La plaza del Castillo bajo la nieve, 1888
En 1888 - Pamplona era una ciudad pequeña, herméticamente cerrada tras sus murallas y sometida al férreo control de curas y militares. Así las cosas, es fácil imaginar el espanto con el que se recibieron las noticias que llegaban de Inglaterra, donde un desconocido, apodado Jack el Destripador, sembraba el terror en las noches londinenses.
Ajeno a aquellos horrores, una mañana invernal de aquel año un fotógrafo extranjero llamado Robert Greuling, del que no hemos podido recabar mayores informaciones, plantó su trípode en la nieve recién caída en la plaza del Castillo, y obtuvo esta interesante imagen. Llaman la atención, por encima de todo, las siluetas de los dos personajes que acaban de cruzarse en medio de la plaza. Uno de ellos lleva pantalón estrecho y levita, y parece ir tocado con una gorra. El otro, más bajo y recio, lleva abrigo y pisa la nieve con prevención. Y los dos parecen sacados precisamente de los bajos fondos londinenses, o de una novela de Charles Dickens.’t’
Hoy en día - A pesar de lo mucho que se escribió sobre el tema, el nombre del asesino que causó el terror en el Londres de 1888 sigue siendo un misterio. Claro que a estas alturas poco importa ya, puesto que el viejo Jack debe llevar mucho tiempo tieso en su tumba.
En otro orden de cosas, una comparación de ambas fotos nos hace ver que la plaza sigue igual en esencia. Sigue presidida por el edificio del Crédito Navarro, que había sido construido en 1885, y siguen también en su sitio los dos inmuebles que abren la calle Chapitela, aunque uno de ellos, el del hotel La Perla, ha sido recrecido en una altura. Así las cosas, los cambios más relevantes afectan al mobiliario urbano. Las viejas farolas de gas han sido sustituidas por modelos de inspiración modernista, y los bancos de piedra han dejado su lugar a otros más modernos e impersonales. La fuente de la Mariblanca, por último, se ve hoy sustituida por el famoso kiosco, que se ha convertido en todo un símbolo de la vieja Iruñea.