El sector primario, el que más directamente nos afecta por las actividades laborales, casi las únicas aunque cada vez menos, que se practican en el Valle de Baztan influye un 20,5% (la quinta parte) en la emisión directa de gases de efecto invernadero en el Valle de Baztan, según datos que facilita el Gobierno de Navarra. Es sabido que el ganado vacuno (y otras especies ganaderas) tienen particular afición a la libre y despreocupada expulsión de flatulencias varias que en gran parte son gas metano, que contribuye, dicen, al cambio climático.

De esto y de más cosas se hablará el miércoles en Elizondo (Casa de Cultura Arizkunenea, desde las 18.00 horas hasta las 20.00) en unas jornadas de presentación y debate de la hoja de ruta de cambio climático a las que han bautizado KliN. Se debatirá sobre el panorama, los retos y las respuestas al cambio climático en Navarra, con objeto de recabar opiniones, información y datos de la que se considera la mayor amenaza que se cierne sobre el mundo mundial.

De momento no se plantea taponar el conducto anal al ganado que, por ahora, puede estar tranquilo en ese sentido aunque se desconoce lo de si todo se andará, y con ocasión de estiajes exagerados como los que aparentan sucederse si se debería cambiar la alimentación ganadera por el pan y chocolate que se decía ante la falta de pastos.

¿Pero, de verdad cambia el clima en Baztan y en nuestro País del Bidasoa o se trata de una impresión generalizada? Ya no llueve como antes se escucha, lo que es muy cuestionable (como en este mismo verano) y lo basamos más que en otra cosa en la imagen visual de nuestro río y regatas y manantiales, que ahí si se observa un cambio pero más debido a la acción humana (el controvertido derribo de las presas) y no al clima ni a la meteorología.

El clima es resultado de analizar el tiempo meteorológico: temperatura, la humedad, la presión, los vientos y las precipitaciones que, a lo largo de los tiempos, se registran en un territorio. Y la meteorología es la herramienta que aporta datos obtenidos a lo largo de los días y definen el clima, además de predecir el tiempo. En Baztan se decía que el verano dura “de virgen a virgen” (la del Carmen, 16 de julio y la Asunción, el 15 de agosto) y a partir de ahí era llegado el tiempo de colgarse un jersey en los hombros o ponérselo ya para las fiestas de Elbete (14 de septiembre), aún la bonanza variable del otoño anterior a los fríos invernales.

El estiaje de los ríos que se han podido cruzar “a pie enjuto” según la biblia es otra cuestión, con imágenes penosas este verano, mínimos niveles y vestidos de estercoleros a su paso por los pueblos. Cuentan de un gobernador que visitó un pueblo y preguntó al alcalde por el clima local, y este le contestó: “Aquí de eso no tenemos pero si hace falta mandaremos a comprar a Zaragoza”. O sea, gramática parda a todo tren.