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Kapitán Kaníbal o cómo blandir una espada ‘made in Pamplona’

Sus personajes favoritos en todas las historias son los antihéroes. De ellos, J.J. Chas revive sus espadas en madera, un trabajo casi único en el Estado

Kapitán Kaníbal o cómo blandir una espada ‘made in Pamplona’IBAN AGUINAGA

Pamplona - “Me quedé en paro y, a mi edad, ya no te cogen en ningún sitio”. Así es como el vecino de la Rochapea Juan José Chas Labayen, de 51 años, comienza el relato de la historia que empezó a escribir hace doce meses, cuando talló su primera espada en madera. Desde entonces, ha forjado dos docenas de ellas bajo el nombre de Kapitán Kaníbal; una afición que poco a poco se va convirtiendo en la forma con la que ganarse el pan y que llegó un día, de casualidad. Hoy, es uno de los tres luthiers “de calidad” de estos sables de todo el Estado, junto a Espadas Redo, de Jerez (Cádiz) y Bonilla, de León”, especifica.

“Soy un friki”, se autodefine. A excepción de una temporada en la que creó collares de madera, J.J. Chas jamás había tallado este material; una falta de experiencia que no fue ningún impedimento a la hora de ponerse manos a la obra. “Soy bastante habilidoso con las manos, así que ha sido bastante fácil”, reconoce este hombre, que ha sido dibujante de cómics y diseñador de portadas de vinilos, entre otros oficios.

Su primera espada surgió después de estar un tiempo buscando una con la que practicar Kung Fu, una de sus aficiones y de la que llegó a ser monitor en varios clubes de Pamplona. “Veía muchas que costaban unos 2.000 euros, así que me dije que iba a hacerme una de madera, más personal y mucho menos peligrosa”, señala. Al acabarla, no solo él quedó contento con el resultado, sino varios compañeros del gimnasio de Ansoáin en el que entrena. “Allí vendí un par y decidí que me iba a dedicar a hacer espadas”, explica Chas.

En este año de trabajo artesanal, sus manos han dado vida a estoques árabes, chinos, ibéricos, romanos y medievales, entre otros estilos. “Es un campo que está bastante abierto y en el que hay mucha afición”, no solo para practicar artes marciales, sino también como elementos decorativo, de entretenimiento o cosplay (tendencia de moda por la que sus seguidores visten como personajes de ficción, especialmente de cómics y videojuegos). “Además, está muy de moda todo lo del Señor de los Anillos o Águila Roja, donde aparecen muchas espadas”, señala J.J. Sus primeras 20 obras se dieron a conocer estas Navidades a raíz de una exposición que tuvo lugar en el bar Rincón de su barrio de toda la vida.

De sus espadas se queda con la historia que hay detrás de ellas: “Cada una tiene sus conquistas, forman parte de relatos épicos”. Así, Kapitán Kaníbal ha ido conociendo más de cerca diferentes escenas de la historia, de las que prefiere a los “antihéroes. Los buenos siempre son estupendos y ganan. Pero sin el malo no habría historia y él tiene su espada”.

FUTURO Una historia que tiene especial protagonismo en nuestra Comunidad: Sancho VII el Fuerte consiguió la victoria en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, en la que el rey navarro cortó con su espada las cadenas que rodeaba la tienda del califa Miramamolín y que hoy integran nuestro escudo. Ahora, J.J. está en plena fabricación del acero de Sancho VII: “Me suena que no hay ninguna réplica”. Cuando la acabe -su confección podría costar hasta una semana- me empezaré a mover para darlas a conocer”. Para esta promoción también acaba de poner en marcha junto a su hijo, Alain, una web donde muestra los trabajos realizados hasta el momento: www.kapitankanibal.com.

El secreto para sus espadas es, según este rochapearra, “mucha lija y mucha imaginación”. En su taller de la travesía de las Huertas no hay bocetos de sus futuros proyectos. “Está todo en la cabeza”, dice. Dentro de ella, infinitas ideas de progreso en sus diseños. Hoy son especialmente de haya, aunque muchas llevan partes de madera de roble, castaño, boj o chapeli. Las decoraciones, picaportes, tachas y pequeñas figuras de latón y cobre, además de algunas manos de pintura que le da color. “En un futuro, espero ofrecer la posibilidad de incluir incrustaciones de oro o plata”, sueña Chas Labayen.