Batallones de Trabajo en la Ribera
alrededor de 3.500 presos republicanos realizaron tareas forzadas entre los años 1937 y 1940
pESE al desconocimiento general de la población, los presos republicanos (prisioneros de guerra, detenidos en retaguardia por su ideología u obligados a cumplir penas para limpiar su expediente político) no trabajaron sólo en el Valle de los Caídos o en la elaboración de fortificaciones y carreteras lejos de la Ribera. Más de 3.500 presos republicanos estuvieron realizando diversos trabajos disciplinarios en el entorno de Tudela entre los años 1937 y 1940, centrados en convertir en doble la línea Castejón-Zuera, en la elaboración de armamento químico o en el aeródromo de Ablitas. A diferencia de otras parte de Navarra o de otras provincias que se encontraban cerca del frente, el trabajo de los denominados Batallones de Trabajadores (BBTT) o Batallones Disciplinarios que se explotó aquí no se destinó a reparar carreteras o reforzar fortificaciones sino a labores relacionados con el ferrocarril o con construcciones hidráulicas, en su mayoría.
Dado el elevado número de personas que se emplearon, Castejón fue, durante un tiempo, el lugar donde eran concentrados y se alojaban en un viejo edificio en las afueras de la localidad construida en 1900 junto a las vías que en otro tiempo había sido una antigua fábrica de harina, conocida en la localidad como La Harinera y que a principios del siglo XXI compró una empresa vinícola para instalar una bodega.
castejón-zuera El profesor de la UPNA, Fernando Mendiola, ha realizado numerosos estudios sobre el tema y en El impacto de los trabajos forzados en la economía vasconavarra (1937-1945), publicado en la revista Investigaciones de Historia Económica, señala que "el 59% de los llamados esclavos del franquismo en estas provincias trabajaron directamente en labores relativas a la fortificación de fronteras, ya fuera en carreteras o construcción de búnkeres o nidos de ametralladoras".
Los trabajos en la línea Castejón-Zuera fueron uno de los más importantes realizados por estos batallones en el ferrocarril del país junto con los de la línea Madrid-Hendaya. No en vano, durante la Guerra Civil, miles de prisioneros fueron explotados para la construcción de la doble vía, de manera que los trenes pudieran circular en ambas direcciones. Este proyecto, apunta Mendiola, ya había sido diseñado por el gobierno de la Segunda República y calificado como de "prioridad estratégica" por un geógrafo militar antes de la contienda.
Según los documentos encontrados en archivos militares por el profesor de economía de la UPNA, a estos trabajos estuvieron destinados cinco batallones de Trabajadores, el 13, 149, 66, 68 y 69 y sus labores se centraron en las localidades riberas de Castejón, Cortes, Ribaforada y Tudela. Entre los años 1938 y 1939 y, pese a que el número de prisioneros estables no está fijado se estima que rondaron los 2.500. En uno de los documentos encontrados por Mendiola, fechado en el 19 de enero de 1938 "segundo año triunfal", se indica desde Burgos que "el Generalísimo ha resuelto se pongan 1.500 prisioneros en Castejón a disposición del Jefe del Servicio Militar de Ferrocarriles para la construcción de la doble vía de Zuera-Castejón, toda vez que de los 2.000 que le fueron adjudicados, el V Cuerpo del Ejército se quedó con parte de ellos para trabajos de fortificación y descarga de materiales".
ablitas y el bocal Uno de estos batallones se encargó también de construir el aeródromo de Ablitas, con un claro objetivo militar, cuando se estaba en plena batalla del Ebro, uno de los enfrentamientos claves para el desarrollo final del conflicto. De hecho, una de las leyendas que muchos vecinos de Fontellas han contado siempre señala que Franco ordenó construir un búnker, que aún existe, junto al palacio de Carlos V y que lo visitó en alguna ocasión. El palacio, ya en esos años, era propiedad de la Confederación Hidrográfica del Ebro que, precisamente, empleó a estos prisioneros para realizar diversas obras hidráulicas como acequias del canal de Lodosa en 1938 en el entorno de Cortes o diversos tramos del Canal de Bardenas en la zona de Aragón lindante con Navarra. En cuanto a los BBTT, en el Archivo Militar de Ávila Mendioola asegura que "hay referencia a este tipo de trabajos en Cortes, Villafranca o Tudela, pero seguramente un análisis pormenorizado pueblo a pueblo también ofrecería más resultados, así como información sobre la implicación de las autoridades y terratenientes locales en estos trabajos". De hecho, en la localidad de Villafranca alrededor de 170 presos estuvieron realizando "trabajos municipales".
Además de todo estos casos también en la Ribera existió algo muy diferente al resto del país, la creación de una fábrica de armas químicas que si bien es un extremo que no ha sido muy conocido ni estudiado, podía haber resultado mucho más relevante si la guerra hubiera evolucionado de otra manera. Se trata de la fábrica de armas químicas que se creó en Cortes, en la que se continuaron los trabajos e investigaciones iniciados en la fábrica de La Marañosa (Madrid), donde a instancias del rey Alfonso XIII trabajaron químicos que fabricaron los gases con los que en los años veinte se bombardearon las aldeas bereberes del Rif. "Poco sabemos todavía sobre esta fábrica de Cortes, pero hay constancia de que también en ella trabajaron varios prisioneros de guerra", apunta Mendiola que calcula la cifra en torno a la veintena. En febrero de 1937 la fábrica La Marañosa cayó en manos del ejército de Franco al tomar el Jarama y se decidió enviar la producción a la compañía del Ebro que fabricaba azúcar en Cortes, que se adaptó para las necesidades, y donde se llegó a producir en esos dos años hasta el final de la guerra 56 toneladas de productos químicos, principalmente iperita, una sustancia irritante que ya usaron los alemanes en la Primera Guerra Mundial. En 1940 todo volvió a La Marañosa.
soria-castejón Lo presos republicanos se agrupaban bajo cuatro tipologías: adictos o no hostiles al "Movimiento Nacional" (tipo A); desafectos sin responsabilidad (tipo B); desafectos con responsabilidad (tipo C), y por último criminales comunes (tipo D). El 1 de enero de 1939, cuando la guerra estaba casi terminada pues sólo faltaban tres meses para su finalización, el estado numérico de los efectivos que formaban los Batallones de Trabajadores, Unidades Especiales y Grupos en fábricas y talleres y encuadramiento era el siguiente: 119 batallones con 87.589 trabajadores, a las órdenes de 43 jefes, 61 capitanes, 182 tenientes, 456 alféreces, 26 capellanes, 33 médicos, 23 brigadas, 1.437 cabos y 9.114 soldados. Siguiendo instrucciones de la Jefatura de Campos de Concentración, estas agrupaciones disciplinarias iniciaron un proceso de reducción, agrupación y desaparición desde finales de 1939. En su mayoría, estos trabajos obedecieron a un doble objetivo, ya que al meramente utilitario de explotación para el beneficio del ejército de Franco y de empresas privadas, hay que añadir el valor simbólico de hacer reparar a los perdedores de la guerra "los daños perpetrados por las hordas marxistas", según el reglamento de los BBTT aprobado en 1938.
Otra de las líneas del ferrocarril que vieron la luz gracias al trabajo de los presos republicanos fue la línea Castejón-Soria, desmantelada desde hace más de 20 años. Proyectada a finales del siglo XIX e incluido en el Plan Preferente de Ferrocarriles de Urgente Construcción de 1926 su construcción se alargó durante décadas si bien en la República se le dio más impulso, el estallido de la Guerra Civil detuvo las obras. Durante 1938 y 1939 un total de 150 prisioneros estuvieron trabajando para concluir una obra que se inauguró en 1941. El 15 de abril de 1939, el coronel del Grupo de Trabajadores del Ferrocarril Soria-Castejón ordena al campo de concentración de Burgo de Osma (Soria) "un contingente de 150 prisioneros". El centro no podía cubrir el encargo y le comunicó que 52 presos llegarían desde el Campo de Miranda de Ebro (Burgos). Al franquismo siempre parecía faltarle mano de obra barata.
El 30-9-1941, ABC narraba la inauguración de la línea en la que participaron ministros y altos cargos de la Dictadura en un viaje que partió de Soria y paró en cada una de las estaciones. "Terminó la guerra y aquellas gentes vieron que los trabajos cobraban actividad creciente. Hoy, en fin, el viaje inaugural ha mostrado a todos la gran verdad. 'Gracias a Franco y a su gobierno', como hemos leído en casi todas las estaciones. Los pueblos en masa agitaban banderas. 'Gracias' es la palabra que más veces hemos visto escrita en los grandes carteles de salutación. Las manos rugosas y las jóvenes se juntaban para aplaudir sin más descanso que para saludar a mano abierta. Los cohetes sonaban atronadores. Y el 'Cara al Sol' tenía un sabor campesino y feliz que nos llegaba a todos muy dentro. En todo el trayecto nunca faltaron ante nuestros ojos camisas azules. Por doquier caras alegres. En todas partes el grito de 'Franco' hecho clamor".