Los vecinos de Arizkun y muchos del valle de Baztan acudieron fieles a la cita con el fuego y las hogueras para cumplir con el rito ancestral del solsticio de verano o de la noche de San Juan y pedir la purificación de sus cuerpos (y quizás de sus almas), según es creencia. En todos los pueblos y villas del País del Bidasoa, en Euskal Herria entero y en todo el universo mundo, se hace lo mismo si bien, a nivel local, el que atrae a decenas de gentes es Arizkun, donde el bandeo de campanas, el espléndido escenario arquitectónico de sus calles y plaza, y los fuegos que se prenden a la puerta de cada casa, ofrecen una imagen cautivadora como pocas.
En las hogueras, antes más, aquí se quemaban los restos de la hierba seca acumulada desde el año anterior, cosa que ahora se incrementa con lo que se encuentra de madera y es viejo o inservible, además de la papelería y el cartón que nos invaden. El personal salta sobre el fuego y pronuncia a voz en grito o para sí mismo el viejo sortilegio: “Txarrak kanpora onak barnera: ¡sarna fuera!” (fuera lo malo, lo bueno adentro; ¡fuera la sarna!), quizás reflejo de un deseo de purificación interior y exterior, en tiempos en los que la higiene era más complicada sin el agua abundante que brota ahora (como milagrosamente) del grifo.
Las calles Txuputo desde la entrada a Iturraldea y la parte alta del pueblo, Tximindo desde la plaza hasta la salida hacia Erratzu, y Larrainkarrike (la calle de las eras y huertas) de la plaza bordeando el pueblo hacia el atardecer es donde se enciende el fuego. Tañen campanas, crepitan las llamas, suenan txistu y tamboril y gritan grandes y niños al saltar, y el jolgorio es auténticamente mágico.
flores El herrikoseme (natural del pueblo) Toribio Inda, hombre que gusta recordar tiempos y costumbres pasados, destacaba ayer mismo las hogueras como “uno de los momentos más especiales” que se celebran en Arizkun. La tradición de saltar el fuego para “ahuyentar la maldad es anterior a la cristiandad y se ha transmitido de generación en generación”. Inda también recuerda que el día de San Juan es costumbre que “se bendigan unos ramos de flores que luego permanecen colgados dentro del hogar hasta el año siguiente y salvaguardan a los habitantes de los malos espíritus y de las brujas”. Al pasar el año, esas flores se queman en la hoguera de la víspera de San Juan, cosa que, quizás los mayores, hicieron también ayer.
fuego y agua en el mundo
Purificación universal. El fuego y el agua tienen un significado purificador en todas las partes del mundo, al iniciarse el ciclo del solsticio de verano o de San Juan. En todos los pueblos y culturas se considera de esta forma a cuatro elementos, fuego, agua, tierra y aire, los dos primeros en particular entre nosotros. La víspera (aquí al amanecer) en la selva de Perú, hombres y mujeres van a los ríos a purificarse con el “baño bendito”, y prender fuegos y hogueras y saltar sobre ellas se cree que trae salud y felicidad para todo el año. - L.M.S.