Aibar será el escenario este domingo de la reivindicación del derecho de los pueblos a euskaldunizarse, vivir y estudiar en euskera, algo que impide la zonificación a la que está sometida Navarra tras la Ley Foral del Vascuence de 1986. La fiesta, organizada por Sortzen, cuenta con el apoyo del Ayuntamiento y con la colaboración de todos los colectivos locales, a los que se han sumado los de la comarca. La fiesta, que cumple su quinta edición, lleva por lema Euskara josten hari gara!, tejiendo un pueblo del euskera sin zonificaciones, atraerá a miles de personas que se acercarán a fortalecer la reivindicación.

Casi 28 años después de que fuera aprobada la ley, la situación que viven los pueblos no vascófonos no ha cambiado nada. "Los datos arrojan la cifra que supera los 1.400 niños y niñas que diariamente se exponen a viajes para poder estudiar en euskera", afirmaba Aiora Epelde, de Sortzen, en la presentación.

Imanol Ibero y Urko Labaien, hoy jóvenes aibareses implicados en la fiesta del domingo, pertenecieron a esas promociones de niños y niñas a los que la línea divisoria les obligó a coger un autobús cada mañana, desde los 3 años hasta los 16, para acudir a la ikastola de Sangüesa, centro receptor de la zona con Lumbier, para poder estudiar en euskera. Sus padres apostaron por ello en los primeros años noventa porque creyeron que era la mejor opción para sus hijos, aunque tuvieran que desplazarse a diario. Otros como Lander Martínez o Edurne Sesma se educaron en castellano en el colegio público Gabriel Valentín de Aibar, en el modelo A (castellano con euskera como asignatura). Después, hicieron el duro aprendizaje de adultos. Pablo Martínez, padre de Lander y maestro, se reafirma en su decisión: "Ante todo, soy defensor de la enseñanza pública, pero también del euskera. Si se hubiera implantado en el instituto de Sangüesa, yo mismo lo habría bajado con mi coche", afirma.

Decisiones como éstas marcan el día a día y la realidad de cada pueblo, donde las diferencias se hacen más notables y el esfuerzo de las familias es mayor porque no tienen las mismas oportunidades. Lo que sí tienen claro es el derecho que tendría que asistirles en igualdad, y la defensa del euskera por el que apuestan a pesar de todo. "La ikastola era la oportunidad de que se educaran en euskera", recuerda Victorino Ibero, padre de Imanol, un vecino más de la comarca que impulsó la ikastola con su trabajo. "Si todo ese esfuerzo se hubiera invertido en favor de una escuela pública en euskera, todo el mundo habría tenido la misma oportunidad", recalca Martínez, y esta es una de las reivindicaciones básicas de la fiesta de Sortzen: la oficialidad del euskera, el derecho a euskaldunizarse y a vivir en euskera en el marco de las escuelas públicas.

A pesar de los obstáculos, la sensibilidad con el euskera se abre paso como puede. A sus 24 años, Edurne Sesma lo aprende de adulta en AEK. "Mis padres eligieron la escuela pública, y valoraron que de mayor podría aprenderlo. Ahora es más difícil porque hay que compaginarlo con el trabajo. Es injusto no haberlo podido estudiar en la escuela por motivos políticos, y que no se pueda estudiar todavía", reconoce. "Es cuestión de voluntad política, y de que nos lo propongamos los adultos", defiende Imanol Ibero.

programa. Todos estarán ahí el domingo, entre la música y danzas de la comarca unidos por el euskera con un amplio programa. Gaitas de Aibar, txistorrada, hinchables y exposición sobre toponimia vasca en el ayuntamiento. Actuaciones de danzas de Otsagabia y gaiteros de Lumbier, danzas de Rocamador, comparsas de Aibar y Aoiz, acordeonistas, kantuz, zanpanzar, coral, comida y conciertos por la tarde.