El germen del monumento de Amaiur está en las ideas pergeñadas al comienzo del siglo XX por algunos insignes navarros, entre ellos Juan Iturralde y Suit y Arturo Campion, y otros miembros de la Sociedad Eúskara de Navarra. Julio Altadill las moldeó en forma de moción que fue aprobada en la Diputación Foral de Navarra. El proyecto de erigir este monumento en Amaiur también contó en 1918 con el entusiasmo del segundo congreso de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza celebrado en Pamplona.
Se trataba de que este monumento fuera el símbolo conmemorativo de los cuatro siglos transcurridos tras la heroica resistencia del Castillo de Amaiur de 200 navarros para defender la independencia del Reino de Navarra ante el potente e invasor ejército de Castilla y añadidos que comandaba el virrey Miranda.
La obra y colocación del monolito se pagó por cuestación popular en la propia villa baztanesa y por donaciones de otras muchas gentes y sociedades de nuestra geografía.
La primera piedra de este monumento, que hoy aspira a volver a ser objeto de culto con los amores y respetos de todos los navarros, se colocó el 23 de julio de 1920. Y fue inaugurado oficialmente el 30 de junio de 1922. El monumento fue creación de Serapio Esparza, arquitecto municipal de Pamplona, y hecho obra por el constructor Martín Zabaleta, natural de Berroeta. El conjunto, donde destaca el obelisco, tiene 7.75 metros de altura y se apoya en una pequeña escalinata en color gris y está marcado por un octógono que se apoya en pilares de hierro. Fue armado totalmente con mármol blanco de una cantera de Almándoz. Ostenta de modo principal el escudo de Navarra y los de las seis merindades del reino ornamentados con guirnaldas, el de las provincias Vizcaya, Guipúzcoa y Álava y el singular de la campana de la propia villa de Amaiur.
Nueve años después, a la una de la madrugada del 27 de agosto de 1931, sufrió un atentado lesa patria (estrago inmenso a un pueblo) y quedó destruido. En 1982, tras 51 años de penosa desmemoria, un auzolan amaiurtar lo reconstruyó con fidelidad al original.
En 2014 la villa de Amaiur y la Sociedad de Ciencias Aranzadi instalaron una pasarela de madera y acero que permite recorrer de forma aérea el perímetro de la fortaleza sobre los restos de la segunda línea de muralla y disfrutar de impresionantes vistas del Noble Valle y Universidad de Baztan. Es un tan bello como interesante y emotivo recorrido que está perfectamente complementado con una decena de paneles ilustrados a color y escritos en castellano, lingua navarrorum y otros idiomas europeos.
Este mítico lugar y castillo han recuperado buena parte de la trama que lucieron en los cuatro primeros lustros del siglo XVII. En ciernes aún está el recuperar para siempre su justa esencia e identidad. Sus retorcidos cimientos brotan a pesar de casi cinco siglos de inanición y sepultados en el polvo en que se convirtió por el fuego de su conquista y la humillación de su mutilación. Mas esa base de piedras, algunas asentadas desde su fábrica original del siglo XII, hoy reflorecen al impregnarse de memoria y de la sangre que licúa el fósil honor de los últimos patriotas del reino y estado navarro.
El del Castillo de Amaiur es, sin duda, el monumento funerario de la nación navarra. Un lugar de tan colosal como desconocida importancia que habría que poner en justo valor, alejándose de otras banderas impuestas o que se quieran imponer. Con carbunclos o sin ellos, con eslabones de cadenas o sin ellos, con corona o sin ella, la bandera de Navarra tremolará siempre teñida de rojo y oro: el colorado de la sangre de los Vélaz de Medrano, Jaso, Orbara, Mauleón Aguerre, Ezpeleta? y otros resistentes desconocidos (talla en piedra de Pello Iraizoz, 2007, a pie de la colina) y el oro por la propia naturaleza singular e ilustrísima del reino, país tan antiguo como avanzado en la época y que llegó a ser admirado con docta grandilocuencia y al que se le auguraba un gran futuro. Oro que, curiosamente, en las décadas que enmarcan la conquista de Navarra convirtió al término de Amaiur en un prólogo de El Dorado por sus aguas áureas (término de Urpuza, pozo de oro).
Allí las montañas acorazan el hito, cantan coral y te hacen levitar en un sfumatto de color valentía, honor y fidelidad. Son al sur, Auza, Olate, Maza Argaineta, Soalar, Burga, Maultx, Albaitza, Belate, Okoro, Larraketa, Zuriain y Saioa; y Antzabal, Otanarte, Aizpitza, Izpegi y, sobre todo, Gorramendi; al norte, Betarte, Alkurruntz, Muno, Bagatxeta, Otsondo, Goizamendi, Meatzeko Bizkarra, Urlegui y tierras de Zugarramurdi y Urdazubi.
Y te asaltan pareados y rimas de jota como la que dice desde Viana al Roncal, de Tudela a Amaiur? por toda Navarra entera, gloria a Vélaz de Medrano y a los demás. E improvisados cantares y arreglos que tienen a un irrintzi como brava entradilla, atruenan en verso y se abrochan aunados en mutildantza.
Hay que tener claro que la misma defensa del honor político al estado navarro fue compartida en la primera parte del siglo del Renacimiento tanto por los patriotas de Amaiur como, por poner un ejemplo, los valedores y vecinos de la Muy Noble y Leal ciudad de Tudela. Una historia, pues, que hay que tratar con la transversalidad de la libertad y también de la diversidad en cultura, modo, tierra y clima; y desterrando dogmatismos y otras enseñas que arengan la exclusión de una o de todas las partes de nuestra vieja patria. Pro libertate patria, gens libera state: significa por la libertad de la patria (estado de Navarra) que el pueblo (nación Navarra) permanezca libre. Así, el monumento que nos ocupa puede interpretarse como funerario y catafalco del derecho y de la monarquía del estado y nación de Navarra.
fortaleza real El Castillo de Amaiur fue propiedad de los Reyes de Navarra y a la monarquía correspondía el pago de las nóminas del alcalde y de toda la guarnición. Este castillo medieval fue construido en el siglo XII. Tuvo una torre principal (justo en el lugar donde está el monolito conmemorativo), una primera muralla con cinco torres y una segunda línea de las que se conservan parte de dos torres circulares. Ambas líneas defensivas fueron levantadas entre los siglos XIII y XV.
En la cuarta década del siglo XV el infante aragonés Juan, rey consorte de Navarra, esposo de la reina Blanca, se convirtió en un pérfido político que consiguió que Navarra perdiera su cohesión defensiva por algunas luchas y odios irreconciliables.
Tras la primera conquista en 1512, el mando castellano añadió al castillo dos cubos para situar la artillería. Así, como bien se explica in situ, este castillo representa un puente entre las antiguas fortalezas medievales y los baluartes renacentistas del XVI.
En el mes de agosto de 1522 el castillo fue arruinado a pólvora y pico. En el siglo XVII, y sobre sus ruinas, se intentó sin gran éxito convertirlo en una pequeña ciudadela estrellada, al estilo de la de Pamplona y Jaca.
¿Es un exagerado romanticismo patriótico el considerar a Amaiur como un símbolo navarro con armadura de lealtad, justicia por norma, derecho por guía y honor por juramento? ¿o tildarlo de hálito postrero de un espíritu navarro indomable? ¿o titularlo de cine como Doscientos, la epopeya de Navarra? Termópilas, Numancia, Sagunto... Romanticismo, sí y verdad contrastada, también. El jovencísimo Luis Vélaz de Medrano, hijo de Jaime, alcalde del Castillo de Amaiur en julio de 1522, se llevaría de calle un casting para actor principal del guión irrenunciable: joven idealista, alma patriota, insumiso hasta en la capitulación, prisionero de guerra y muerto junto a su padre vilmente y a veneno por traidores y fuerzas ocupantes en la penitenciaría pamplonesa de San Nicolás.
Película hecha y vista. Mas, tras los créditos, los atentos y perseverantes tienen el premio de un zortziko susurrado que dice: “en una cima baztanesa; está enraizado mi amor; pero a cualquier rincón navarro; alcanza su olor; es la bandera de gloria perpetua, del Castillo de Amaiur”.
Para informarse o colaborar económicamente en los trabajos arqueológicos y consolidación de los restos que de este emblemático hito de la Historia de Navarra y su entorno llevan a cabo la villa de Amaiur y la Sociedad de Ciencias Aranzadi hay que consultar la página en internet www.amaiur.eus.www.amaiur.eus