el profesor Nagamine Kiyonari, excatedrático de la Universidad de Nagoya (Japón) es, posiblemente, la única persona en el mundo en defender una tesis semejante: el elizondarra don José Lizarrabengoa y la etxalartarra Carmen fueron personajes auténticos, de carne y hueso, y no fruto de la imaginación. Con la paciencia proverbial y la minuciosidad que distingue a los ciudadanos de su país, creía y lo investigó por más de treinta años que los personajes centrales de la novela y ópera Carmen mundialmente famosas de Prosper Mérimée y de Georges Bizet, existieron.

Se vio tan impresionado que desde su jubilación dedicó su vida a buscar la raíz del argumento. La declaración de don José: ”Yo, señor, nací en Elizondo, en el Valle de Baztan, me llamo don José Lizarrabengoa. Usted conoce mi tierra lo bastante como para sacar por mi apellido que soy vasco de origen y de sangre, y cristiano viejo”, y la frase en euskera de Carmen, la gitana de Etxalar, cigarrera en la Fábrica de Tabacos de Sevilla, le dirigieron al País del Bidasoa.

Estudió, escribió y publicó un sesudo trabajo sobre el particular, quizás el único que ocupó escaparates de librerías y se encuentra en las estanterías de bibliotecas, a la espera de alguien que comparta su teoría y quiera continuar fortaleciéndola. Con su esposa Kazuko nos visitó en dos ocasiones, en Etxalar a la busca del huerto de Carmen y en Elizondo, el pueblo de don José donde hoy se escenificará la pastoral en euskera basada en la histórica (¿?) novela.

autor y novela Es sabido que Prosper Mérimée (1803-1870) vino a Euskal Herria enviado por el Gobierno francés como inspector general de monumentos históricos a elaborar un catálogo de la región. Aquí, en 1830, conoce a María Manuela Kirkpatrick, condesa de Montijo (madre de la luego emperatriz Eugenia, siempre atraída y relacionada con el País Vasco-francés y con la villa de Sara muy en particular) con la que entabló amistad y de la que se cuenta que fue la que le hizo sabedor de los fueros particulares y las leyendas y costumbres populares.

Una de ellas, haría referencia a la tormentosa historia de amor entre una mujer gitana y un sargento vasco, ambos de la comarca. Don José queda dicho como explica su origen y condición, y pronto será Carmen la que, al conocerle en situación complicada pero trascendente, desvela su procedencia al ver que quien acaba de detenerle habla su propia lengua nativa, el euskera: “Ni Etxalarren jaio nintzen eta baratze txiki bat nuen” (“yo he nacido en Etxalar y (allí) tengo una pequeña huerta”, le explica al hombre que por su amor renunciará a su nobleza y hombría de bien para acabar en desertor, forajido y loco, y los dos contribuirán desde la novela, y con posterioridad desde la ópera de Bizet, a pasear los nombres de Elizondo y de Etxalar por los más grandes y reconocidos escenarios del mundo.

la pastoral Paradójicamente, una novela y una ópera que han paseado universalmente a nuestro País del Bidasoa y cuyos lectores locales se contaban hasta ahora unos meses atrás con los dedos de las manos, va a regresar a su espacio natural gracias a la iniciativa de unas personas muy concretas pero que han hecho calar su proyecto en lo más hondo del sentimiento popular. El autor de Karmen Etxalarko Pastorala es Gerardo Mungia (Pintxe), de Pamplona, que la creó y consideró lógico desarrollar la obra en Etxalar, el pueblo de la protagonista Carmen.

Contactó con el alcalde etxalartarra Miguel Mari Irigoien y con una buena amiga, la directora y experta en pastorales Pantxika Urruty (Barkoxe, Xuberoa) y comenzó a gestarse esta preciosa iniciativa popular que ha movilizado a decenas de personas para protagonizar a los más variados personajes, soldados, gitanos, contrabandistas, cigarreras andaluzas trabajadoras en la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla y monjes, actores, cantores y músicos.

Y como personajes centrales a Miren Olaetxea, que borda su papel de Karmen, y Miel Joxe Ariztia, amaiurtarra que se convierte en el don José y hoy podrá repetir la frase (“Yo, señor, soy de Elizondo...”) que ha pasado a la historia. La representación tendrá lugar en el Frontón Municipal de Baztan (15.30 horas), y vale pero que mucho la pena.

los ‘otros’ don jose y carmen

Encuentro en París. La ópera Carmen en París propició una curiosa anécdota y amistad que se prolongó más allá de los escenarios. Un historiador y musicólogo bidasotarra acude a escuchar a la mezzo norteamericana Denyce Graves, pero, casualmente, le sustituye la francesa Beatriz Uría Monzón, gran intérprete y la viva encarnación de Carmen, que borda su interpretación. Nuestro hombre va a felicitarla y traba conversación con ella: “Yo soy de Elizondo”, explica. “Ya, ya, y yo de Etxalar”, responde la cantante. Nuestro amigo enseña su DNI y la diva, al ver que es cierto, dice: “Solo falta que se llame usted don José”. El musicólogo José F. D’Arlas voltea su carnet y demuestra que, en efecto, es así y la carcajada resuena en todo el teatro. La vida te da sorpresas, como decía aquel. - L.M.S.