a sus 35 años de edad, ya tiene achaques. El puente Sancho el Mayor, que salva el cauce del río Ebro a su paso por Castejón y permite conectar la AP-15 con la AP-68 va a ser sometido a trabajos de impermeabilización del tablero debido al sufrimiento y a la exposición ambiental al que se ve sometido desde que el 1 de septiembre de 1978, hacia las 21.00 horas, fuera inaugurado oficialmente. Los desagües y las juntas de unión de las diversas placas son las zonas más afectadas por la humedad y el vertido habitual en invierno de sal o salmuera, para luchar contra las heladas, al tiempo que ha observado una "deficiente impermeabilización del tablero" lo que ha generado un "deterioro generalizado". Para ello, Audenasa va a invertir este año alrededor de 495.500 euros en su mejora y en la lucha contra su peligroso estado, aunque desde el año 2008 han realizado diversas actuaciones.
Inauguración Para su diseñador, Javier Manterola, "los puentes no han entrado en el radio de acción de los críticos de arte. Es como si fueran transparentes: No se ven, no interesan ni se entienden. A veces parece que sólo la pintura existe como obra de arte. Sin embargo, en este mundo del arte confuso empiezan a estar presentes de una manera cada vez más insistente las obras públicas. Las carreteras y los ferrocarriles pueden llegar a ser auténticas obras de Land Art". En su tiempo, no era muy habitual ver una obra de este calado y diseño. Dado su tamaño se decidió bautizarlo con el nombre de Sancho el Mayor. Su estructura es la de un puente atirantado y asimétrico, con un pilón inclinado con tirantes traseros de compensación. En 1995, Pontevedra acogió un puente casi gemelo sobre el río Lérez.
En el acto de presentación, que se retrasó para poder verlo iluminado, estuvieron presentes el vicepresidente de la Diputación Foral, Amadeo Marco, y los diputados forales, Julio Asiain, Julio Iturralde, Jesús Fortún, Félix Visus, Juan Manuel Arza e Ignacio Irazoqui, junto con el secretario de la corporación municipal, Joaquín Gortari, además del que era director de Caja de Ahorros de Navarra, Juan Luis Uranga, y el director de Obras Públicas de la Diputación, Luis Huarte, y responsables de Audenasa.
"obra maestra" El puente, del que decían era "audaz y original, de tecnología tan bella como precisa", tenía como objetivo servir de enlace para la Autopista de Navarra con la del Ebro, lo que permitiría que Pamplona y Zaragoza se unieran mediante una vía rápida que salvara los 170 kilómetros de distancia. Además daba a la capital navarra la posibilidad de una mejor salida hacia Lérida, Barcelona, Valencia y Alicante.
En esta obra se produjo la efectiva unión entre hormigón pretensado, que permite al ingeniero prediseñar su capacidad de dibujarlo, y el acero. El vano principal es de 146 metros de luz y la longitud es de 204 metros, con una anchura total de 29 metros. Existen además dos vanos secundarios de 32 y 35 metros en la margen izquierda del río Ebro. El tablero está constituido por un cajón de 2 metros de canto y 29 metros de ancho, se construyó con dovelas prefabricadas de 3,40 metros de longitud y 120 toneladas de peso, utilizando la técnica denominada "avance en voladizo". Todo ese peso y la estructura está sustentada por 140 tirantes de acero (de diámetro variable de 60 a 96 milímetros) a una torre de 60 metros de altura con una cimentación enterrada en el suelo a unos 40 metros.
Al no tener vano de compensación, los tirantes traseros se anclan en contrapesos laterales de 2.400 metros cúbicos de hormigón pretensado, que están situados a ambos lados de la autopista, dando lugar a tres planos de atirantamiento, uno desdoblado en el eje del tablero y dos de compensación que se abren desde la torre central a los citados contrapesos, ofreciendo una imagen similar a la de un arpa.
Las obras se prolongaron durante dos años (comenzaron en 1976 y concluyeron en 1978). De su relevancia da idea que en el año 2000 el Ministerio de Fomento publicó el libro Guía de la arquitectura de España (1920-2000) en las que se reseñaban las mejores obras arquitectónicas de los últimos tiempos. De las 767 obras que seleccionaron, 17 se apuntaban como "obras maestras". En este grupo estaban el Museo Guggenheim (Frank Gehry), el Museo de Mérida (Rafael Moneo) y el puente Sancho el Mayor de Castejón (Fernández Troyano y Manterola).