Tiene 5 metros de diámetro y 3,5 de alto en su punto central -19 m2 útiles- y una imagen futurista o cuando menos rompedora que contrasta con el entorno del Rincón de Pellejería: edificaciones antiguas del Casco Viejo y ese trocito de rusticidad que representa el nuevo huerto urbano. A modo de refugio espacial el nuevo local pretende ser una zona de encuentro a cubierto que sirva, bien para realizar actividades vinculadas a los espacios de cultivo de La Piparrika o para propuestas del barrio, ya que, como el resto de la huerta, será de acceso libre. Se llama técnicamente domo: una cúpula geodésica en forma poliédrica compuesta por 160 triángulos de madera que ha sido realizada por alumnos de la rama de Carpintería de la escuela taller municipal. La instalación pretende ser “un elemento constructivo singular en la ciudad”, pone fin a doce meses de trabajo (el programa finalizó el pasado mes de marzo) y ha estado financiado con fondos municipales. Los 15 alumnos recibieron formación específica a cargo del experto en este tipo de construcciones, Mario Turégano, un curso que fue costeado por la FNMC. El grupo de obras del programa de Empleo Social ha colaborado en las tareas de excavación y ejecución de la solera de la estructura.

El director de la Escuela Taller Natxo Barberena explicó que inicialmente la estructura de la cubierta se realizó en el taller de Landaben para luego ensamblarse (todas las piezas van atornilladas) en su emplazamiento definitivo. “En el taller se montaron los gajos de la esfera, es decir, varias piezas agrupadas que luego se trasladaron a su ubicación definitiva. Cada uno de los triángulos -hay seis modelos diferentes- tiene una inclinación diferente“, explicó Barberena. La cubierta será un elemento diferenciador ya que está realizada en PVC de 1,8 mm que al oxidarse a la intemperie adquiere un color cobrizo (realizado por la empresa Revimpe). La iluminación del interior es natural y se consigue a base de 10 cristales triangulares climalit de seguridad en la coronación de la cúpula, lo que genera una iluminación cenital (cristalería FOR). Hay una ventana además frente a la puerta para su ventilación. Una vez se entra a través de un túnel de acceso, el alumnado ha instalado un zócalo de madera de un metro de altura. La cúpula se cierra con una puerta que se podrá franquear en el horario de funcionamiento del huerto urbano. Por el momento no estará en uso ya que se debe acabar el suelo. Los miembros de la asociación La Piparrika pidieron que el Ayuntamiento dejara esa parte inconclusa para poder colaborar con el resultado final. Destaca además su buena ventilación, ya que al ser una superficie esférica el aire fluye continuamente de abajo hacia arriba y al centro, reduciendo así la proliferación de humedades, hongos o bacterias. Asimismo, mantienen una buena acústica.

El espacio fue visitado ayer por la concejala de Acción Social Edurne Eguino y otros concejales del Ayuntamiento, además de monitores (Alejando García Ropero, Juan Luis Arnaiz y Joseba Burusco) y alumnos (se encontraban Ariel Chalar, Iber Omar Zamora y Guy Georges Tekan), además de representantes de la entidad que gestiona el huerto. Lo último sembrado fueron tomates y más de 130 lechugas con destino a la comida popular del Día del Barrio que se celebrará a finales de mayo. El jardín vertical del lateral de la entrada tiene ya instalado un sistema de riego por goteo para aumentar la eficiencia en el uso del agua. En los últimos meses han visitado el huerto la asociación Nuevo Futuro, alumnado del colegio Azpilagaña y miembros de ANFAS.