Veinte años de la Malatxo
La popular txaranga celebró su aniversario con un multitudinario concierto en Tafalla La muerte en accidente de tráfico de tres de sus músicos en 2003 ha marcado su trayectoria
tafalla - La txaranga Malatxo, una de las más queridas y admiradas del panorama musical navarro, festeja este año su vigésimo aniversario. Iniciaron su andadura en 1997, en las fiestas patronales de Pueyo, y el pasado 28 de abril lo celebraron con un gran concierto en el auditorio del Kulturgunea de Tafalla.
Motivados por su pasión por la música festiva y por los deseos de emular a grupos y txarangas como Los Incansables, Jarauta 69 o Strapalucio, un grupo de jóvenes instrumentistas entre los 14 y los 18 años pertenecientes a la Banda de Música La Tafallesa, decidieron juntarse en los ratos libres, hacerse con partituras de pasacalles, jotas, fandangos y pasodobles y crear una txaranga. “Elegimos el nombre Malatxo entre risas y bromas, recuperando el nombre que se le daba en Pueyo, el pueblo de mi madre, a un personaje misterioso y de leyenda, una especie de bruja a la que se conjuraba para ahuyentar los malos espíritus o las tormentas y atraer la luz, el sol y el buen tiempo”, recuerda David Iborra, uno de los fundadores.
Tras su exitoso estreno en Pueyo, a los jóvenes músicos les comenzaron a llegar peticiones. “Entonces no teníamos teléfonos móviles y las llamadas las recibía la madre de David y de Álvaro Iborra, María Luisa Jiménez”, apuntan. “Si nos contrataban, eran los padres los que nos llevaban en los coches a los pueblos”. Poco a poco, la txaranga, entonces con diez músicos, se fue dando a conocer. A base de muchos ensayos y de ilusionante trabajo de grupo, ampliaron su repertorio con mejicanas, dianas, valses, mambos e incluso rock and roll o canciones del verano, sin dejar de lado nuestro folklore autóctono o las piezas sanfermineras, que han sido el eje principal de sus actuaciones. En 2000, con apenas tres años de experiencia como grupo, fueron contratados por la peña Anaitasuna de Pamplona para tocar con ellos durante toda la semana de los Sanfermines, al igual que ya lo habían hecho el año anterior con la peña El Aguazón de Tafalla, y desde entonces se han convertido en los principales animadores de estas dos agrupaciones festivas.
Sin dejar su pertenencia a la Banda La Tafallesa, estos jóvenes fueron tejiendo una sólida formación musical en el entonces Conservatorio Elemental de Música de Tafalla y varios pasaron al Conservatorio Pablo Sarasate de Pamplona. En los veranos comenzaron a tener un apretado calendario festivo por Navarra, la CAV, otras comunidades limítrofes y algunas más lejanas como Segovia, Barcelona o el sur de Francia.
la tragedia de dicastillo Pero sin duda uno de los hechos que marcaron más profundamente al grupo fue el trágico accidente que sufrieron el 26 de agosto del año 2003 cuando iban a tocar al cohete de Dicastillo después de haber actuado en Sesma. El coche Ford Focus en el que iban cinco músicos de la txaranga fue arrollado por un camión en el conocido como Cruce de los Cuatro Caminos. En el fatal accidente fallecieron los jóvenes olitenses Carlos Goicoechea Medrano e Íñigo Espila Leoz y el tafallés Mikel Barcelona Escujuri, resultando gravemente heridos el también olitense Daniel Sánchez Velasco y el tafallés Xabier Ezquerro Pérez. “Aquél accidente marcó un antes y un después”, rememora el percusionista Xabier Olkoz. “Estuvimos a punto de disolver el grupo, pero el apoyo incondicional y las numerosas muestras de solidaridad de colectivos ciudadanos, ayuntamientos y txarangas nos animaron a continuar y a afrontar la terrible pérdida de nuestros compañeros y amigos”, añade.
En recuerdo y homenaje a los tres músicos fallecidos compusieron el pasacalles Goesba (las primeras sílabas de sus primeros apellidos), que a su vez dio título a su primer disco, una emocionante composición que se logró por la gentileza de los compositores Pedro Ruiz e Iñaki Ibor y gracias a las numerosas horas de ensayos y arreglos en el estudio de grabación del tafallés Luis Ros. “Goesba se convirtió en poco tiempo en todo un himno txaranguero”, apunta David Iborra, “porque muchísimas txarangas nos pidieron las partituras para tocarla, como ocurrió cuando todas las txarangas de las peñas de Pamplona salieron al ruedo de la Plaza de Toros para interpretar al unísono esta pieza. Cada vez que lo recordamos nos emocionamos”.
Otro de los acontecimientos que marcaron el devenir de Malatxo fue el primer premio del Concurso de Música en la Calle durante los sanfermines de 2011. Este premio les permitió grabar su segundo disco, conmemorativo a su vez de su 15º aniversario.
A lo largo de sus veinte años de existencia, por Malatxo han pasado cerca de 60 músicos, en distintos periodos y etapas. En estos momentos son 13 los músicos que forman la txaranga: los cuatro trompetistas, Manuel Moso, Andrés Velasco, Argider Ongay y Aitor Arizala; dos con el trombón de varas, Iván Irijalba y David Jurío; otros dos saxofonistas, Iñaki Sádaba y Mikel Iziriaga; tres percusionistas, Xabier Olkoz, Javier Jiménez e Íñigo Moso; Íñigo Jiménez con el bombardino y Mikel Roncal con el helicón.
concierto de aniversario Para conmemorar el vigésimo aniversario, los actuales y antiguos componentes se reunieron el 28 de abril para ofrecer un concierto en el Centro Cultural Tafalla Kulturgunea. Con las entradas agotadas desde días antes, interpretaron quince temas y hubo un emotivo recuerdo a los tres componentes fallecidos en 2003, cuyas fotografías se proyectaron en una pantalla con el lema Siempre con nosotros-Beti gurekin. Les acompañaron en el escenario cantantes como Íñigo Juango, de la peña Anaitasuna, el mariachi mirandés Chuchín Ibáñez y el cantautor Fermín Balentzia, acompañado por Agurtzane Berrio. También intervinieron la Comparsa de Gigantes del Ayuntamiento de Tafalla, la banda de gaiteros y las dantzaris de Tafallako Dantza Taldea. El colofón lo pusieron los e Malatxo y la Banda de la Escuela de Música de Tafalla interpretando Goesba. Fue el mejor final.