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Marañon: del polvo de su castillo al romanticismo

el municipio de la merindad de estella es una encrucijada climática en los confines occidentales de navarra

Marañon: del polvo de su castillo al romanticismoM.SAGÜÉS

HOY en Marañón todavía se siente el aliento de Adita a orillas del chiquito Ega. Era su alcaldesa. Más aún, se padece su notoria ausencia en el irregular y desgastado entramado de palacio. De él fue fiel custodia, condición heredada de varias generaciones familiares de guardeses. Ella, Inmaculada Bretón Valencia, navarra hasta el tuétano, a pesar de ser del apéndice peninsular más occidental de estas tierras forales que penetran la también foral circunscripción alavesa, falleció hace cuatro meses. Adita, sin duda, fue la mejor representante de un Marañón singular, que ha escrito su historia con importantes hitos a través de su patrimonio, sobre todo arquitectónico. En la actualidad son casi inexistentes los vestigios de su castillo que se chuleaba en las estribaciones de la vertiente norte de la Peña de Lapoblación; era límite, tenencia y defensa del Reyno de Navarra ante Castilla. Otro mártir de la conquista. Mas si se ha podido conservar, a pesar de la crueldad del paso del tiempo, el abandono de algunas prácticas agropecuarias y la despoblación rural, la tan hermosa como rotunda iglesia románica de Nª Sª de la Asunción, que preside el municipio desde su cota más alta, y el mentado palacio, una construcción romántica y de personal traza neoclásica de principios del s. XIX que se sitúa en la parte oriental del pueblo. Adita, hada y suspiro marañero, ya cedió los trastos terrenales y las llaves de Cicerone a su marido, el vitoriano Fernando Orive Larrauri, y al nuevo alcalde, Roberto Abascal Antoñana, hombres maduros y cabales, románticos amantes de sus amores de ayer y de hoy. Los que no cambian por esos lares son San Sebastián y San Roque (16 de agosto), copatronos.

presente, geografía e historia En la actualidad Marañón es un municipio simple que cuenta con 55 personas empadronadas, lejos de los más de 250 que lo habitaron hace 100 años. Los residentes habituales son 41. Pertenece a la Merindad y Partido Judicial de Estella, y a la Mancomunidad, que forma junto a otros pueblos (Aguilar de Codés, Aras, Cabredo, Genevilla, Lapoblación y Meano) de la Sierra de Codés. Está ubicado a 622 metros de altitud y su término tiene casi 7 km2. El municipio limita al norte con Cabredo, al este y sur con Aguilar de Codés, al sur también con Lapoblación y al oeste con Lapoblación y Bernedo (Álava). Casi toda su superficie corresponde a la vertiente norte y este de la calcárea Peña de Lapoblación (1.243 m.). Al este y sureste el terreno es llano. Es atravesado por el río Ega. Su acogedor y controlado cauce por el pueblo recuerda el trazo de la pirenáica Otsagabia. El clima dibuja una encrucijada. Mediterráneo en las solanas de montaña, subatlántico en las umbrías y submediterráneo en el centro. La diversidad la remarca la vegetación con más de 100 ha. de hayedo, 100 de encinar, 11 de bosque mixto de quejigos y encinas, y 80 de hayas y encinas.

Su nombre Marañón y su gentilicio marañero/a los alude Julio Caro Baroja al terreno boscoso del norte de la población; un nombre romance que recuerda a los marañones que, en el siglo XVI se adentraron en la selva amazónica y a cuyo río, el Amazonas, se le conoció también como Marañón. Se cree que responde a la voz castellana maraña, que da significado a un lugar riscoso o cubierto de maleza que lo hace impracticable.

La presencia humana en Marañón en los primeros siglos d. C. la atestigua el hallazgo de 4 estelas funerarias de época romana. El castillo de Marañón estuvo situado en un promontorio rocoso en las estribaciones de Lapoblación. De él hablan documentos del siglo XI y XII. En 1124 Alfonso I el Batallador concedió fueros a sus pobladores, quienes desarrollaron el núcleo de Lapoblación con el que formó un mismo concejo el lugar de Marañón. Hasta que fue reducido a polvo en 1516, tuvo numerosos alcaides como Enrique de Viana, García Gil de Galdeano, Juan Ximénez de Aranguren y otros. En 1822, Marañón fue incorporado por escaso tiempo a la provincia de Álava. En 1845, ya en Navarra, se disgregó del valle de Aguilar y se separó de Lapoblación.

Su economía siempre ha estado unida a la tierra, sobre todo a la patata, al cereal y al tabaco. Este último ya no se cultiva por no ser ya rentable. En la actualidad la empresa de patatas frescas para cocinar Corres, que da empleo a cuatro personas, es la única industria del pueblo.

patrimonio La iglesia de la Asunción se erigió hacia 1200 en el más puro estilo románico rural con algunos elementos protogóticos. Sus ventanas en el lienzo principal son un canto al equilibrio y la sobriedad decorativa. Su robusta torre despidió la época renacentista al más puro estilo herreriano. La sacristía es una apósito barroco que alberga una bien labrada cajonería y finos copones platerescos. En su interior, entre otras imágenes y mobiliario, luce mágico y esplendoroso un retablo gótico de gran valor y otrora pretendido por poderosos brazos eclesiásticos. En su entramado luce pinturas y esculturas de estilo hispano-flamenco, posiblemente del taller o círculo del pintor Pedro Díaz de Oviedo y de los retablos de Los Arcos y de la catedral de Tudela. En el banco destaca la calidad, color y expresividad de los bustos de los apóstoles.

En el caserío quedan dos casas blasonadas: una, que fue durante décadas cuartel de la Guardia Civil, posee los escudos de armas de Hermosa y Maeztu. También encontamos una pequeña ermita del Santo Cristo junto a la carretera y, a escasos metros, La Cabaña, un caprichoso museo de aparejos, pucheros, alcanduces, armas antiguas y un largo etcétera propiedad de Ángel Ramiro Susunaga.

Del peculiar palacio, ahora cerrado, pero aún hábil y amueblado, nos ocuparemos en otra ocasión: De su traza, de su traspaso de los Maeztu a los Díez de Ulzurrun, de la estancia en él de Pío Baroja escribiendo La casa de Aizgorri...

Ahora, tristes y enfundados en terno catafalco y plomo invierno, palacio, castillo y la Asunción, todo Marañón, andan de luto. Mas no hay que temer, el halo de Adita, que levita y vaga por el pueblo, terminará por hacer que primavee con verde vida y esperanza. Si quieres hablar con ella quizá la encuentres a lo velazqueño al fondo, tras los rostros de los apóstoles del retablo o, con mirada de tono alma, disfrutando de Marañón desde alguna de las torres de su palacio.

Marañón, lugar y península occidental del viejo Reyno de Navarra. Polvo de castillo y hada, puro romanticismo.