, 1928.

Avenida de Roncesvalles desde la torre de la Vasco-Navarra, 1928.Foto: j.a.s.

EN 1928 se produjeron varios acontecimientos que permitían albergar esperanzas de redención para el mundo. Por un lado Alexander Fleming, científico escocés, acababa de descubrir las propiedades antibióticas de la penicilina, el invento que probablemente más vidas habría de salvar en la historia de la humanidad. Y por otro lado se había firmado en París, a instancias de Francia y Estados Unidos, el pacto Briand-Kellog, que pretendía declarar ilegal y prohibir de forma absoluta el recurso a la guerra.

Desconocemos el impacto que estas noticias habrían causado en la Pamplona de entonces, aunque no cabe duda de que ambos hechos podrían haber sido considerados como fundamentales para el futuro. Lo que sí podemos decir es que las esperanzas de la población de la vieja Iruñea se cifraban de forma mucho más próxima en la construcción de su nuevo y flamante Ensanche, que avanzaba con celeridad. Los trabajos se habían iniciado tras obtener el permiso de los militares para construir más allá de las murallas, y gracias a ello aspiraban a que Pamplona recuperara el terreno perdido en los cuatro siglos anteriores, poniéndose a la altura de las capitales de la moderna Europa. Un desconocido fotógrafo decidió entonces subir a la torre de La Vasco-Navarra, que estaba también construyéndose, para obtener esta histórica fotografía. Vemos en ella el estado de las obras, con la plaza de toros y la avenida de Roncesvalles, en sus cruces con las calles Amaya, al fondo, la gran avenida de Carlos III en el centro y Paulino Caballero, que está aún sin urbanizar, en primer término.

HOY EN DÍA la presencia de otros edificios contiguos a la torre de la Vasco-Navarra impide reproducir la parte izquierda de la fotografía antigua, pero ello no es óbice para encontrar algunos elementos de comparación. Así, al fondo de la imagen adivinamos la Plaza de Toros que, aunque algo transformada, ha perdurado hasta hoy. Y también sobrevive, aunque rodeado de bloques modernos, el edificio con torrecilla hexagonal situado en la esquina de Roncesvalles y Carlos III. Hace ya algunos años que la casa de seguros llamada La Vasco-Navarra, fundada en 1900, fue absorbida por la compañía suiza Helvetia, actual propietaria del edificio, pero la testaruda población pamplonesa ha decidido perpetuar el nombre de la vieja sociedad a través del edificio, su torre, su reloj y hasta su termómetro. Gracias a los actuales responsables pudo acceder a la torre quien esto escribe, para obtener esta foto y la de la semana que viene, que lograremos desviando el objetivo una pizca hacia la derecha.

En cuanto al pacto que pretendía ilegalizar la guerra, que les voy a contar que no sepan ya. El mismo año 1928, y mientras firmaban dicho acuerdo, los Estados Unidos mantenían tropas de ocupación en China y Nicaragua donde, por cierto, el libertador Augusto César Sandino les acababa de infligir una aplastante derrota. Y Francia se afanaba en la construcción de la célebre línea Maginot, calentando motores para la monumental carnicería que habría de celebrarse tan solo once años después, entre 1939 y 1945, con la inestimable colaboración de otros ilustres firmantes del tratado, entre ellos Japón, Alemania e Italia.