erratzu - Los miembros de las familias que llevan el apellido Otondo por todo el mundo, sobre todo en América y en Europa, regresaron ayer a su tierra nativa, al Valle de Baztan, y más en concreto a Erratzu, donde en el barrio de Gorostapolo se sitúa el solar original, la casa Otondoa. En el que es su sexto encuentro familiar, nada fácil por la lejana procedencia de muchos de ellos, volvieron a abrazarse y saludarse, a compartir la misa por sus fallecidos y, casualmente, la procesión del Corpus Christi que con bandeo general de campanas les llevó con el Santísimo bajo palio por toda la localidad.

Un domingo o día festivo en Erratzu es de nutrida asistencia, montañeros que recorren los montes y ascienden a las cimas cercanas, senderistas y visitantes de la cascada mágica de Xorroxin. Ayer también fue así, pero además llegaron los Otondo del mundo mundial, con el patriarca Agustín Otondo Dufurrena a la cabeza desde Chile, y por cierto el único que se protegió con la típica txapela vasca del solazo que pegaba lo suyo.

"Aquí parece que han empezado a olvidarla y entonces tendremos que ser nosotros los que la utilicemos", bromeaba Agustín, que aparenta más joven cada año y destaca en la investigación histórica de Baztan y de los baztandarras de la diáspora. Por ello, mereció en 1997 la Cruz de Carlos III el Noble de Navarra y sus obras son referencia obligada para el estudio y la consulta y continúa inagotable entre antiguos documentos y archivos.

Se le veía feliz, en la foto de familia que no podía faltar en el puente que une los barrios de Erratzu y arrasó la tromba dramática de 1913. Entonces, también se hizo patente la solidaridad de los "americanos de Erratzu", que enviaron sus aportaciones para reconstruir el puente, las casas y caminos y la parroquia de San Pedro Apóstol, el patrón que en unos días apadrinará las fiestas.

En la misa, fueron acogidos y saludados por el párroco, Jesús Zabala, que cada semana atiende las parroquias de Arizkun, Amaiur, Zugarramurdi, Urdax y Erratzu, cinco nada menos. Los Otondo ofrecieron la misa por sus fallecidos y por sus antepasados que les unen a Erratzu y Baztan, y luego marcharon a Oronoz donde unos ochenta de todos ellos compartieron en el Urgain un espléndido y sabroso banquete. La que no pudo venir aunque se le recordó y sí lo hicieron sus padres, fue Candelaria Otondo Garbizu, que reside en Chascomús, en Argentina, sede de anterior encuentro y "madrina" promotora con Agustín Otondo del festejo que periódicamente les hermana.

la llamada de la tierra

Fidelidad. Los Otondo del otro lado de los Pirineos, los que marcharon y asentaron sus familias en América, y los baztandarras que residen en Baztan y son los que menos tuvieron que desplazarse, respondieron puntual y fielmente a la llamada de su tierra, y volvieron a reencontrarse con sus raíces. El Otondo más antiguo del que hay noticia era de la casa del mismo nombre, Otondoa de Gorostapolo, en Erratzu. De aquel antiguo solar nacieron las ramas que hoy se extienden por el mundo, principalmente en América del Sur, a donde llegaba la mayor parte de los baztandarras que, desde el siglo XVIII en particular, salieron a la busca de trabajo y un futuro mejor. Y lo consiguieran o no, llevaron (llevan) a su tierra en el corazón y en el recuerdo.