Los almadieros de ayer en Burgui emularon a sus antepasados con la misma aceptación de quien sabe que nada se puede hacer contra el tiempo.

El agua fue la protagonista de la 26ª edición del Día de la Almadía, que tuvo puesta su mirada en el cielo y el río: la que le faltaba al Esca, cuyo escaso caudal acortó el descenso, y la que hizo acto de presencia coincidiendo con la salida hacia el puerto de la primera almadía, que alcanzó la presa tan sólo cinco minutos más tarde de la hora prevista, a las 12.35. Y para entonces, el paisaje era ya un completo colorido de paraguas a los dos lados del río.

De puente a puente, desde el que cruza el Esca detrás del frontón hasta el medieval abarrotado, descendió bajo una lluvia persistente y un viento fuerte, que no empañó la satisfacción de almadieros y homenajeados repartidos entre ésta y la segunda balsa, que llegó quince minutos más tarde.

A pesar del escaso caudal, no se atrancaron. Era la preocupación que arrastraban desde la víspera, cuando las trasladaron en camiones desde Oleguía, cuatro kilómetros arriba hasta el pueblo, sin detenerse en el atadero de Basari, lugar de encuentro de ediciones anteriores bajo el sol, donde se recibe a las autoridades e invitados con el almuerzo de migas. “Ha sido más duro que bajar por el río. Hemos tenido que trabajar con fuerza y de peores maneras, pero aún así, merece la pena”, manifestaba Koldo Zilbeti, almadiero voluntario y secretario de la Asociación Cultural de Almadieros Navarros, organizadora de la jornada camino del almuerzo que se trasladó al frontón, donde se repartieron diez kilos de migas elaboradas con la tradicional receta de los pastores roncaleses, acompañadas de panceta y vino.

Con un cielo cada vez más encapotado, finalizadas las viandas los voluntarios recuperaron la orilla del río. Ya con los pies mojados, comenzaron a repartir posiciones, en los minutos previos al descenso, no exentos de emoción para quienes se inician, para quienes repiten y en general para todos los que han quedado vinculados emocionalmente a la tradición y patrimonio de Burgui.

Las escenas previas al descenso hablaban ayer por sí mismas: los más pequeños ataviados como los mayores se hacían con los remos en un juego entre los troncos y el agua. La madera mojada que tantos años lleva pisando el burguiarra, Arturo Erlanz, de 65 años, uno de los voluntarios mayores que ayer, junto a José Luis Esarte, de Esparza de Salazar, flanqueaban a los nuevos mozos que se estrenaban en el descenso: Pablo Fanlo (Otsagabia), Carlos Aranzadi y Mikel Zilbeti, (Pamplona/Iruña), y Mikel Lacasia, también de Burgui, con espaldero heredado de su padre, Alfonso, voluntario incondicional, de muchos años, que ya se fue.

Juan Antonio Recari, que el año pasado hizo su último descenso, y que continúa en la junta de la asociación, en la organización del cross y en todo lo que puede, porque “hay que seguir en un lado o en otro”, seguía atento el reparto de posiciones en las balsas hecho por Koldo Zilbeti, a quien pasó el testigo.

dos almadías

Tradición y Memoria

Esfuerzo

El relevo generacional se ha consolidado en el pueblo de los oficios y cada año se escriben nombres nuevos y se ven nuevos rostros entre los que van sumando años. Alain Salvador, Mikel Sanz, Mikel Lacasia, Mikel Ayerra, junto a Mikel y Koldo Zilbeti, descendieron en la primera y en ella bajaron a Laura Sola, una de las dos Almadías de Oro de esta edición. Tras ellos, ocuparon la segunda: Arturo Erlanz, Carlos Aranzadi, Jesús Aspurz, Pablo Fanlo, David Calvo y José Luis Esarte. Y con ellos llevaron al representante de la otra Almadía de Oro, Martín Montañés, presidente de la Federación Navarra de Montaña y Escalada, y a Pablo Pérez ganador del sorteo del cross.

Con la elección de este año, la organización ha querido mimetizar el esfuerzo de los almadieros con el de los deportistas. Dos esfuerzos ligados, que sin embargo los agradecidos homenajeados diferenciaban claramente: “Mucho más dura sería su tarea y su trabajo. Lo nuestro es ocio elegido libremente. Los almadieros no podían elegir”, expresaban.

Laura Sola, Martín Montañés y Pablo Pérez compartieron honor ayer y también nervios. Ya lo manifestaban en el acto oficial de apertura que reunió a autoridades e invitados en la sala del ayuntamiento, en el mismo edificio que alberga el museo de lo que fue y ha sido Burgui.

La presidenta de la asociación, Lidia Zabalza, puso de relieve lo significativo del día importante para la villa y para el valle al tiempo que agradecía la presencia de la representación del Gobierno, la consejera de Cultura, Deporte y Juventud, Ana Herrera y la directora de Turismo Maitena Ezkutari, alcaldesa de Burgui, Elena Calvo, de los pueblos vecinos y de la Merindad, Ángel Navallas, alcalde de Sangüesa. Ante todos dejó claro el valor del esfuerzo que la asociación ha querido poner de relieve. “Y que encaja muy bien en estas personas”, matizó.

La lucha en el medio natural por alcanzar un objetivo, tanto en las carreras de montaña de Laura Sola, y el hecho de que el emblemático Valle de Roncal sea la puerta de entrada a las cumbres más altas, meta de los alpinistas ha creado un vínculo reconocido por ambas partes, concretamente con Belagua y esa zona pirenaica, por lo que consideraron una gran satisfacción saberse merecedores de la Almadía de Oro con emoción compartida.

Los deportistas cambiaron ayer su indumentaria de cuerdas y botas, por el traje roncalés, con albarcas, espaldero; falda, pendientes y collares, para participar en la fiesta de Interés Turístico Nacional con la que Burgui se identifica y preserva su singularidad en la memoria para no olvidar de dónde vienen y mantener viva su herencia.

Voluntariado. Más de cien personas hacen posible la jornada, aunque su trabajo no sea tan visible y vistoso como el de los almadieros. Su tarea se alarga más allá del final del día, cuando dejan impecable la villa que vuelve a su imagen cotidiana

Junta. La asociación Cultural de Almadieros de Navarra suma cerca de 300 socios y la junta actual la componen: Lidia Zabalza, Cati Urzainqui, Juan Antonio Recari, Julián Oria, Jon García, Dani Tellería, Malú Boj, Eriz Lasa, Bea Zazpe y Koldo Zilbeti.x

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lidia zabalza “ es un día muy importante para burgui y para el valle”, recalcó la presidenta de la asociación.

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Ediciones cuenta el Día de la Almadía, Fiesta de Interés Turístico Nacional.