Episodios municipales

Quieren que se les llame joaldunak (los que tienen, llevan o hacen sonar esquilas) pero no zanpantzar, denominación que en Ituren y Zubieta no han utilizado nunca, jamás de los jamases. El fondo de la cuestión, no polémica que tampoco vaya a llegar más lejos, estriba en que en origen, cuando los joaldun empezaron a ser invitados a salir y mostrarse fuera de su ámbito natural, a orillas de la regata del Ezkurra, del que, que se sepa con anterioridad solo habían hecho esporádicamente no más lejos de Doneztebe, y también cuando se comenzó a decirles zanpantzar.

Entiendo, y no creo equivocarme, que fue a partir de su primera participación en el Baztandarren Biltzarra, la fiesta de los quince (hasta el año 1969, cuando Amaiur se incardinó en el valle eran catorce) pueblos de Baztan. Instintivamente y por lo que se conocía de su existencia y similitud con otros personajes parecidos y de tierras más alejadas, es cuando el pueblo en general (no los vecinos de Ituren y Zubieta) les empezaron a denominar zanpan-tzar al grupo y zanpantzarrak a los mozos que lo formaban, aquí como en los muchos lugares de Euskal Herria que han recorrido con posterioridad, sorprendidos y admirados por sus evoluciones y el rítmico sonido que hacen brotar de las esquilas que llevan sujetas por detrás a sus cinturas.

Y el caso es que no andaban desencaminados, porque ¿cuál es el origen de los joaldun de Ituren y Zubieta y lo que representan? ¿Surgieron aquí en Malerreka o responden a un rito ancestral procedente de más allá del Pirineo, del norte, el centro y el este de Europa desde que por alguna razón que desconocemos se conoció y asumió como propio?

Ambas hipótesis fueron estudiadas por aita Joxemiel de Barandiaran, Julio Caro Baroja y otros, y sin que llegaran a una conclusión definitiva. La cuestión se plantea a partir de la existencia de Saint Pansard (San Panzudo), personaje de mascaradas carnavalescas del País Vasco francés, y uno de los protagonistas de la obra Gargantúa y Pantagruel, de François Rabelais (1494-1553), que es con quien se relaciona a los joaldun de Ituren y Zubieta, sin que falten reconocidos vecinos de Ituren que sostengan esta teoría.

Existe una película titulada Cuerno de cabra (Kozijat rog), dirigida por Metodi Andonov en 1972, un drama que describe la ocupación y dominación turca de Bulgaria en el siglo XVII y muestra la vida rural de aquel país, con la sorprendente (para quienes la veíamos por primera vez) aparición de un grupo de joaldunak propio de la localidad donde transcurre la acción. Y de otros muchos personajes del carnaval rural, tanto peninsular como europeo, que comparten algo más que los cencerros, gorros cónicos y las pieles de oveja (LaVijanera de Silió, Cantabria, por ejemplo) y que dejaremos para una próxima y mejor ocasión.

Auténtico. Una excusa es la mejor excusa para cuando hay que excusarse y presentar excusas.

Jóvenes. Están los dos, con sus dieciocho años, en el coche que han aparcado en lugar tranquilo y más que en penumbra, escuchan música y hablan de cosas intrascendentes, interiormente felices al encontrarse por fin solos junto a su primer amor. Su conservación no tiene aspecto de ir más lejos, y como para romper el hielo, ella casi en un susurro propone: “¿Bueno, nos vamos o qué?”. Él también se siente turbado y temeroso de que todo sea una ocasión pérdida, y por fin se atreve a musitar: “¿Qué..., qué te parece si primero o qué y luego nos vamos?”. (Entrañable).

MELCHOR DE SantA CRUZ el sofista y los huevos

Un mancebo de Fuentidueña fue a estudiar a Salamanca; y oyó Lógica y Filosofía. Volviendo a su pueblo le dijo su padre: “¿Habéis deprendido Ciencia para pleitear o Medicina para curar?”. El hijo le dijo: Padre, he deprendido Lógica y Filosofía y soy un gran sofista”. Quiso el padre saber qué cosa era sofista. Respondióle: “Hacer del cielo cebolla”. Acaso estaban allí dos huevos a asar para cenar y dijo así: “Sabed, padre, que en mi mano está de estos dos huevos hacer tres”. El padre rogó que lo hiciése. El estudiante dijo: “No me podréis negar, padre, que adonde hay dos huevos contamos: uno, dos: dos y uno son tres; luego tres huevos hay aquí”. Tomólos el padre, diciendo: “Pues si eso es así, yo y tu madre tomaremos, cena tú el que hiciste que quien eso sabe razón es que cene”. (Floresta española de Apotegmas y sentencias...1574).