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Irati, la ciudad ocupa la selva

Los espesos bosques de hayas y abetos centenarios acogen estos días a miles de visitantes, atraídos por la suave caída y la paleta cromática de sus hojas en otoño, en una oleada que obliga por segundo año a cortar la carretera

Irati, la ciudad ocupa la selvaIÑAKI PORTO

Atrapado en domingo, él como tantos otros, en la carretera que conduce a Irati por el valle de Salazar, Alfonso Carlos Ventura, natural de Ochagavía y vecino de Getxo no daba crédito a lo que veía. "Irati se ha puesto de moda. Toda la vida hemos venido aquí y pasábamos el otoño andando de un lado al otro sin ningún problema. Tiempo atrás, nos íbamos con las truchas que el guarda Teófilo pescaba en el río. Ahora, todo ha cambiado. No esperábamos que hoy esto se desbordara tan pronto", concluía al tiempo que se daba la vuelta. Ante la posibilidad de acceder, junto a Pilar Motagoitikoa e Itziar Ramírez decidieron dejar la ruta de Irabia para otro día más tranquilo y coger el sendero de Koixta a la antigua aduana. Y como ellos, retrocedieron los ocupantes de la larga hilera de coches que a las diez de la mañana intentaban entrar en el bosque.

Los de Ventura son parte de los recuerdos que se alejan en el tiempo de una selva mucho menos masificada, si se tiene en cuenta que los datos registrados revelan que desde el año 2012 las visitas a Irati se multiplican sobre todo en los puentes y fines de semana de otoño. Ya el año pasado, se acentuó el crecimiento con un aumento de la demanda de turistas, pertenecientes sobre todo al denominado grupo de los cinco: Madrid, Catalunya, Comunidad Valenciana, la CAV y Navarra, seguidos de las comunidades de Asturias, La Rioja y Zaragoza.

Afirman los guardas que un día cualquiera de agosto entran a Irati 200 vehículos, pero en otoño la cifra se dispara, y los últimos están siendo excepcionales. Atraído por su belleza paisajística, su gastronomía, rutas y paseos a pie o en bicicleta, el turismo que llega a la selva lo hace en grupo, en familia o en pareja.

Este domingo, uno de los primeros grupos en llegar fue el de la Rum 19 de Pamplona, a modo de entrenamiento para la media maratón de Irati. Entre las parejas se hallaban los catalanes Xabi Peralta y Leticia Iranzo, vecinos de Barcelona y alojados en Ezcároz, que pensaban aprovecha la mañana para completar tres rutas de BTT. "Esto es una pasada por todas las posibilidades que ofrece. La primera impresión es brutal", expresaban.

De Madrid llegaron Ana García y Carlos López, que, alojados en un hotel de la capital, habían incluido Irati en el conjunto de rutas previstas para realizar por Navarra durante esta semana. Ana repetía visita. "Yo conocí la Selva de Irati en verano, y me pareció muy bonita, pero tenía ganas de ver su cambio en otoño", manifestaba impresionada. Cerca de ellos, Rosa Rivera Ripoll y su hijo Pol Burgos Rivera, de la comarca de la Safor, en Valencia, entraron a primera hora desde la casa rural en la que se alojaron en Ezcároz". "Hemos venido con unos amigos a disfrutar de estas rutas tranquilas en plan familiar", comentaba Rosa. Pol lo tenía claro: "Yo quiero ver los ocres, naranjas y amarillos de las hojas", expresaba entre valenciano y castellano.

A medida que accedían los visitantes aumentaba la fila en la caseta de información, o iniciaban la ruta elegida entre la rica y variada oferta de 16 senderos balizados con panel informativo al comienzo de los mismos, aptos para todas las edades según la distancia, el grado de dificultad, preparación física y el tiempo disponible, tanto para realizar desde Orbaizeta, como desde Ochagavía.

DÍAS ANUNCIADOS El sábado anterior al puente la Oficina de Turismo y Centro de Interpretación de la Naturaleza de Ochagavía recibió más de 300 visitas, durante la semana, una media de 100 diarias, y este domingo sólo por la mañana Patricia Alberdi, Gustavo Goiena e Iñaki Zoco, responsables del servicio, atendieron a más de 400 personas. "Este es un puente muy goloso, cuatro días completos para disfrutar en familia, en pareja o en grupo, que no se queda sólo en Irati, a donde llegan por Otsagabia, Orbaizeta, por el acceso de la Sierra de Abodi... si no que disfrutan de magníficos parajes naturales del Valle de Belagua, de la reserva natural de Larra o el Robledal de Olaldea. Todo, alojamientos rurales, hoteles, campings, y albergues están completos", apuntaba Patricia Alberdi.

ESTACIONALIDAD La variedad cromática de las hayas centenarias en otoño es un auténtico deleite que atrae a miles de visitantes, pero Irati es una marvilla en cualquier época del año, y desde la Junta persiguen potenciar la primavera, "la gran desconocida con su verde luminoso del haya brotando", según Goiena. "Queremos darle fuerza a otras épocas de igual belleza y atractivo", significaba Gustavo Goiena, que aludía asimismo a la fuente de riqueza que supone para el valle. "Es en verano y en otoño, la estación estrella, cuando más nos visitan. Si falla una de las dos, nos quedamos cojos", opinaba. Mientras, el teléfono no cesaba en la oficina de Ochagavía y al otro lado de la línea la pregunta se repetía: "¿Cómo está el hayedo?"

La selva de Irati es un placer para los sentidos siempre, un tesoro natural de 17.000 hectáreas en estado casi virgen distribuídas en cuatro valles: Garazi, Zuberoa, Aezkoa y Salazar. Es el segundo hayedo-abetal de Europa después de la Selva Negra alemana, y recupera su imagen natural más solitaria al final de este puente.