cegado por el eterno sol y balanceado por el constante viento que le azota todos los días, el cruce entre las carreteras Tudela-Arguedas y Tudela-Ejea de los Caballeros alberga desde hace casi 40 años el único toro de Osborne que queda en Navarra. Rodeado de matorrales, desde sus 14 metros de altura tiene una de las vistas más bonitas de la capital ribera: la orilla derecha del río Ebro salpicada por el paseo del Prado, la Magdalena, el puente, la catedral, el cerro de Santa Bárbara con el Corazón de Jesús y La Mejana. Tras la retirada del que había en las inmediaciones de Alsasua (a la entrada del puerto de Etxegárate y que desapareció cuando se llevaron a cabo las obras de la A-1), el de Tudela es el único de la ganadería de Veterano de Osborne que permanece e pie en la Comunidad Foral, izado sobre sus cuatro ejes en el kilómetro 91 de la N-121. En la actualidad, 90 astados de esta camada resisten el paso del tiempo, si bien la legislación obligó a retirar o tapar la leyenda escrita y a mantener una determinada distancia con respecto a las carreteras.
Transformado de valla publicitaria en símbolo político ha pasado de ser "cosa de hombres" a elemento indispensable en cualquier acontecimiento que implique la bandera española. De hecho, las nuevas generaciones asocian tanto el toro de Osborne a la enseña, que lo identifican como un escudo de lo nacional, ignorando incluso el aprobado por la Constitución. Tanto se ha politizado su presencia que en Cataluña grupos independentistas y ultraderechistas rivalizaron, hace años, derribando y erigiendo el último que quedaba en esa comunidad. Hasta tal extremo ha llegado su difusión en los últimos años que la selección española de tenis acordó en junio de 2010 llevar en sus uniformes el toro de Osborne.
El de Tudela no ha sufrido tantos avatares pero su lomo ha servido, en varias ocasiones, para que diversos colectivos cuelguen sus reivindicaciones. No en vano, es un lugar de paso casi obligado para numerosos vehículos que viajan en dirección a Pamplona o hacia la zona de Ejea de los Caballeros. De hecho, cuando se colocó (a principios de la década de los 60) era zona de paso obligada de todos aquellos que venían desde Zaragoza e iban hacia Pamplona.
reivindicaciones
Gays y ecologistas
La última acción sobre el toro de Osborne ha tenido lugar esta misma semana. La figura apareció cubierta de manchas de pintura roja y con el lema: "España, exilio, paro". Además, en una de las patas traseras del astado se pintó la cara de un Joker.
Pero la historia no queda ahí. El 28 de junio de 1997, el toro y su ubicación sirvió de foco y pantalla a quienes reivindicaban el día del orgullo gay para dejar patente sus reivindicaciones sexuales. El despistado toro de Osborne fue pintado con manchas rosas hasta convertirlo en una vaca. Tanto revuelo creó la acción reivindicativa, por lo visible de la misma, que las cartas y artículos de opinión proliferaron. Una de ellas, firmada por Germán Delor, señalaba que "el toro de Osborne bardenero" no había sufrido una "violación en su identidad", sino que "el toro chulo, machote, divino, que pega con la goma del butano a todo torito que desee, para envidia de vaquitas cachondas y despistadas es gay, es decir, maricón, como dice el populacho de taberna". Curiosamente, por una acción similar un juzgado de Cáceres condenó a Javier Figueredo en 2005 a seis días de servicios sociales a la comunidad por convertir al toro de Osborne en una vaca suiza (con ubres y todo). Su intención era "reivindicar un mayor interés cultural en la región" y pese a que Osborne no presentó denuncia se impuso la petición del Ministerio Fiscal por causar daños contra el patrimonio. No menos polémica fue la colocación sobre la espalda del animal de una pancarta en recordatorio del aniversario del desastre nuclear de Chernobyl. En esta ocasión, la acción fue llevada a cabo por el grupo ecologista Landazuria. Esta acción fue coordinada en todo el país, pero en Navarra sólo se pudo colocar el lema "Nucleares, cierre ya" en el único toro que quedaba en la carretera Tudela-Pamplona.
reparto
90 en 15 comunidades
Los primeros toros de Osborne se comenzaron a instalar en el año 1957 y eran de madera. Posteriormente, hacia 1961, se transformó el diseño en chapa metálica y se pasó a los 14 metros de altura. La idea original era de Manolo Prieto. En total hoy en día existen 90 toros dispersos por la geografía española siendo Andalucía (23) y Castilla y León (14) las comunidades que cuentan con un rebaño más amplio.