El Espacio Irati está ganando notoriedad en los últimos años. Más allá de la moda turística de acudir a esta selva para captar su inmensidad en una instantánea, las entidades locales están haciendo un esfuerzo por afrontar esa masificación y promocionar un turismo de una manera sostenible y respetuosa con los recursos naturales.

Cuatro son sus entradas de acceso: Aezkoa, Salazar, Soule y Cize. Sólo en los valles navarros, durante 2017 pasaron más de 100.000 visitantes, una cifra que se duplica cuando nos referimos al otro lado de la muga. De ahí la necesidad que han detectado estos cuatro valles de trabajar conjuntamente a través del proyecto transfronterizo SASC Irati, el cual busca fortalecer el espacio común Irati, mejorando una oferta turística de calidad y potenciando su uso forestal y micológico.

Aún más, durante los últimos meses, especialmente Aezkoa y Salazar han mostrado su predisposición para conceder a Irati la distinción de Reserva de la Biosfera. El Gobierno de Navarra también ha manifestado su apoyo y parece que la obtención de este sello de calidad que otorga la UNESCO será inminente. Con ello, en un plazo de unos pocos años, lograrían un reconocimiento a nivel internacional de la Selva de Irati, lo que supondría una importante fuente de ingresos a nivel turístico.

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. De los miles de visitantes que acuden a este remanso de paz, un alto porcentaje de los ingresos que generan no se queda en el Pirineo. Al menos así lo atestigua la Junta de Aezkoa, para la que el servicio de Irati es deficitario. Sólo en la pasada Semana Santa tuvieron un gasto de 4.200 euros en personal, 1.300 euros menos de los ingresos que se obtuvieron. “Estamos haciendo un esfuerzo importante para reorganizar el servicio de guarderío, pero la Administración tiene que tener en cuenta que esto genera unas pérdidas importantes. Tenemos buena sintonía con el Departamento y se agradecen las ayudas recibidas este año, pero para nuestras pretensiones de reorganización no son del todo viables”, afirman Karlos Bueno, presidente de la Junta, y Mikel Marrodán, uno de los junteros.

El propósito de la Junta de Aezkoa es conseguir que el territorio Irati comience en Aribe, 10 kilómetros antes de la actual caseta de información de Arrazola (en Orbaizeta), pero no tienen los medios para conseguirlo. Actualmente, existe en este pueblo una oficina de turismo ubicada en un hórreo típico del valle, aunque por falta de presupuesto, sólo abre en días señalados. “Queremos que Aribe sea el primer punto de entrada y de control de flujo de personas. De esta manera, cuando haya mucha afluencia, podemos enviar a los turistas a que visiten otros pueblos del valle, sin crear atascos y haciéndolo de una manera ordenada”, confiesan.

Para esta entidad que gestiona y explota este enclave, es fundamental impulsar un turismo respetuoso y sostenible, un turismo que quiera entender el modo de vida en el entorno. “La Junta está encantada de recibir al turismo que recibe y queremos ofrecer un excelente servicio al visitante, pero necesitamos ayuda de la Administración”, reiteran, sin menospreciar los trabajos de mejora que se están haciendo desde el Departamento de Patrimonio Histórico para acondicionar una parte de la Fábrica de Armas de Orbaizeta.

VERDE FOSFORITO

Salida de la hoja

Irati en primavera

Ajenos a las discrepancias del servicio, esta primavera están siendo muchos los turistas que se acercan a disfrutar de la salida de la hoja. Josetxo Ubau, uno de los cinco guardas que atienden en el punto de información de Arrazola, asegura que la gente viene encantada. “No les cuesta pagar los 5 € de tasa de mantenimiento porque lo ven todo muy cuidado y muy limpio. La primavera en el Irati es espectacular, se pueden ver diferentes tonalidades de verdes y, al no haber mucha gente, tienes toda la Selva para ti”, admite.

Sin embargo, parece que la fama se la lleva el embalse. La mayoría de las personas les preguntan por el pantano, cuando en realidad lo que les embruja es descubrir la grandeza de esta masa forestal. “Hay mucho desconocimiento. Cuando vienen, no saben si tienen senderos o si pueden hacer rutas con el coche. Nosotros les recomendamos itinerarios por aquí cerca, y se quedan maravillados con tanto bosque y con ese verde fosforito de primavera”, añade.

Más allá de la satisfacción de los turistas, Josetxo lamenta que no se pueda proporcionar un mejor servicio durante la primavera. De hecho, en mayo sólo han abierto los puentes del Día del Trabajador o de San Isidro, pero el resto de fines de semana, no está prevista su apertura. En junio, tampoco atenderán de lunes a viernes. “Creo que el Gobierno de Navarra debería apostar más por Irati. Da muy mala imagen que los visitantes lo encuentren cerrado”, lamenta.

Cerrado o no, lo cierto es que miles de turistas seguirán visitando el segundo hayedo más grande de Europa. De ahí la voluntad de todos los agentes implicados en suministrar los medios necesarios para acoger de la mejor manera a quienes deciden buscar un poco de paz y tranquilidad. Porque la magia de este bosque encantado atrapa en todas sus estaciones.