La costilla hace la unión en las fiestas de Villava
Alrededor de 3.000 personas participaron en la comida“Buen ambiente” y “tradición”, cualidades de la cita, según los asistentes
VILLAVA-ATARRABIA - Nadie hubiese dicho ayer que Villava se encuentra en el ecuador de sus fiestas; en sus calles, desde primera hora de la mañana hasta pasada la tarde, se respiraba total tranquilidad. Pero desde final de la calle Mayor, donde está el parque Ribed, emergía una enorme nube de humo, la de las 70 parrillas de la tradicional costillada popular, en la que participaron unas 3.000 personas.
Entre ellas, gente de todas las edades. Después de comer, los más pequeños correteaban por el recorrido del encierro, a un lado del parque, jugaban en los columpios o se escabullían por el pequeño laberinto vegetal. Los adolescentes y mayores se relamían los dedos del jugo de las costillas, txistorras y pancetas que ayer se cocinaron gracias a los 900 euros en carbón que regaló el Ayuntamiento. Toldos y sombrillas de todos los colores y mesas de todas las alturas llenaban el parque. Los más madrugadores las habían instalado a las 7.30 horas, como las quinceañeras Arantxa González, María Cobo, Edurne Barea, Lorea Azcona, Saioa Álvarez e Irene Jaso. “Es la primera vez que venimos solas, aunque ha sido un padre el que ha cocinado”, explicó Arantxa. La mayoría de ellas disfrutó la jornada desde el principio, dado que estudian en Villava y sus centros escolares cierran hasta hoy. Así, muchos adultos pidieron fiesta en sus trabajos para no perderse este evento.
Algo más veteranos pero con las mismas ganas de disfrutar estaba la cuadrilla de Iovanna Barrena, Josune Osinaga e Iker Macaya. Un grupo de 18 amigos de entre 23 y 32 años que no se pierden esta cita “desde hace muchos años; somos autóctonos”, exclamó Barrena. El secreto para hacer unas ricas costillas es, según Macaya, uno de los que asó los 10 kilos de carne, “mucha cerveza en el cuerpo”, bromeó. “Pero las sacaban crudas y les hemos dicho que las vuelvan a hacer”, apostilló Osinaga.
Más experimentado estaba el grupo de amigos de Jesús Apesteguía, de 50 años. A seis costillas de cordero por cabeza, además de ensalada y vino, este vecino se encargó de hacer dos parrillas. “Se supera cada año”, subrayó su amigo Germán, que celebraba su cumpleaños, el que recordarán por un despiste: echaron azúcar en lugar de sal a la primera tanda. “Ha venido un tío a probarlas y se ha ido muy feliz pensando que nuestras costillas eran diferentes y que estaban muy buenas; luego nos hemos dado cuenta por qué”, confesó entre las risas de su cuadrilla.
“Tradición” y “buen ambiente” fueron las palabras que más repitieron los asistentes para describir esta jornada, que lleva varias décadas celebrándose. “Una tontería, como puede ser juntarse gente a comer, acaba convirtiéndose en una fiesta en la que te lo pasas de cine”, manifestó el vecino Iñaki Arbizu. La sobremesa estuvo protagonizada por el encierro de vaquillas. Después, a las 19.00 horas, muchos de los presentes se trasladaron al frontón, a un partido de pelota.
Más en Navarra
-
14 expertos darán forma al centro de memoria y contra el fascismo en los Caídos
-
Pamplona modificará la parada de villavesas de Cuatrovientos para mejorar la seguridad
-
¿Buscas planes para tus hijos e hijas este verano? Pamplona ofrece campamentos urbanos, excursiones y piscina
-
La Lotería Nacional deja un premio de 30.000 euros en Ansoáin