elizondo - La práctica del auzolan, el trabajo vecinal no remunerado y que se lleva a cabo en ejemplar solidaridad, se mantiene viva en el pueblo y en municipios con escasos recursos donde sigue siendo fundamental a la hora de acometer obras y proyectos que de otra forma serían muy difíciles o inviables. En las pequeñas localidades, aunque no existan normas escritas al respecto, la costumbre es ley y en los que la influencia foránea se siente con más fuerza, los ayuntamientos dictan ordenanzas que recuerdan la obligación moral que conlleva la vecindad.
En la cuenca del Bidasoa, y en concreto en Malerreka, los ayuntamientos de Zubieta e Ituren han sido los que más recientemente han aprobado la nueva ordenanza, lo mismo que el concejo de Narbarte (en Bertizarana) y también otros de Navarra. Así lo han hecho en Larrasoaña, Abárzuza y en Auritz-Burguete, y periódicamente ocurre otro tanto en distintos municipios en los que, si no la ordenanza, anualmente se actualizan las cantidades a pagar por eludir la prestación.
En el auzolan, una costumbre ancestral común a numerosos pueblos y culturas, lo normal es que acuda una persona por cada hogar o casa (a salvo de las excluidas por distintos motivos) y un número determinado de días al año. Y de esta forma se ejecutan trabajos de poca entidad pero también de cierta importancia, desde desbroce de arbustos y limpieza de caminos hasta renovaciones completas de la cubierta de la Herriko Etxe, como hace unos años se hizo en Arizkun, o de rehabilitación y restauración de ermitas, lavaderos, antiguas caleras y otros ejemplos del patrimonio histórico-arquitectónico local.
de gratis La prestación vecinal es en estos casos absolutamente desinteresada y gratuita, demostración de que la vecindad está acompañada de derechos pero también de algunas obligaciones. El acudir o no al auzolan es voluntario pero quien no lo haga se verá obligado a abonar la cantidad que se establece, anualmente en general, en concepto de redención. Al auzolan la gente acudía con entusiasmo y ganas, con el objeto entre otras cosas, de cambiar impresiones con los amigos y compartir la compensación final, que consistía en un pintterdi (media pinta de vino), y algo de picar y tan contentos.
La afición surgida en las últimas décadas de urbanitas que deciden ir a vivir a un pueblo y se niegan a cumplir esta costumbre, suele ser a veces origen de conflictos. Aunque por fortuna son los menos y del auzolan hacen cosa suya.
Prestación. El auzolan (trabajo vecinal) es ejemplo de solidaridad y de convivencia. Un vecino de cada casa aporta su trabajo en beneficio de la comunidad.
Redención. En el caso de no poder acudir por causa no justificada o por no querer hacerlo, simplemente, obliga al pago de una cantidad determinada en concepto de “redención”.
Arraigo. El auzolan es costumbre todavía de muy notable arraigo en buena parte de los pueblos de Navarra, donde muchos trabajos se realizan siguiendo esta práctica antiquísima.