La solidaridad del colegio de Cáseda llega a la 4ª Infantil
El colegio de Cáseda es ejemplo de solidaridad.Su cuestación se ha traducido en material didáctico para los niños de la planta de Infantil del hospital.
cáseda - Aunque lo entregaron y lo recibieron adultos, el material que entró ayer en el aula de la cuarta de Infantil del Complejo Hospitalario de Navarra tenía la mirada de la solidaridad infantil, que salió de las aulas del colegio y del pueblo de Cáseda para dotar de juguetes y libros a los niños y niñas de la 4º planta materno-infantil del CHN y hacer más llevaderos sus ingresos en el recinto hospitalario.
Juegos para diversas edades, sobre todo de las más tempranas y hasta los 14 años que acoge la planta, libros y cuentos, cuadernos, estuches, y otro tipo de material fungible, como tijeras, rotuladores, papeles de distintos tipos y colores, por un valor de 895 euros fueron entregados por Bruno Jiménez, director, junto a Ana Zabaleta y Lourdes Sevilla, maestras del colegio de Cáseda Francisco Javier Sáenz de Oiza, a las representantes de Cruz Roja, Sarah Macho (Juventud) e Ionela Jorcalau (Referente del Programa Animación Hospitalaria), en presencia de las responsables del servicio hospitalario Ainhoa Iceta (jefa Sección Hospitalización de Pediatría), Marga Aranda (jefa de Enfermería de la misma), Piluka Borruel (jefa del área de cuidados a la Mujer, Niño y Adolescente) e Idoia Sánchez (residente de Pediatría), como resultado del último almuerzo solidario que organiza el centro educativo rural, en el que se implicó todo el pueblo. “Tratamos de dirigir la ayuda de nuestros almuerzos solidarios hacia los niños y niñas, hacia los más pequeños. Nos gusta también la cercanía. Algunos alumnos nuestros saben qué es pasar por esta planta” comentaban los docentes. “Es una actividad consolidada con la que salimos de la rutina del día a día, y ayudamos a los que más lo necesitan, sabiendo siempre que llega, y a quién llega, nuestra aportación”, explicó el director.
La cercanía de la causa, el destino de la recaudación del último almuerzo solidario, tocó la sensibilidad de los niños, que pronto la extendieron desde las aulas hasta sus casas, implicando así a todas las familias del pueblo en su proyecto, e incluso al Ayuntamiento, que colaboró con 200 euros. Hasta los residentes del centro de la Tercera Edad aportaron su granito de arena “Nos enviaron su donativo en una bolsa”, recuerda Bruno Jiménez. Se puede decir, de este modo, que la transmisión de valores se extiende desde el colegio a toda la comunidad, educativa y vecinal, que se hace una piña en la mañana del almuerzo solidario
En el último, el pasado 28 de enero, todo el pueblo almorzó en la plaza de Oriente las ricas viandas caseras en las que se afanaron familias enteras. Fue una auténtica fiesta intergeneracional con mucho sentimiento, que tuvo como colofón la lectura de textos y cantos a la vida, junto a los mensajes de apoyo de niños para niños: “Queremos que puedan trabajar y jugar como nosotros, que sean felices”, dijeron.
PIONEROS en solidaridad El colegio de Cáseda es el primero que adquiere este compromiso, y con su participación en el programa Animación Hospitalaria (voluntariado de Cruz Roja, desde el 2009) contribuye a dotar de material didáctico y de juegos a la 4ª planta de Infantil.
“Hasta ahora habíamos recibido donaciones particulares, de Osasuna y Helvetia, pero no de ningún colegio”, declaraba la jefa de Hospitalización de Pediatría, Ainhoa Iceta. El valor del gesto se multiplica, a su juicio, porque viene a paliar las diferencias sociales de los niños ingresados: “Aquí las diferencias sociales se hacen muy visibles, y esto contribuye a la igualdad y supone un respiro para las familias con menos recursos. Aquí, todo es para todos por igual”, concluye.
Cuando dice aquí, se refiere a la sala de la 4ª Infantil. Por la mañana, este aula alberga las clases lectivas, y por la tarde se convierte en una ludoteca que da rienda suelta al juego, un tanto aparcado durante el tiempo de ingreso de los pacientes oncológicos más pequeños.
“No es fácil programar las actividades, porque no sabes muy bien quién te va a venir, ni cómo va a llegar quien acuda”, matiza Sarah Macho, técnica de Cruz Roja Juventud, quien apunta que la ludoteca se abre de 5 a 7 de la tarde tres días por semana. “Con más gente, abriríamos todas las tardes; el programa necesita voluntarios, recalca”. Al hilo de su demanda, Iceta dice que en planta también se echa en falta el voluntariado para ayudar a las familias reducidas o monoparentales a acompañar a los más pequeños a pie de cama. Aviso a navegantes, directo al corazón.