artajona - Jesús Casamayor, más conocido como Murillo por los vecinos y vecinas de Artajona y antiguo alguacil del pueblo, camina por las calles del pueblo con un palo en la mano y un pañuelico azul, con su apodo bordado, atado al cuello. Avanza decidido, con la mirada al frente y una ligera sonrisa en los labios. Su destino es un camión de acero en el que descansa Chloé, una cerdita de 10 meses y 160 kilos de Piensos Costa. Al llegar, Jesús se asoma por uno de los espacios para examinar a Chloé y sonríe. Un año más, todo está preparado para celebrar la Rifa del Cuto en honor a San Antón, que ya va por su 199 edición.
Alrededor de Jesús, los chiquillos pululan inquietos. “Cuando sube hacia la plaza vamos delante y, algunas veces, también detrás. Pero no nos da miedo”, explicaron convencidos Marco, Josu, Javier, Eduardo, Amaia, Diego y Jon, todos ellos de 10 años. Por fín llega el momento de sacar a Chloé y conducirla hasta la plaza de los Fueros. Las puertas del camión se abren y la puerca echa a andar, Jesús la dirige con el palo y la experiencia de más de 40 años a sus espaldas.
“Este año es especial, vienen mis nietas conmigo”, comenta Jesús orgulloso mientras señala con el improvisado bastón hacia Nahia, Carla e Irune.
En la plaza les esperan, con dibujos en honor a la puerca, juegos e, incluso, un photocall. Tras la misa, Fermín Macías y Pedro Santos, párroco y ex-párroco del pueblo, bendicen a la cuta y la txistorra que han preparado para repartir. La fiesta ha comenzado, pero aún quedan algunas horas para el sorteo, así que los vecinos y vecinas aprovechan para comprar suertes. Algunos lo hacen de la forma tradicional, en la sociedad El Círculo, y otros a través del móvil, estrenando esta opción novedosa.
sorteo La de Artajona es una rifa especial, única en el Estado. Se trata de un sorteo nominativo, lo que quiere decir que, en lugar de utilizar números como en los sorteos tradicionales, los artajoneses emplean unas tiras de papel a las que llaman suertes. Para participar hay que rellenar las suertes, un proceso que se puede hacer de dos formas. Si solo se rellena la primera parte de la suerte, que cuesta un euro y consta de dos partes separadas por la preposición POR, el premio será para el que ha echado la suerte. En caso de rellenar las dos partes de la papeleta, ya sea con uno o varios nombres, el premio se comparte entre todos aquellos que aparecen en el boleto ganador.
Una vez contadas todas las suertes, se doblan y se depositan en una urna, en la que también se introducen otras papeletas iguales con la palabra ‘alhaja’. Se revuelven y luego se extraen boletas hasta que aparezca la palabra ‘alhaja’, ya que significa que los nombres de la suerte inmediatamente anterior son los ganadores. Este proceso se repite hasta sortear el último cuto, el más apreciado.
“Casi todas las suertes las han comprado por internet. Aunque luego, después de misa aquí se forma una cola terrible”, explica Manolo, encargado de llevar la cuenta de las suertes y de comprobar que los boletos sean correctos, mientras señala el comedor de la sociedad El Circulo.
“No sé si llegaremos al número del año pasado. Otros años vendemos 750 en la degustación de panceta y txistorra que hacemos el domingo de San Fermín en la plaza de San José, pero este año el Ayuntamiento de Pamplona no nos ha dejado porque había un acto oficial en el mismo lugar”, se lamenta Manolo. A pesar de sus temores, la cifra se superó con creces y se vendieron 18.369 suertes, aproximadamente 1.000 más que en la última edición.
Los culpables de batir este récord son los artajoneses, los de pura cepa y los de adopción. “Compran papeletas de todas partes, incluso de Japón. También de Estados Unidos, como Jorge Griso que vive en San Francisco y que siempre echa la primera papeleta para comprobar si funciona bien”, explica Manolo, mientras subraya con el ratón del ordenador una suerte del 20 de junio de 2015 a nombre de Barack Obama. Un poco más arriba hay varias a nombre de americanos, como Tommy Harney o Beau Gardner. La responsable de que la Rifa del Cuto de Artajona se conozca al otro lado del charco es Rosejune Conlin o “Rosa de Junio”, como la llama Manolo, “una americana, muy amiga de Artajona” que en 2007 se dedicó a promocionarla entre sus amigos y miembros del Club Taurino de Nueva York con tanto éxito que todos los años hay más de 900 americanos en el sorteo, cuyos beneficios son para la residencia de ancianos del pueblo.