El centro de día de Aibar muestra su reciente reforma, más amplio y nuevo por fuera; más luminoso y amable por dentro. Una placa en su fachada contiene la filosofía con la que se abrió hace diez años: Centro Rural de Atención Diurna/Eguneko Arretarako Landa Zentroa. Rural y diurno, con atención centrada en las personas mayores de la localidad y de la comarca, para que se mantengan el mayor tiempo posible cerca de su hogar y de su entorno y eviten el impacto de tener que abandonar sus pueblos.
También el edificio es un indicativo de ese afán: una casa de pueblo, integrada en él, en la calle Pintor Crispín, al lado de la plaza, entre la vecindad.
Hoy, diez años después de aquel 2016 en el que echó a andar, el centro se mantiene fiel a aquellos principios y valores con los que fue impulsado y crece. La reforma de ampliación ejecutada en los últimos meses le ha dotado de mayor superficie, calidad y número de plazas: de las 12 iniciales, a 18.
Con esas mejoras, sus 13 usuarias y usuarios vivieron ayer un día especial. Tocaba reinaugurarlo y fueron el centro de un acto sencillo con el acompañamiento de familiares, Ayuntamiento y la consejera de Derechos Sociales, Economía Social y Empleo, Carmen Maeztu.
Fue precisamente ese carácter fundacional, el que recordó el alcalde, Kiko Martínez Aldunate, al poner de relieve “la continuidad de un proyecto humano centrado en la calidad de vida. Un lugar de encuentro, atención y cariño”. Agradeció la labor y calidad del equipo de profesionales que lo atienden y el apoyo del Gobierno de Navarra, al tiempo que renovaba el compromiso del Ayuntamiento de “seguir haciendo de él un lugar lleno de vida”.
En el mismo sentido, le tomó la palabra la directora Edurne Sesma Aguas, la joven trabajadora social que ya lo era aquel 2015 de su inauguración. Desde entonces, presta sus servicios en el centro y sabe bien de su objetivo principal “acompañar vidas”, dijo en lo que es “una segunda casa y una segunda familia”. En ella todas y todos se conocen y se sabe los gustos y pequeños caprichos de cada cual; detalles que apuntó en su intervención.
Hasta hoy, concretó, 54 personas han pasado por el centro, “más que un número, con sus nombres, aficiones, anédotas... y forman parte de la historia de este lugar”, declaró.
Añadió que la falta de espacio, de luz natural y de ciertas comodidades detectadas con el paso del tiempo, se ha resuelto con estas obras “que posibilitan aumentar la oferta y mayor apertura de encuentro con la comunidad”. Y tuvo palabras de agradecimiento para el Ayuntamiento,por su liderazgo del proyecto, para el Gobierno, por su apoyo técnico y para la labor cotidiana de las profesionales.
También la consejera, Carmen Maeztu aludió al inicio del proyecto, que, señaló, conoció de cerca con el alcalde impulsor, Pedro Lanas, pionero en el empeño de un un proyecto “que responde al deseo y el compromiso del Gobierno con el servicio de proximidad y de desplegar políticas que hagan posible continuar a las personas mayores el mayor tiempo posible en el entorno familiar”.
La reforma
La reforma ha consistido en la construcción de una nueva sala multiusos y nuevos espacios administrativos en la planta primera y en la conversión de espacios de la planta baja en servicios higiénicos y espacios para el personal. Ha incluido nuevos sistemas de calefacción y ventilación para mejorar la eficiencia energética del edificio, la tecnología y la accesibilidad.
Las obras se realizaron entre noviembre de 2024 y abril de 2025, y el servicio se prestó en un local de los jubilados. Han sido cofinanciadas por el Gobierno de Navarra, con 311.576,93 euros, y el Ayuntamiento de Aibar, con 486,29 euros. Ahora el centro, con 162,3 metros cuadrados útiles distribuidos en dos plantas. Cuenta con una sala de usos múltiples, comedor, cocina, cuatro aseos, despacho, vestuario, 3 almacenes, sala de lavar y planchar. Su horario es de 10 a 16.30 horas, con servicio puerta a puerta en furgoneta.
Como en casa
La casa y el edificio anexo, objeto de las obras, han dotado al centro de mayor espacio y de luz. La amplia sala permite recibir a las familias de forma más cómoda y al grupo disfrutar más de las actividades. 13 personas, de edades comprendidas entre 68 y 101 años, forman hoy la familia procedentes de Aibar, Eslava, Leache y Sangüesa. Sostienen la casa con sus cuotas, fondos municipales y ayuda del Gobierno.
“Aquí tenemos vocación de trabajar con las personas siempre que quieran y puedan, para motivar en la medida de lo posible con cariño y corazón”, subraya Edurne Sesma, al frente de un equipo femenino: 3 gerocultoras: Gurutze Macía, Antonia Orzanco, Noelia Sigano; Gloria Jiménez(SSGG) Txaro Martínez, fisoterapeuta y Maider Sola, psicóloga, que atiende a usuarios y usuarias. Se declaran contentas. Ayer enseñaban alegres a la consejera su hogar diurno. “Este centro es un lujo” resumía convencido Javier Goñi Zoco, de Sangüesa.