laquidáin - No están conectados a la red de abastecimiento de agua de la Mancomunidad. El pavimento brilla por su ausencia o es un hormigón esparcido hace 30 años, cuando el pueblo todavía estaba bajo la tutela del Gobierno de Navarra. Las farolas se cuentan con los cinco dedos de una mano y el pulgar de la otra. Y la única noticia sobre la fibra óptica, disponible en el resto del valle, es un tubo de plástico que asoma como un hierbajo más a la entrada del pueblo.
Son las carencias principales que señalan la docena de vecinos empadronados en Laquidáin, un pequeño pueblo a las faldas del monte Irulegui, en el valle de Aranguren. “Queremos contar la realidad que tenemos en este pueblo, ni más ni menos”, comenta Horacio Goñi, de 41 años y empadronado aquí desde hace 20.
Dicen sentirse abandonados por el Ayuntamiento y consideran que salen malparados si comparan su situación con los avances que han experimentado los demás pueblos del valle. Además, en la cima del monte, apenas 200 metros sobre sus cabezas, se encuentran las ruinas del castillo medieval de Irulegui. Y el Consistorio del valle ha invertido desde 2007 en torno a 110.000 euros en su rehabilitación. Esta noticia, confiesan en el pueblo, ha sido la gota que ha colmado el vaso. “Nos ha tocado la moral a todos”, dice Alberto Irurzun, de 41 años, del pueblo de toda la vida.
“No es de recibo que se gasten ese dinero y luego no se dejen ni un euro aquí. Lees eso y dices ¡iAhívalaórdiga!i ¿Qué pasa aquí ¿Y nosotros qué”, explica Javier Molina, de 61 años, los nueve últimos en Laquidáin. “Cuidar el patrimonio y que se hagan cosas en Irulegui está muy bien, pero debería haber prioridades. El Ayuntamiento se debería preocupar más por donde vive la gente día a día, ¿no”, se pregunta Horacio. “Laquidáin tiene un montón de valores naturales que aprovechan todos los vecinos del valle, de la Comarca y de Pamplona. El pueblo aporta mucho, ¿pero qué recibe a cambio”, abunda después.
manantial y depósito
“No es plato de buen gusto que los jabalíes retocen en el agua que bebemos”. Esa frase, literal, aparecía en un informe que los vecinos entregaron al Ayuntamiento el 13 de octubre del año pasado. Entonces se abastecían con agua de manantial que se almacenaba en el depósito del pueblo. Pero la situación de la acometida era “lamentable”. El agua salía a la superficie antes de la arqueta (para disfrute de los animales) y se filtraba más tarde al interior del depósito, que además pierde agua y está plagado de raíces.
Las condiciones mínimas de salubridad no se cumplían, así que el grifo del manantial se cerró hace un mes. Ahora el depósito solo se llena con un camión cisterna que acude cuando los vecinos se asoman al depósito y, a ojo, estiman que se van a quedar secos. Cada semana en verano y cada dos o tres en invierno. El camino de acceso no es el mejor y una buena nevada, por ejemplo, les puede dejar sin agua.
respuesta del alcalde
Manolo Romero, alcalde del valle de Aranguren, considera “lógico” que los vecinos se quejen” y coincide en que parece “impensable” que, a dos pasos de Pamplona, haya pueblos sin suministro. También asegura que, aunque el suministro sí es competencia del Ayuntamiento, la infraestructura le corresponde al Gobierno de Navarra. Por eso está dentro de los planes de infraestructuras “y lo hemos solicitado ya en varias legislaturas”. “Lo principal es meter la conducción de agua y el saneamiento para luego seguir con la pavimentación y el alumbrado. Van en cadena, porque no sería lógico pavimentar ahora para luego volver a levantarlo todo y meter el agua”, dice Romero.
Los vecinos dicen que no encuentran respuestas a su abandono, y el Ayuntamiento asegura que están perfectamente informados. Los vecinos cuentan que ponen de su parte y que desde hace cuatro o cinco años han planteado varias propuestas de urbanización para mejorar el pueblo, siempre rechazadas por parte de Alcaldía. Y desde el lado municipal opinan que es el inmovilismo de Laquidáin el que ha impedido avanzar.
En cualquier caso, Romero confirmó que hay un plan en fase de aprobación inicial, dentro de la estrategia de ocupación del valle, que recoge la posibilidad de levantar 15 o 20 casas en el pueblo. Ahí, dice, se verá la voluntad de cada uno. Y puede ser un punto de partida para pavimentar Laquidáin, alumbrarlo, regarlo de agua y alejarle del abandono.
los datos
Góngora. Este enclave del valle de Aranguren está deshabitado, pero la Sociedad de Ciencias Aranzadi compró en 2007 un solar con un edificio semiderruido para evitar su desaparición y rehabilitarlo como infraestructura medioambiental. Necesitará agua.
Eusa. El viernes llegó al Ayuntamiento de Ezcabarte el proyecto para abastecer a esta localidad. Aunque los plazos están muy apretados, confían en que se incorpore como una de las últimas obras del actual Plan de Infraestructuras locales.
la cifra
633.000
Euros es el presupuesto que la MCP ha puesto en conocimiento de la Administración para conectar Laquidáin al suministro de agua. El precio incluye el IVA, pero no el saneamiento. El año pasado el Ayuntamiento costeó el porte de los 15 camiones cisterna que abastecieron al pueblo.