Leopoldo María Panero Blanc nació en Madrid el 16 de junio de 1948 y falleció en Las Palmas de Gran Canaria el pasado 5 de marzo. Es el máximo exponente de la poesía transgresora dentro del grupo de Los Novísimos españoles, cuya labor literaria se desarrolló a partir de los años 70. Se trata de uno de los nueve poetas, que según el crítico literario catalán José María Castellet, formaron dicho movimiento, (Pere Gimferrer y Ana María Moix, recientemente fallecida entre otros), aunque él se sintió excluido.
Leopoldo María Panero fue el arquetipo de un malditismo cultivado que no le impidió ser el primer miembro de su generación en incorporarse a la nómina de clásicos de la editorial Cátedra, contar con una espléndida biografía escrita por J. Benito Fernández (El contorno del abismo, Tusquets, 1999) e insertarse en la historia literaria, las antologías y los programas académicos.
Escritor desde su más tierna infancia, estudió Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid, estudios que abandonó en segundo curso en protesta contra el "conocimiento formal" y "sin conexión". Y Filología Francesa en la Universidad de Barcelona. De aquellos años jóvenes datan también sus primeras experiencias con las drogas: desde el alcohol, hasta la heroína -a la que dedicaría una impresionante colección de poemas en 1992-. Hijo del radicalismo y la revuelta juvenil de los años 60 y 70, tuvo una vida personal transgresora. Tras un año en París, regresa a España en 1979 y publica Narciso en el acorde último de las flautas, uno de sus libros más celebrados.
Desde que cumplió los 19 años ha vivido en varias etapas recluido en hospitales psiquiátricos, entre ellos varios de Madrid y el de Mondragón (Guipúzcoa), donde permaneció 10 años. Las repetidas reclusiones no le impidieron desarrollar una copiosa producción no sólo como poeta, sino también como traductor, ensayista y narrador. A finales de la década de los 80, cuando por fin su obra alcanzó el aplauso de la crítica entendida, ingresó permanentemente en el psiquiátrico de Mondragón. Casi diez años después se estableció, por propia voluntad, en régimen abierto, en la Unidad Psiquiátrica de Las Palmas de Gran Canaria o como él lo llamaba: El manicomio del Dr. Rafael Inglott, hasta su fallecimiento hace unos días.
La biografía de este poeta y su entorno familiar, su padre el poeta Leopoldo Panero (1909-1962) y su madre Felicidad Blanc, escritora y actriz, (1913-1990). Su hermano, también poeta, Juan Luis Panero (1942-2013) y Michi Panero (1951-2004) siempre ha desatado interés en el ámbito cultural, ejemplo de ello son las películas de Jaime Chávarri El desencanto (1976), o la de Ricardo Franco Después de tantos años (1994). A la presentación y posterior tertulia de esta negra y dura, pero humana película, en los cines Golem de Pamplona, organizada por la revista Elgacena, viví el placer de acompañar a Leopoldo María Panero desde el psiquátrico de Mondragón. El viaje fue realmente surrealista, no dejó de fumar y beber coca-cola durante todo el camino, acciones que interrumpía para cantar a voz en grito "El obispo de las baleares con su polla hacía malabares".
Sirva este texto como homenaje al genial poeta que colaboró en tres ocasiones con aquella magnífica revista literaria de Tierra Estella: Elgacena. Concretamente, en el número 13 del año 1990 se recogen dos manuscritos inéditos. Uno de ellos dice así:
"Todo ciervo sabe morir
pero que al hombre le cuesta
lo sabe el lento dibujo
de la aguja por mis venas"
El número 17 del año 1994 reúne tres poemas inéditos y la radionovela
Amarás a un cadáver, con dos lesbianas y un gallo como personajes.
Este es uno de esos poemas:
"El carcaj y las flechas apuntan a Sebastián.
Un hombre llora en la sombra.
El carcaj y las flechas apuntan a Sebastián.
Bebo la sangre de la herida, el vino del dolor.
El carcaj y las flechas apuntan a Sebastián.
Estoy atado al dolor, como a un destino que supura
como una vida gris que supura, como el pus de las horas.
El carcaj y las flechas apuntan a Sebastián."
El año 1998, en su número 29 se reprodujo la conferencia ¿Quién teme a Virginia Wolf? pronunciada en Pamplona-Iruña el 14 de agosto de 1997 (conferencia en la que el desquiciamiento psicológico se manifestaba con fogonazos, fuera de todo corsé, llenos de autenticidad).
En 2003 fue galardonado con el Premio Estaño de Literatura por Antología Poética de carácter autobiográfico. Con motivo de su reciente fallecimiento, Jorge Herralde consideró a Leopoldo María Panero como un grandísimo poeta, muy inteligente, del que quedará el recuerdo del fulgor por sus poemas con imágenes imprevistas.
Él descansa en paz, su obra vive para siempre.