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El tiempo en Casa Jenaro

El museo de Jenaro Laborra aumenta el patrimonio cultural de Sangüesa con más de tres mil piezas de su colecciónSe puede visitar, previa petición de hora, gratis y en grupos reducidos

El tiempo en Casa JenaroIÑAKI PORTO

sangüesa/zangoza - Entrar en Casa Jenaro en Sangüesa es hacer un viaje en el tiempo. Y esto es posible gracias a la afición por las colecciones que desde pequeño tiene Jenaro Laborra (Sangüesa, 1944), una afición que su madre creía que se le pasaría cuando se hiciera mayor y que, sin embargo, aumentó con el tiempo.

Al mismo tiempo que él creció su interés y con el paso de los años ha acumulado miles de objetos de amplia temática. Una parte importante de ellos se puede contemplar en su museo, ubicado en el número 16 de la calle Isidoro Gil de Jaz. En planta baja y tres plantas reúne miles de piezas en estancias cuidadas al detalle. Es otro atractivo para Sangüesa, por lo que el Ayuntamiento le otorgó un reconocimiento en las pasadas fiestas patronales.

“Siempre guardaba cualquier papelico, caja, libro, todo me parecía interesante. Heredé de mi padre la sensibilidad por las cosas antiguas, y por circunstancias de la vida, me incliné por esto”, explica mientras dirige la mirada hacia las paredes de su casa. Hombre muy inquieto, Jenaro ha cultivado, además, otras aficiones como el deporte y la música, y opina que se podía haber dedicado a cualquiera de ellas.

Vecino de Elizondo, a donde su familia se trasladó a vivir durante su infancia, se ganó la vida como empleado de banca, lo que le permitió disponer de tiempo para su devoción. En 1973 se casó con Carmen Roncal Lusarreta, y con ella compartió su interés por los objetos antiguos y las colecciones, actividad placentera que han sacado a la luz juntos convertida en lo que hoy es Casa Jenaro, museo inaugurado en mayo de 2014.

Anteriormente, en el año 2006, se les presentó la oportunidad de comprar la casa del abuelo, también Jenaro, cerrada durante 30 años. “La compramos ya con esta idea. Había que hacer algo con la inmensa cantidad de objetos adquiridos, repartidos entre la casa de Carmen en Larrasoaña y la bajera de un amigo”. Cuando llegó la hora de la jubilación, Laborra tenía ya un museo repartido. En mayo del 2009 iniciaron las obras y en Sangüesa, ciudad a la que ambos se sienten muy vinculados, encontraron el apoyo necesario para conservar parte de sus muchos objetos y la colaboración precisa para acometer cualquier reforma en la casa, gratis y con mucho trabajo físico.

“Estamos muy agradecidos a los que nos animaron desde el principio porque creyeron en nuestra idea”. En el proceso, lo más complicado fue distribuir y ordenar el material. “Hay que ser muy ordenado, dominar las cosas y que las cosas no te dominen a ti”, sentencia Jenaro. Al cabo de cinco años quedó a la vista su tarea.

Diecinueve estancias distribuidas en planta baja más tres, en las que se puede hacer un viaje en el tiempo a través de los sentidos y de los objetos. La tienda, la antigua taberna, carpintería, escuela, capilla, laboratorio, dormitorio, cocina; el taller del zapatero, el cuarto de los juguetes, el de la música y el de la costura; el cuarto de la colección de latas de hojalata (1.280), a los que se accede por una escalera repleta de piezas, cabezudos y carteles. La peluquería, la fotografía, la colección de botones (cada cajón es una sorpresa), antiguas máquinas de discos, (un duro, dos canciones, A y B).

Todo un mundo que habla de modos de vida, de viejos oficios y también de la diversión en un tiempo pasado. “No solo con los libros se hace historia, a través de todo esto se conoce también la historia de la gente”, manifiesta Jenaro, por lo que su museo tiene también mucho de didáctico para los espectadores que no vivieron aquellos años. Y para los que lo vivieron, basta contemplarlo para hacer un ejercicio de memoria y dejar que broten los recuerdos.

sin ánimo de lucro Hace 22 años que Jenaro y Carmen se instalaron en Pamplona, aunque pasan temporadas en Sangüesa, y ahora más, porque atienden su casa museo, donde siempre queda trabajo por hacer.

Acogen con naturalidad las visitas, sin afán de lucro, ejemplo de su interés por mostrar su obra, y de su generosidad. Basta con llamar previamente al 645 128617. Están abiertos incluso a hacerlos los sábados y festivos y sólo ponen una condición, que los grupos no sean grandes, porque no hay capacidad de movimiento y además impide ver bien la cantidad de objetos extendidos en cada sala.

A Jenaro y a Carmen se les ha quedado la casa pequeña. “Guardamos mucha documentación en papel, manuscritos, publicidad, bonitas fotografías, pero nos falta espacio”, reconocen.

De lo que no carece esta pareja es de ideas. Les gustaría hacer exposiciones temporales y enseñarlas a generaciones más jóvenes (los colegios van pasando en grupos pequeños). “Queremos que aprendan y disfruten con los objetos que formaron parte de una vida”, expresa Jenaro, que no solo guarda por guardar sino por el valor que ha dado y da a las cosas.