villamayor - Llegan muchas veces con la lengua fuera, helados cuando hace mal tiempo y acalorados cuando el sol aprieta y se encuentran en medio de un campo entre Villamayor de Monjardín y Los Arcos un oasis en forma de bar en el que los peregrinos pueden tomar algo caliente o frío y también recuperar fuerzas con un buen bocata.

Tras la barra de La Flecha Amarilla, que es como se llama este negocio, está Eduardo Munuera Bilbao, un vecino de Abárzuza que haciendo la Ruta Jacobea en 2013 detectó una carencia. Ahí tuvo la idea. “Hice el Camino estando en paro y poco a poco fue cogiendo forma la idea. Vi que en muchos tramos había varios kilómetros sin ningún tipo de servicio y me fui planteando esta posibilidad”.

Después, al regresar, buscó un punto apropiado y este lo era. “La verdad es que muchos peregrinos se alegran enormemente de ver un bar aquí y hay otros que ya saben que voy a estar porque varias guías sobre el Camino me han incluido”, indica Munuera, que incluso aparece en una novela escrita por una peregrina brasileña que pasó por La Flecha Amarilla.

Para que descansen y se sientan lo mejor posible, Munuera coloca todas las mañanas siete mesas con 32 sillas en su original terraza. Además, cuando hace calor o llueve instala también tres carpas para que los peregrinos se refugien y recientemente ha añadido una caseta de obra donde ha colocado también una mesa para mayor resguardo de los caminantes.

Allí los peregrinos pueden tomar desde un café y todo tipo de refrescos, hasta un buen bocadillo de chistorra, panceta, chorizo... O tentempiés como patatas fritas, frutos secos, chocolate e incluso fruta. Algo muy demandado es el zumo de naranja natural y otro producto estrella, aunque por otras causas, son los Compeed para las ampollas. “Al final todo es un servicio para el peregrino”.

Llegar al punto en el que se encuentra ahora, es decir, con todo montado fue una tarea cuando menos ardua y es que a esa idea había que darle forma y convertirla en un bar sobre dos ruedas. “Yo sabía lo qué quería, pero no lograba encontrarlo, así que me fui a varios sitios y en Murcia vi un chasis que me podía servir. Contacté con la persona que los hacía y poco a poco fuimos diseñando el remolque. Yo sabía más o menos lo qué necesitaba. Por ejemplo, un lavabo, los depósitos, una plancha, una campana extractora, una barra...”, señala. Todos los sistemas eléctricos funcionan gracias a un generador que también transporta cada día.

Para poder poner en marcha este proyecto fue fundamental la ayuda de Teder y también la colaboración del Ayuntamiento de Villamayor de Monjardín, que creyó en él desde el principio. Como explica Munuera, este negocio está totalmente regularizado y ha pasado muchas inspecciones, tanto medioambientales como de la CHE y otras muchas más.

El remolque atiende a los peregrinos todos los días desde el 1 de abril hasta el 31 de octubre y el horario es desde las 7.30 de la mañana hasta las 17.00 horas más o menos. Cuando Munuera termina su jornada recoge todo, tanto el exterior como el remolque, y en el campo solo se queda la caseta de obra, que además pintó de verde para que no destaque con el entorno.

Munuera reconoce que esta idea de negocio de servicio al peregrino surgió en el momento oportuno para él. “Yo estaba en el paro después de haber trabajado durante veinte años en la construcción. Debido a la crisis económica, las cosas se complicaron y yo estaba todo el día enfadado. Había perdido la alegría. Ahora soy feliz y aunque trabaje muchas horas no me importa nada. He dejado atrás el estrés y cada día conozco gente nueva. Esto es una maravilla”, indica.

Munuera es capaz de recordar a decenas de los peregrinos que han pasado por su bar y que por diferentes razones le han marcado. “Hace unos días vino andando un hombre de Valencia que tenía una sola pierna; también recuerdo a uno de Bélgica que hacía el camino descalzo y a otro chico que tenía una enfermedad degenerativa y ahí estaba caminando y luchando cada día. Estas cosas te hacen ver qué es lo importante en la vida y aquí se aprende mucho de eso”, reflexiona.