AURIZBERRI/ESPINAL - “Hoy no os quejáis del tiempo, ¿eh?”. Así recibía ayer José Ignacio Ilarraz Mendoza, vendedor de la empresa Asme Frutas y Verduras, a los vecinos de los pueblos pirenaicos que el pasado sábado fueron agraciados con el primer premio de la Lotería Nacional. El pescatero de 48 años, junto con su hermana Txus, de 45 años, volvió a realizar su ruta habitual más ilusionado que nunca, aunque el tiempo no acompañara. Los hermanos, oriundos de Villava, también tuvieron suerte, ya que se quedaron con dos de los 85 décimos repartidos y les ha tocado 60.000 euros al décimo.
“Estoy muy ilusionado, sobre todo por mi hermana. Ahora mi sobrina podrá ir a estudiar a Salamanca”, reconocía. José Ignacio recibió la noticia el sábado, cuando se encontraba vendiendo pescado en Erro. Es la primera vez en 30 años que reparte un premio de tal calibre. “Me alegro mucho por toda esta gente porque el premio está muy repartido. Al final es gente mayor que siempre ha tenido un sueldo de ganadero y yo creo que se lo merecen”, subrayó. Él mismo se encargó de avisar por teléfono a varios de los premiados, como por ejemplo a las hermanas Gárate, de Auritz/Burguete, a Pablo de Osteritz o a Juan Pedro Elizondo, de Luzaide. “Hay personas de las que te alegras muchísimo”, afirmaba José Ignacio con entusiasmo.
un trabajo sacrificado José Ignacio Ilarraz cogió las riendas del negocio hace tres años, cuando falleció José Ignacio Olaverri Busto, su antiguo jefe. “Su mujer y su hija se quedaron en la pescadería y me ofrecieron a mí llevar el negocio ambulante. Me hice autónomo y me monté mi propia empresa”, explicó. Para entonces José Ignacio ya llevaba 27 años trabajando en Olaverri. Es consciente de que es un trabajo duro y que cada vez hay menos clientela. ”Yo veo que los pueblos se terminan. La gente mayor se va muriendo y los jóvenes prefieren ir a comprar a grandes superficies y después congelar los alimentos en sus arcones”, opinó. También recordaba que en ciertos pueblos como Luzaide las familias tenían ocho hijos y por ello se compraba mucho más. “Hace unos años podíamos llegar a pasar una jornada entera en Valcarlos. Hoy, muchos días para las 9 de la mañana ya hemos terminado”, se lamentaba.
Con el paso del tiempo, una de las cosas que no ha cambiado es el cariño de sus clientes habituales. “Los vecinos de la Montaña pueden parecer al principio cerrados, pero una vez que se te hacen, lo que recibes es una pasada”, manifestaba Txus Ilarraz. Y es que comprar pescado y verdura se convierte también en un acto social. Tanto es así que los hermanos ya conocen muchas de las historias con nombre y apellido de su clientela más fija. “Más o menos ya sabemos hasta lo qué van a comprar, por eso venimos preparados”, relataba. En verano, en cambio, es más difícil calcular porque la clientela varía. “La ruta en verano es mucho más bonita. Por ejemplo, entramos en el camping de Espinal y es como vender en un pueblo más. Además, se suelen acercar peregrinos sorprendidos al ver un camión que transporta fruta y pescado para vender. Pero lo que más les sorprende es que vendamos los ajos en horcas”, confesaba. A pesar de que ninguno de los premiados ayer cambiara su lista de la compra habitual por algún capricho culinario, José Ignacio se muestra contento por los décimos que cayeron en manos de los premiados. “Es muy gratificante repartir tanto dinero entre los clientes fijos”, subrayaba. Por esa razón, este premio lo recibe como una recompensa a todos estos años de sacrificio en zonas de montaña muy despobladas. Es arriesgado, pero seguirán trabajando, ya que tienen un compromiso firme que va más allá del negocio, un compromiso con los vecinos del Pirineo.
LAS CIFRAS
60.000 euros. Es la cantidad premiada por cada décimo.
83 décimos. El pescatero repartió 83 décimos por 22 localidades donde realiza la ruta.
31.598
Éste es el número premiado de la Lotería.