corella - La ciudad ribera tuvo el honor de honrar a sus patronos y a la tauromaquia navarra con un encierro de Partido de Resina, el ahora nombre de la legendaria ganadería de Pablo Romero. La corrida no rompió a buena, pero como hace escasas fechas en Las Ventas, si aportó, además de su belleza única, dos toros con mucho interés. Estos, Alpargata y Cabrito, se sortearon como lote que correspondió a Sánchez Vara. El de Guadalajara, que toda la tarde aportó voluntad y variedad, tuvo la oportunidad de cuajar un triunfo que hubiera llamado mucho la atención, mas no lo consiguió por falta de valor y pericia al entrar a matar al excelente y bravo Alpargata y tras no poder domeñar la más que interesante y enraizada movilidad de Cabrito. Una pena para él, pero casi más para la divisa de los guapos entrepelados del Guadalquivir, que necesitan toros bravos y triunfos como el agua que nutre la marisma donde se crían. Toros para que en una plaza como la decana de Navarra, se les hubieran cortado las orejas. Una veta, esta de Alpargata, sobre todo, que hace concebir esperanzas de que esta estirpe minoritaria de chatos cárdenos siga siendo uno de los tesoros que dan equilibrio ecológico y natural de la Península Ibérica.
Tampoco queramos engañar a nadie por no decir que, en conjunto, a la corrida le faltó fuerza y casta. Y movilidad, clase y meter la cara. Muchos embroques fueron con las bonitas caras de los pablorromeros luciéndose por encima de los estaquilladores.
La corrida terminó muy a la baja porque el sexto fue sustituido por inválido por otro de la misma casa ganadera bastante terciado y que pronto acabó en marmolillo. Tres toros, 1º, 3º y 4º, lejos de lo que se pide a un toro bravo para la excelencia de la toreabilidad moderna, fueron manejables y dejaron estar a Rafaelillo y Alberto Álvarez. Rafaelillo no terminó ni de entenderse ni de entregarse con su lote. Trajinó mucho, en exceso, queriendo hacer ver su oficio adquirido en tantas batallas con corridas duras. El personal acabó pidiendo que correteara menos y toreará más. Alberto Álvarez, que ya cortó una oreja a un toro de esta sangre en Zaragoza en 2010, repitió premio en Corella. Lo hizo ante un Mediapala, el único cinqueño de la corrida, insulso y bastante parado. El de Ejea de los Caballeros puntuó por su buen uso del capote y por un asentado y templado arrimón sin utilizar la ayuda. Mató bien al primer intento como refleja la fotografía inferior. Al contrario, ante el sexto bis, pegó una sartenada de pinchazos. No obstante, de los tres coletudos, fue el de mejor concepto taurino.
Ganadería. Seis toros de Partido de Resina, antes Pablo Romero. Bien presentados. El 6º, inválido y muy protestado, fue cambiado por otro, chico, del mismo hierro. Al conjunto le faltó fuerza y casta, menos al bravo y encastado 3º y al mansito, pero que sacó interesante raza, 5º.
Rafaelillo. Estocada atravesada (saludos). Y estocada tendida (silencio).
Sánchez Vara. Estocada al costillar y estocada trasera (saludos tras aviso). Y dos pinchazos, otro hondo y descabello (silencio).
Alberto Álvarez. Estocada un punto delantera (oreja). Y 11 pinchazos y estocada (silencio tras aviso).
Presidencia. Bien a cargo de Iván Sesma.
Incidencias. Media entrada y tarde veraniega.