lekunberri - Hace 25 años, desde la ganbara del Ayuntamiento de Lekunberri, comenzó a emitir Aralar Irratia una radio íntegramente en euskera que llega a través de las ondas a los valles de Larraun y Araitz-Betelu, unas 3.000 personas. Casi desde el principio, desde septiembre de 1991, detrás del micrófono está Martín Juanena, con una voz poderosa sin la que esta radio no sería la misma. Este vecino de Astitz llegó a la radio por casualidad, tres meses después de que el periodista contratado dejara el puesto porque no conectaba con los oyentes. Así, pensaron en él, una persona con facilidad de palabra y muy conocida en la zona. Ganadero de profesión, llevaba una explotación de 40 vacas con su padre. “Me encontraba en una encrucijada, realizar una inversión fuerte o buscar trabajo fuera”, apunta Martín Juanena, que entonces tenía 32 años. “Tenía mucha afición a la radio y cuando me llegó la oferta, me veía con confianza”, observa. Lo cierto es que está encantado de aquella decisión.
Pronto se hizo con el micrófono, la mesa de control y los discos de vinilo. “Me ayudó mucho Avelina Zabaleta, una chavala de Alli que estuvo al principio”, recuerda. Después llegaron las nuevas tecnologías. “Al principio era reacio a las modernidades pero me he dado cuenta de que es un beneficio enorme”, señala. Asimismo, destaca la labor que realizó Edurne Agirrezabala, que trabajó durante cuatro años en Aralar Irratia. “Puso en marcha un organigrama con 24 corresponsales, uno por cada pueblo. De esa manera sabíamos todo lo que acontecía”, recuerda. De estos 24 corresponsales se mantienen en activo 22. Buena parte de éstos, la gran familia de Aralar Irratia se reunieron hace unas semanas en torno a una mesa para celebrar el 25 aniversario.
Esta radio está en las ondas de lunes a viernes de 10.30 a 14.30 horas. “Teniendo en cuenta esta franja horaria, la mayoría de los oyentes son personas mayores”, apunta Martín Juanena, al tiempo que destaca que “luego transmiten a toda la familia lo que hemos contado”. Asimismo, lamenta que “la cultura de la radio se está perdiendo entre la juventud”. Al respecto, apunta que todos los viernes de diciembre a febrero, alumnos del colegio público Ibarberri de Lekunberri acuden a la emisora.
El formato del programa ha variado poco en estos 25 años. Comienza con un repaso a la prensa del día, incidiendo si hay noticias locales y también en las de Navarra. Después conecta con Karrape Irratia para profundizar en tres o cuatro noticias destacadas. Con una pausa de media hora para almorzar, que se conecta con Euskadi Irratia. Asimismo, todos los días hay una entrevista, ecos de sociedad, con felicitaciones y dedicatorias, apartado de compras y ventas así como un concurso.
Es una radio viva, en la que los oyentes entran en antena para expresar su opinión y sobre todo para felicitar a familiares y amigos, a quienes dedican una canción. Es la sección de Zorion-agurrak, al final del programa. “Hay tres canciones que suenan todos los días, Zorionak de Kaxiano; Maite zaitut, de Pirritx, Porrotx eta Mari Motots y Xalbadorren heriotza. Tampoco suelen faltar una mejicana y una jota. “También piden música moderna para los nietos”, apunta. Los herri kirolak y la pelota, otras de las aficiones de este hombre de radio, ocupan lugar destacado. Además, Aralar Irratia es un altavoz de los ayuntamientos, concejos, asociaciones y otras entidades y colectivos que trabajan en la zona.
El programa cogió nuevos aires cuando se incorporó a la red Sarea junto Esan Erran, la radio de Basaburua, y Beleixe Irratia, de Sakana. “Teníamos muchos oyentes y funcionaba muy bien”, recuerda. Pero la supresión de las ayudas económicas a los medios de comunicación en euskera obligaron si no al cierre, a reducir las horas de emisión. Al respecto, agradece el esfuerzo del Ayuntamiento de Lekunberri en mantener la radio y la apuesta que hizo en su día el entonces concejo de Larraun para la puesta en marcha de Aralar Irratia como servicio público y para la normalización del euskera.
“Se discutió mucho que la radio fuera dos horas en euskera y dos horas en castellano. Ganó la tesis del euskera y creo que se acertó”, apunta. No obstante, no faltó la polémica. “Había gente que llamaba para que hablara en castellano. Pero hubo otra gente que se enganchó, personas que tenían casi olvidado el euskera y lo recuperaron”, recuerda. ”Se vio que además de fomentar el euskera y que cogiera otra vez su sitio, valía para transmitir información y entretener”, destaca Martín Juanena.