pamplona - Hay dos plazos que presionan a las administraciones encargadas de colocar contenedores de basura de diferentes colores -para todos los materiales- por las calles de cada municipio. Por mandato europeo, el reciclaje de residuos debe suponer el 70% en 2030 (un 50% para 2020), y la recogida separada de biorresiduos será obligatoria en 2025. Al desecharse la opción de la incineración y prohibirse el vertido salvo en cantidades mínimas, el Gobierno foral se enfrenta al reto de abordar nuevas soluciones para tratar la llamada “fracción resto”, el material que queda después de recuperar la materia orgánica. Así quedó claro en la reunión mantenida ayer por representantes de las diferentes mancomunidades y el consejero de Desarrollo Rural José Javier Esparza.

La planta de biometanización de Tudela está tratando actualmente un total de 60.354 toneladas de residuos de las 95.586 que gestiona el Consorcio de Residuos de Navarra en el que participan todas las mancomunidades -excepto la de la Comarca de Pamplona- y controlada al 50% por el Gobierno. Así, la nave de Culebrete trata al día 165 toneladas de basura orgánica procedente de la Ribera, Ribera Alta, Sangüesa, Valdizarbe, Mairaga y Bortziriak. Cuando se inauguró, la cifra era de 90 toneladas diarias. La planta que gestiona la empresa Fomento separa la fracción resto de la orgánica y con la segunda se genera biogás para energía eléctrica; el desecho se vierte.

Con el cierre de pequeños vertederos, parte de las basuras de municipios de la zona norte fue trasladada hasta Tudela. El Consorcio cubre 284.637 habitantes, 142.444,60 viviendas a las que se cobra (el Consorcio) una tarifa de 46,32 euros de “tasa doméstica” por tratar la basura (cada mancomunidad cobra aparte la recogida). Precisamente este sistema es cuestionado por mancomunidades como la de la Sakana que considera que no se incentiva la recuperación. “Hemos reducido a la mitad la fracción resto que va al Culebrete, de 7.000 a 3.500 toneladas (20.000 habitantes). Estamos pagando 545.000 euros independientemente de la cantidad que se lleve”, abunda Aitor Karasatorre, responsable de la Mancomunidad de Residuos de Sakana. En Sakana hay tres tipos de recogida: Irurtzun y Alsasua, que continúan con la recogida tradicional; una zona mixta con núcleos de menos de 400 habitantes con compostaje doméstico y comunitario, sin recogida selectiva pero que logran recuperar el 50%; y en el resto de localidades se aplica el puerta a puerta incluyendo la fracción orgánica y se alcanza, indica, el 80% de recuperación.

Karasatorre es partidario de impulsar plantas de compostaje donde se generan los residuos. Así, proyectan una en Arbizu para “cerrar el círculo de la materia orgánica”. Respecto a la fracción resto, menciona experiencias como la de la Diputación de Gipuzkoa (planta de tecnología alemana) en la inertización de residuos, plantas que convierten el desecho en material “sin carga biológica” y que se pueda almacenar. Temen además que la opción de la “valorización” (incineración) de residuos en la cementera de Olazti no se descarte a futuro.

Por otro lado, en Montejurra, que cubre Tierra Estella, presumen de llevar 23 años recogiendo la materia orgánica a través de un contenedor específico. El material (unas 12.000 toneladas anuales para 60.000 habitantes) se lleva a la planta de Cárcar para su compostaje tradicional y su venta posterior para agricultura y jardinería. En este momento se entierra el 46% de lo que se genera, admite. Esta solución es, a juicio de Pedro Mangado, la más eficiente, la recuperación in situ.

Otras mancomunidades como la de la Ribera abogan por una solución global para toda Navarra a la hora tratar la fracción resto. Desde la Mancomunidad de la Ribera (90.000 habitantes) a través de la biometanización (se trata el contenedor verde con la fracción orgánica y el resto, todo junto) se entierra (vertedero de El Culebrete) el 45% de los residuos que se generan, indica su presidenta, Maribel Echave. Asimismo, está en proceso la implantación del quinto contenedor de materia orgánica a lo largo de 2015 en toda la Ribera.

En la Mancomunidad de Ribera Alta de Peralta (32.694 habitantes) el contenedor verde (resto y orgánica) se lleva hasta la planta de El Culebrete. Asimismo, la materia orgánica (llevan un año con la implantación del quinto contenedor) va directamente a una empresa privada de Caparroso para su transformación en biogás. En este momento consiguen recoger 725 toneladas anuales de basura orgánica.

En Mairaga (Zona Media, 23.000 habitantes) calculan que en un plazo de tres años se habrá logrado extender el quinto contenedor de materia orgánica, sistema que arrancará en 2015. Mientras, el contenedor verde va directo a El Culebrete. A su vez, las mancomunidades de Sangüesa y Valdizarbe también acuden a Tudela.

Por su parte, en la Mancomunidad de Pamplona (134.000 toneladas) la materia orgánica del quinto contenedor (5.000 toneladas anuales) se lleva a Caparroso, donde se mezcla con purines para compost.