En 1887 - Pamplona andaba envuelta en una de aquellas efemérides religiosas que dominaban el calendario y la vida cotidiana de sus hombres y mujeres. Se celebraba el IV centenario de la aparición milagrosa de la Virgen del Camino en la iglesia de San Cernin, acaecida en el año 1487. Con tal motivo se engalanaron calles e iglesias, y se erigieron una serie de arquitecturas efímeras de las que se estilaban antiguamente, entre ellas 8 arcos triunfales, de los cuales uno se levantó en la embocadura de la calle San Antón.

La imagen muestra que se trataba de una obra de inspiración morisca, con columnas finísimas que soportaban capiteles decorados con mocárabes, arcos de rosca polilobulada, y minuciosa decoración geométrica en toda su superficie. Culminaba con un friso que rezaba: “DEDICADO A Nª. Sª. DEL CAMINO”. Debajo posa un nutrido grupo de personas, entre ellos bastantes soldadicos de la guarnición, y hacia la derecha una niña pequeña.

Hoy en día - Es posible reproducir la fotografía con exactitud milimétrica, hasta el punto que puede identificarse cada una de las ventanas y balcones de 1887. Lo que sería ciertamente notable es que alguno de los personajes de la izquierda, incluida la niña pequeña, hubieran sobrevivido a los 129 años transcurridos entre ambas imágenes.

En cuanto al milagro de la aparición de la Virgen del Camino, se trataba de una escultura de María procedente de la localidad riojana de Alfaro, que en una noche, ella solita y sin ayuda de nadie, se trasladó hasta la vieja Iruñea, posándose de forma milagrosa en el interior de la iglesia de San Cernin, sobre una viga y muy cerca del presbiterio. Por la mañana, cuando se descubrió el hecho, repicaron todas las campanas de la ciudad anunciando el milagro, y proclamando de paso, de forma clara y rotunda, que la Virgen del Camino quería venir a Pamplona y quedarse aquí para siempre. Bien hecho, si señora.